JOH EN JAQUE: SE LE CAE EL CIELO Y SE LE HUNDE EL PISO

EGO8 abril, 2019

Por Tomás Andino Mencía

¿Qué pasa en el escenario internacional?

En Estados Unidos, prácticamente se ha iniciado la campaña preelectoral de cara a las elecciones presidenciales de 2020.

Es sabido que Trump ha puesto énfasis en la exigencia al Congreso norteamericano de presupuesto para su muro en la frontera con México. Por su parte, los demócratas y el sector republicano anti trumpista, apostaron al tema de la supuesta colusión de Donald Trump con Vladimir Putin, según la cual este último influyo su pasada campaña electoral para hacer posible su triunfo.
Los demócratas basaron toda su estrategia en esa acusación durante casi dos años, para intentar abrirle un antejuicio y sacarlo de la Presidencia, antes de las próximas elecciones, pero las cosas no les han salido bien, ni en ese tema ni en otros. Según concluyo el 26 de marzo recién pasado la investigación del Fiscal Robert Mueller, esa campaña resulto ser una falsa acusación, con lo cual quedo cerrado el caso y sus adversarios del Partido Demócrata salieron humillados.

Adicionalmente, el trumpismo ha dado muestras de habilidad para pasar de una posición defensiva a una ofensiva. Por ejemplo, en lugar de salir debilitado a lo interno por su incapacidad de sacar al presidente venezolano, Nicolas Maduro, le está sacando provecho a la presencia rusa en Venezuela para demostrar que estaba en lo “correcto” cuando solicito autorización al Congreso para invadir ese país, algo que fue negado por la mayoría demócrata. Hoy, Trump les riposta que “por su culpa” los rusos ahora tienen una base en el país suramericano. De manera similar, Trump ha sorprendido a sus adversarios con maniobras sorpresivas y osadas, como la salida de sus tropas de Siria, las negociaciones con Corea del Norte y con China, entre otras, que han dejado a los demócratas sin poder reaccionar.

Siendo las cosas así, las posiciones conservadoras de Trump parecen enfilarse a un segundo triunfo electoral para 2020, a menos que los demócratas encuentren un nuevo motivo de cuestionamiento, mas seguro que el anterior, que vuelva a poner a su contrincante a la defensiva.

TH y JOH en el centro el huracán electoral gringo

De acuerdo a las ultimas informaciones, los demócratas parecen haber encontrado su nuevo motivo de campaña en el caso Tony Hernández, hermano del gobernante Juan Orlando Hernández (JOH). Con este caso, han pasado a una ofensiva contra la administración de Trump en el tema de la lucha contra el narcotráfico, colocando a Honduras en el centro del debate. A diferencia de la acusación sobre la injerencia rusa, este caso es una mina de oro para los demócratas, porque tiene mayor sustentabilidad en las pruebas derramadas por todos los extraditados que han ido a “cantar” a los tribunales de New York. De hecho, “Tony” reconoció su culpabilidad, como lo han hecho la mayoría de extraditados que colaboran buscando reducir sus penas.

Como es sabido, el gobierno de Trump ha hecho caso omiso de estos hechos criminales y ha tenido como norma voltear a ver hacia otro lado, ante las constantes denuncias de corrupción y ante los reclamos sobre la forma inconstitucional, fraudulenta y represiva en que el actual gobernante hondureño se hizo del poder. La razón es geopolítica. En los cálculos del Departamento de Estado de USA, más le convenia apoyar al gobierno ilegitimo de JOH que sumarse a su condena, porque le ha servido en la trama contra Venezuela, también en el caso del (ilegal) reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, a donde JOH instalo o está por instalar una Oficina de Negocios, y otros similares.

Una muestra de lo anterior es que, en 2018, Trump llego a fingir molestia por la caravana de migrantes, amenazando con cortarle la ayuda económica que da a los tres países del norte centroamericano, incluido Honduras, porque “no hacen nada” en parar la migración. Por supuesto, se trató solo un show mediático, útil para su campaña electoral a las elecciones legislativas de noviembre 2018, pero después de estas, la ayuda nunca se retiró y el gobierno hondureño continuo haciendo de las suyas.

En el último mes, Trump parece repetir el mismo show, informando de la supuesta organización de una super caravana centroamericana de 20 mil personas, para justificar la solicitud de mas fondos para su “muro”.

