ROBERTO MICHELETTI BAÍN, EL PRESIDENTE QUE PERDIÓ LAS ELECCIONES

ALG28 junio, 2019

@oscarlestrada

Lo más probable es que Roberto Micheletti Baín nació el 13 de agosto de 1943 en el municipio de El Progreso, departamento de Yoro. Algunas fuentes afirman que nación en 1948, pero eso lo haría un niño de solo 15 años cuando el golpe de Estado de 1963. Dado que parte de su imagen de campaña fue construida con el relato de su participación en la Guardia Civil de Villeda Morales cuando el golpe de Estado, nos inclinamos por creer que la primera fecha constituye su natalicio. Eso no lo ha confirmado nunca él, hermético como es para hablar de su vida privada.

En un anuncio electoral de su campaña para presidente, se recuerda que «fue el penúltimo de nueve hermanos», hijo de los migrantes italianos «Umberto Micheletti y Donatella Bain». El anuncio recuerda además que Roberto Micheletti «después de sus estudios secundarios» se alistó en el ejército siendo asignado a la guardia de honor del presidente Ramon Villeda Morales. «El 3 de octubre de 1963, como resultado del golpe militar, fue arrestado», y se vio forzado a emigrar a los Estados Unidos «donde completó sus estudios superiores y comienza su actividad empresarial».

Regresó a Honduras a principios de los años 80 y culminó su ingreso formal al Partido Liberal. Fue diputado en la Asamblea Nacional Constituyente de 1981 y trabajó en la elaboración de la Constitución que se aprobaría en 1982. La actividad política de Micheletti tuvo sus comienzos en los años 80, cuando ocupaba el cargo de presidente del Consejo Local en Yoro y posteriormente el de Secretario del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal. Por entonces ya tenía una importante actividad empresarial: era Presidente de la  Empresa de Transporte TUTSA de El Progreso. La empresa, creada en 1976, creció de manera espectacular bajo la gerencia de Micheletti convirtiéndose la más rentable de Honduras.

En 1993 se casó con Xiomara Girón, con quien tiene tres hijos.

En las elecciones de 2001 que llevaron al gobierno a Ricardo Maduro, Micheletti apoyó la campaña de Rafael Pineda Ponce. En 2002 dejó el cargo de Gerente General de Hondutel que ejerció durante el gobierno de Carlos Flores. La privatización de Hondutel era una de las condiciones que recomendaba el FMI al gobierno de Carlos Roberto Reina para hacer frente a la deuda externa de Honduras.

Amigo personal de Manuel Zelaya, dirigió la campaña presidencial que lo llevó al Poder en 2005. Fue Micheletti quien, el 27 de enero de 2006, tomó juramento  a Zelaya y le impuso la banda presidencial.

El 25 de enero de 2006 Roberto Micheletti fue electo Presidente del Congreso Nacional de Honduras. Llevaba ya 25 años en el Congreso Nacional. Su temperamento y pensamiento conservador lo llevó rápidamente a tener conflictos con el presidente Zelaya, los cuales se fueron incrementando en la medida el gobierno del poder ciudadano iba girando a la izquierda chavista.

En 2008 intentó ganar la candidatura oficialista Partido Liberal para las próximas presidenciales de noviembre de 2009, usando sus influencias en la Corte Suprema de Justicia para que se le habilitara, dado que en la reforma constitucional de 2004 se prohibía al presidente del Legislativo optar al cargo de presidente de la República; intentó también bloquear la candidatura del entonces vice presidente Elvin Santos.

Apoyado por Manuel Zelaya Rosales, Micheletti se enfrentó a Elvin Ernesto Santos, quien salió ganador en las elecciones internas de 2008. Por primera y única vez en el país, el vicepresidente de la República, el ingeniero Elvin Santos Ordóñez, que no tenía muy bien definidas sus funciones y poco a poco fue siendo marginado dentro del ejecutivo al punto de trasladar su despacho a su residencia en la colonia El Prado de Tegucigalpa enfrentó como candidato al presidente del Congreso Nacional, Roberto Micheletti Baín.

La costumbre histórica de los presidentes del Congreso Nacional de usar su poder e influencia política para impulsar su candidatura a la presidencia de la República motivó a la sociedad civil a ponerle trabas legales, como las había puesto al presidente de la República en la constitución de 1982 que prohibió la reelección. Pero la prohibición duró poco, casi nada. El Presidente del Congreso Nacional que aprobó las reforma en el gobierno de Ricardo Maduro, Porfirio Lobo Sosa, fue el primero en saltarse la traba, argumentó que la prohibición no podía ser retroactiva y debía aplicarse al próximo presidente del Congreso, no a él. Y en 2008, Roberto Micheletti, presentó un recurso de inconstitucionalidad a la reforma constitucional que prohibía su candidatura. La corte le dio la razón, como eventualmente se la daría a Elvin Santos para que desde la vicepresidencia saltara a la candidatura presidencial. De esa manera, las dos reformas mas importantes de 2001 morían, a manos de quienes las habían impulsado.

