El patriarcado y la complicidad de las mujeres.

ABarahona10 diciembre, 2019

En los últimos años se ha visibilizado la lucha de las mujeres por sus derechos. En un mundo cada vez más violento, en donde se ha vuelto imprescindible defender lo obvio  como es la vida, como derecho natural. Y la mujer por su condición de mujer, es más vulnerable.

El patriarcado no es más que la opresión del hombre hacia la mujer. Opresión que se ejerce desde todas las actividades en las que se desenvuelve la mujer. Ya sea en el hogar, en la calle, en el área laboral.

Desde que va caminando en la calle ya va con el temor a recibir  insultos disfrazados de piropos que no pidió; a que la asalten, violen sexualmente y asesinen. ¿A los hombres los asaltan? Sí, pero no los violan.

¿ Las mujeres hoy gozan de ciertos privilegios que antes no tenían?

No privilegios. Hoy gozan de algunos derechos con respecto al hombre, pero  hacen falta muchos más, con respecto a sus capacidades. Les hacen falta mucho más con respecto a su condición de seres humanos .

La semana pasada en nuestro país se replicó la campaña “el violador eres tú”. Evidenciando lo que han venido padeciendo, a solas, desde muchos años las mujeres. Lo menos que podemos hacer desde nuestra condición de hombres, es solidarizarnos y defender a nuestras madres, hermanas, hijas, amigas, vecinas y a la mujer que no conocemos. Recordando que somos hijos de mujer, que somos seres humanos, no bestias ¿Defenderlas de quién? Del hombre en la mayorías de los casos.

No podemos hablar de una nueva humanidad, de aspirar a que respeten nuestra dignidad humana sino respetamos a la mujer como un ser humano, que siente y piensa.

Qué la mujer muchas veces es cómplice de la violación en cualquiera de sus formas contra otra mujer. Es cierto. ¿Pero como se defienden derechos, cuándo se desconocen?

La mujer en su condición de madre_ esposa ha reproducido patrones de conducta que no son sanos para la mujer, ni al hombre mismo. El que ofende y violenta lo hace hacia si mismo.

“El violador eres tú” y otras campañas feministas encaminadas a exigir el respeto integral a sus derechos deben ser bien recibidas: aplaudidas, difundidas e incentivadas.

No podemos hablar de un nuevo hombre sin que haya una nueva mujer en el pleno disfrute de sus derechos. A caminar libremente por la calle, por ejemplo.

“Qué tiempos son estos en los que tenemos que defender lo obvio?” decía Bertolt Brech.

No podemos hablar de la emancipación del ser humano sin que vayan de las manos hombres y mujeres.

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