GRIPE Y POLÍTICA EN ESTADOS UNIDOS

ALG2 septiembre, 2019

EL PELIGRO DE INSISTIR EN NO VACUNAR A LOS MIGRANTES  EN LA FRONTERA SUR DE EEUU

En la medida se acercan las elecciones, gobierno de Estados Unidos se empeña en implementar políticas cada vez más duras hacia la migración irregular, buscando agradar a su base electoral que ve con buenos ojos las acciones descabelladas del presidente Donald Trump. Entras las últimas medidas, y quizás unas de las más peligrosas por las implicaciones que traería a la salud pública a nivel internacional (incluso de su población, que también es parte del mundo) está el de negar las vacunas contra la gripe a los detenidos en la frontera sur con México.

La gripe es una parte tan habitual de nuestras vidas tanto adentro como afuera de los Estados Unidos. Los virus, como el mundo natural, no conocen fronteras y viaja libremente según se le facilitan las condiciones. Y es gracias a las vacunas, con una historia de poco más de 200 años, que el control de los virus nos han permitido creer que sos inofensivos.

Solo en lo relacionado a la gripe, vacuna que el gobierno de Estados Unidos anunció negará a los migrantes que lleguen a la frontera, el número de personas que mueren ya sea de la gripe en sí o de sus complicaciones varía de un año a otro, dependiendo de la gravedad de la cepa particular que circula. El virus de la  gripe, incluso en años relativamente «buenos», mata a nivel mundial entre 291,000 y 646,000 personas, entre 3,000 y 49,000 de ellas en los Estados Unidos.

Durante la temporada de gripe 2017, cuando las vacunas fueron particularmente ineficaces, alrededor de 80,000 personas en los EE.UU. murieron después de ser infectadas.

La gripe ya ha sido una pandemia, recordemos lo que la historia conoce como “gripe española”, llamada así porque fue el primer país que dio la alarma de la pandemia (España se mantuvo neutral en la primera guerra mundial y sus medios no estuvieron sometidos a la férrea censura de los países beligerantes y por eso pudieron dar la noticia que en otros países no se daba). La gripe ese año mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo, entre 1918 y 1919. Se cree que ha sido una de las más letales pandemias en la historia de la humanidad.

Todo esto es para decir que la gripe no es un virus para estornudar: es un asesino, y la decisión de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. de no proporcionar vacunas a las familias migrantes detenidas en la frontera es peligrosa.

La justificación de la dirección de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. surgió en respuesta a las preguntas de los médicos sobre las condiciones de salud en las instalaciones en donde están recluidos los solicitantes de asilo. Las leyes actuales indican que la detención fronteriza debe ser a corto plazo, y que una vez que los niños son transferidos al cuidado del Departamento de Salud y Servicios Humanos, pueden recibir las vacunas y otros tratamientos necesarios.

La realidad es que algunos niños han estado detenidos en las instalaciones fronterizas por mucho más tiempo que los 20 días permitidos por la ley. Actualmente el gobierno incluso anunció detenciones indefinidas. Las condiciones estrechas e insalubres en los campos de detención (campos de concentración, los califican algunos demócratas) son lugares ideales para la reproducción de enfermedades infecciosas, incluida, entre otros virus, el de la gripe.

Toma aproximadamente dos semanas después de recibir la vacuna contra la gripe para desarrollar los anticuerpos que protegen contra la infección. Cuanto antes se administren las vacunas a los inmigrantes, mejor será la protección para ellos y cualquier persona con la que entren en contacto. Las hospitalizaciones son mucho más caras que las vacunas.

En el último año, tres niños detenidos por inmigración murieron de gripe.  Incluso aquellos que podrían estar a favor de negar el tratamiento de atención médica a los detenidos con el argumento de que no son residentes legales y su salud no es preocupación del gobierno de los Estados Unidos, deberían ver que este no es un enfoque inteligente para la salud pública.

Volvemos a lo político.

No es nuevo el uso de enfermedades y vectores para fines políticos, la viruela fue un azote para las colonias americanas durante la guerra de independencia. Primero diezmó a la población nativa, y luego desempeñó un papel importante en la Guerra de Independencia. Los soldados británicos tenían mejor inmunidad contra la enfermedad que las tropas coloniales, y tal vez incluso la usaran como arma. En 1776, la mitad de los 10,000 soldados del Ejército Continental cerca de Quebec se enfermaron de viruela; acerca de ese brote, John Adams escribió: «La viruela es diez veces más terrible que los británicos, canadienses e indios juntos. Esta fue la causa de nuestra retirada precipitada de Quebec».

Al año siguiente, George Washington, como comandante en jefe del Ejército Continental, ordenó una inoculación obligatoria contra la viruela para todo soldado que no hubiera adquirido antes la inmunidad contra la enfermedad por una infección. En esta época, al procedimiento se le conocía como virulación, y se exponía intencionalmente a una persona a una leve forma del virus de la viruela (Jenner no crearía la vacuna contra la viruela hasta 1796). Para el Ejército Británico en las colonias norteamericanas, la inoculación fue voluntaria.

En su campaña política Donald Trump repitió muchas veces que los migrantes indocumentados que llegan a la frontera sur de Estados Unidos vienen cargados de enfermedades. Quizás lo que busque sea la imagen perfecta, cientos de personas con narices mocosas para reforzar su imagen post apocalíptica de los migrantes. Ignora, que a diferencia de los centroamericanos que buscan refugio en Estados Unidos, los virus viajan con sus propias reglas y desconocen las prohibiciones que pueda hacer Donald Trump.

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