Roberto Micheletti intentó bloquear la candidatura de Elvin Santos desde la Corte Suprema de Justicia, afirmando que la constitución prohibía la candidatura de quien, aunque sea por un día, hubiera ejercido el cargo de presidente de la República y él, como Vice presidente, debía ejercer la magistratura en ausencia de Manuel Zelaya. Roberto Micheletti sabía que sus aspiraciones corrían peligro frente a la popularidad que iba ganando Santos. Calificó incluso de irresponsable a Elvin Santos por negarse a ejercer el cargo al que había sido electo.

El abogado Enrique Ortéz Colindres denunció incluso que el presidente José Manuel Zelaya, aliado entonces con Roberto Micheletti, estaba pensando en fingir una enfermedad que le permitiera ausentarse por 15 días, para que Elvin Santos asumiera el cargo y así inhabilitarlo para aspirar a la presidencia de la República.

El 18 de noviembre de 2008, el vicepresidente Elvin Santos presentó su renuncia a la vicepresidencia de la República ante el secretario del Congreso Nacional, José Alfredo Saavedra. En la renuncia se señaló que la decisión había sido tomada con el propósito de seguir en su lucha por la inscripción de su precandidatura a la presidencia de la República por parte del Partido Liberal.

El vicepresidente Santos intentó leer su renuncia en la sesión del Congreso que se estaba desarrollando en ese momento, sin embargo, le fue negado el acceso a la sesión. Ante la negativa, Elvin Santos, en conjunto con un grupo de sus seguidores, irrumpió al interior del hemiciclo sin lograr su objetivo porque el presidente Roberto Micheletti suspendió la sesión para impedirle el uso del estrado.

Este detalle es importante resaltarlo porque, el haber renunciado Elvin Santos a la vicepresidencia permitió que seis meses después Roberto Micheletti asumiera la presidencia de la República en elección de segundo grado.

Es conocido que los hondureños tenemos una tendencia a gustar políticamente de los mártires. Tanto José Simón Azcona como Ricardo Maduro llegaron a la presidencia después de enfrentarse a los intentos del oficialismo de bloquear sus candidaturas. Igual pasó con Elvin Santos, que luego de los intentos tanto del ejecutivo como del legislativo de bloquear su candidatura resultó ganador en las elecciones primarias del 30 de noviembre de 2008, convirtiéndose en candidato a la presidencia de la república por el Partido Liberal para enfrentar a Porfirio Lobo Sosa en representación del Partido Nacional.

El 26 de diciembre, el Tribunal Supremo Electoral emitió declaratoria de elecciones del proceso electoral primario del 2008, a través de la cual, declaró electos candidatos a cargos de elección popular: por el Partido Nacional, a nivel de candidato a presidente y designados a la presidencia de la república, a los ciudadanos Porfirio Lobo Sosa, María Antonieta Guillén de Bográn, Samuel Armando Reyes Rendón y Víctor Hugo Barnica Alvarado, respectivamente. Por el Partido Liberal, nivel de candidato a presidente y designados a la presidencia de la república a los ciudadanos, por su orden, Elvin Ernesto Santos Ordoñez, María Cristina González Romero, María Margarita Zelaya Rivas y José Manuel Arriaga Yacamán.

Dos perdedores hubo en esas elecciones primarias de 2008: el presidente del Congreso Nacional y candidato Roberto Micheletti Baín, que había apoyado el proyecto de Petrocaribe y Alba a cambio del respaldo de presidencial en su candidatura y se sintió traicionado al no ganar la nominación oficial de su partido y el presidente Manuel Zelaya Rosales, quien comprendió que luego de las muchas trabas que puso a la candidatura de Elvin Santos había perdido la posibilidad de negociar cuotas de poder con quien seguramente sería su sustituto en la presidencia de la República.

Anteriormente, en agosto de 2008 Micheletti había proclamado su postura totalmente contraria a la adhesión a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), su desacuerdo con la política de Hugo Chávez y la injerencia de éste en Honduras. Los empresarios y una gran parte de los políticos hondureños apoyaban a Micheletti.

Fue la necesidad de una alianza con Manuel Zelaya Rosales que lo motivó a aprobar los proyectos del poder ciudadano, El Alba y Petrocaribe; como fue la necesidad de Manuel Zelaya de aprobar dichos proyectos que lo obligó a apoyar la candidatura de Roberto Micheletti. Al verse derrotados por Elvin Santos en noviembre de 2008, la alianza entre Micheletti y Zelaya se rompió y comenzó el camino para el golpe de Estado.

Tras participar en la destitución y expulsión del presidente electo Manuel Zelaya, y ante la ausencia de un vicepresidente que pudiera asumir el cargo, la constitución indica que corresponde al presidente del Congreso Nacional «suceder en el cargo». Así, Roberto Micheletti fue nombrado Presidente de la República por el Congreso que él presidía. Su nombramiento estuvo respaldado además por la Corte Suprema de Justicia, las Fuerzas Armadas, La Fiscalía General de la República, las Iglesias, los medios de comunicación, la empresa privada y grupos de poder hondureños. No así por la comunidad internacional o la embajada americana.

La comunidad internacional nunca reconoció la presidencia de Micheletti por haberla logrado por medio de un golpe de estado. Ningún gobierno lo reconoció como Presidente de Honduras. La Asamblea General de las Naciones Unidas lo condenó en una resolución y declaró que no reconocería a ningún gobierno surgido tras la ruptura del orden constitucional. Por su parte, la Organización de Estados Americanos condenó mediante su resolución número 953 la Sucesión Política ocurrida el día 28 de junio de 2009 y suspendió a Honduras como miembro de la organización mientras no se restaurase el gobierno democrático de Zelaya.

Desesperados, el gobierno de Micheletti declaró tener acercamientos diplomáticos recíprocos con unos pocos países como IsraelPanamá y Taiwán, aunque se vio obligado a reconocer luego que no poseía pronunciación oficial que permitiese certificar tales acercamientos.

En su primera alocución al asumir la presidencia, Micheletti negó haber alcanzado dicho cargo bajo la ignominia de un golpe de Estado, calificando de proceso de transición absolutamente legal, afirmando que el ejército había cumplido con la función que le ordenó la Corte Suprema de Justicia a través de los juzgados, la fiscalía y el mayor sentimiento del pueblo hondureño, esto ayudó a devolver la democracia y la estabilidad al país. Anunció que mantendría la convocatoria a elecciones para el 29 de noviembre de 2009 tal como lo establece la ley. Micheletti aseguró que abandonaría el cargo tras las elecciones, el 27 de enero de 2010. Sin embargo, conforme el tiempo pasaba, se fue volviendo una carga para todos en el país, incluyendo la embajada americana.

En un memo clasificado de la Embajada de Estados Unidos que retrata la difícil relación que mantenía con Roberto Micheletti al momento que este fungía como Presidente Interino, se lee:

«Seguidores del líder del régimen de facto Roberto Micheletti han estado organizando ceremonias en días recientes en honor a Micheletti. La más grade fue una concentración del 18 de enero organizado por la organización civil a favor del régimen Unión Cívica Democrática (UCD). Durante el discurso que él ofreció en la concentración, Micheletti dijo inequívocamente que no abandonará el poder antes de la toma de posesión del presidente electo Porfirio “Pepe” Lobo el 27 de enero y criticó a la comunidad internacional por abandonar a Honduras durante siete meses. En una entrevista publicada en la edición del 19 de enero de diario El Heraldo, Micheletti dijo que hacerse a un lado antes del 27 de enero sería equivalente a aceptar que las acciones del 28 de junio fueron un error».

«Durante su discurso en la concentración de la UCD —continúa el Memo clasificado de la Embajada de Estados Unidos—, Micheletti agradeció al ex presidente Rafael Leonardo Callejas y a Ricardo Maduro por su apoyo. De acuerdo a reportes de prensa, el presidente electo Lobo declaró el 15 de enero que él formará un consejo de todos los ex presidentes hondureños, incluyendo a Zelaya y Micheletti, para que le proporcionen consejos».

Y concluye el Memo diciendo: «Micheletti, rodeado por aduladores, parece convencido que él es un héroe nacional. Sin embargo, la baja afluencia en la concentración de la UCD refleja el hecho de que su base, aunque muy ferviente, es pequeña. Esta serie de tributos no contribuyen a reparar el cisma político formado por los eventos del año pasado (2009). Es interesante que Lobo incluya a Zelaya y Micheletti en la lista de ex presidentes. Si Lobo quiere demostrar el deseo de reconciliación, es difícil de prever tal reunión en un órgano con ambos, Zelaya y Micheletti, como miembros».

El 21 de enero de 2010, Roberto Micheletti Baín delegó la administración del gobierno al Consejo de Ministros sin presentar la renuncia formal, pues afirmó que terminaría el período como presidente de facto. Ese fue el final de su carrera política.

Roberto Micheletti Bain, Presidente de facto de la República de Honduras, miembro destacado del Partido Liberal, fue uno de los políticos más importantes del siglo XX, diputado vitalicio del Congreso Nacional, del que fue Presidente hasta el 28 de junio de 2009. Llegó a tomar el mando de su país tras el Golpe de estado del 28 de junio «en el estricto respeto y cumplimiento de la Constitución» y «con profunda convicción democrática». Siempre quiso ser presidente de Honduras, era la corona de una carrera política de éxito y lo logró, a costa de la democracia e institucionalidad hondureña, a pesar de nunca haber ganado las elecciones.

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