El cerco internacional contra JOH comienza a apretar

Sin embargo, como hemos dicho, el contexto ha cambiado. Ahora los demócratas no parecen dispuestos a dejar pasar ningún show, porque se juegan a recuperar la Presidencia el próximo año. Muestra de esto, es que, en diferentes oportunidades, Norma Torres, legisladora de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, ha fustigado duramente a diversos funcionarios, incluidos Mike Pompeo, Secretario del Departamento de Estado (que dirige la política exterior norteamericana) y al mismo Donald Trump, sobre su ineficiencia y negligencia en la lucha contra los narcotraficantes y corruptos funcionarios públicos de Guatemala, El Salvador y Honduras. Aunque menciona los tres, este último país es definitivamente el foco de su atención con ataques políticos profundos.

Además de cuestionar la complicidad de JOH con su hermano (en el sentido de que no puede admitirse que no haya sabido de sus actividades criminales siendo el presidente de la Comisión de Seguridad Nacional), lo critica también por haberse impuesto fraudulentamente en las pasadas elecciones generales y por reprimir a los periodistas independientes. Sus criticas alcanzan incluso a la MACCIH por hacer muy poco contra el corrupto gobierno hondureño. Torres llego al extremo de pedir la cabeza de la Encargada de Negocios en Honduras, Heidy Fulton. Según esta legisladora, por responsabilidad del mal trabajo que hace el Departamento de Estado, solo se captura el 1% del narcotráfico que pasa por Honduras.

Adicional a sus movimientos en el país del norte, la ofensiva demócrata se expresa también por otros medios. No creo que sea coincidencia que el recién electo presidente Nayib Bukele, de El Salvador, el más afín a los demócratas de los gobernantes centroamericanos, lance ataques políticos al gobernante hondureño, acusándolo en sucesivos twiters de “narcodictador” (JOH respondió con no asistir a su toma de posesión, prevista para junio); y, por otro lado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos –de influencia norteamericana– ha citado al gobierno de JOH a Washington para que explique por qué no atendió la solicitud de suspender la sentencia contra el periodista David Romero, previéndose que será objeto de algún tipo de medida, como un país irrespetuoso de los derechos humanos.

Pero la cereza sobre el pastel es la orden de suspender en los próximos meses la cooperación económica que proporciona la poderosa USAID en Honduras; una decisión posterior a la interpelación que hizo Norma Torres a Mike Pompeo el pasado 2 de abril, cuando se revisaba el uso de su presupuesto, y de la cual salió mal parado. Su suspensión le daría un duro golpe al gobierno, y en general a la economía capitalista, porque muchos sectores del sector público como privado dependen de los proyectos que mueve dicha cooperación, tanto empresarios, sectores de clase media y de barrios populares; además que lanzaría al desempleo o afectaría los pequeños negocios de miles de personas.

Honduras recibe centenares de millones de dólares de dicha agencia, en su mayor parte destinados a campos relevantes al funcionamiento de los programas del Estado. Una medida de ese calibre no tiene precedentes pues se reserva para gobiernos definitivamente hostiles y que han perdido la confianza del gobierno estadounidense. Si bien esta agencia, dependiente del Departamento de Estado, recibe su línea política del Poder Ejecutivo, su presupuesto es aprobado, y también puede ser bloqueado, por el Congreso Norteamericano, donde los demócratas son mayoría. Esto significa que la campaña apenas comienza y que después podrían venir medidas más drásticas.

Ante esta jugada de ajedrez geopolítico, Trump se haya en dificultades para defender al gobierno de JOH que está perdiendo la batalla legal en los tribunales de Estados Unidos. Una cosa es ignorar las denuncias que a diario hacemos los hondureños, pero otra es ignorar los fallos de los juzgados de su propio país. De hecho, la congresista Norma Torres ya ha comenzado a utilizar el termino “encubrimiento” al referirse a la lista publicada por el Departamento de Estado de personajes que serían afectados por la Ley Magninsky, pero en la que solo aparecen personajes que ya están siendo juzgados, omitiendo los nombres de otros personajes a los que Trump, según esta versión, prefiere proteger, incluido el propio JOH. En mi opinión, la “farsa”, como fue llamada dicha lista, y la arrogancia del gobierno hondureño de minimizar el impacto de esa medida, acelero la decisión de suspender la cooperación de USAID al Estado de Honduras.

Por otro lado, como la idea de una invasión militar a Venezuela ha quedado descartada por los momentos, y como Honduras ya cumplió estableciendo una oficina de negocios en Jerusalem, como lo pidió Trump, JOH viene a ser algo así como una pieza ya usada, que poco tiene que aportarle, pero, en cambio, tiene mucho que perjudicar al gobernante-candidato republicano. Por lo dicho, JOH no debería esperar que Trump vendrá en su ayuda en lo atinente a los juicios por complicidad con el narcotráfico, porque eso sí que afectaría a aquel en sus aspiraciones reeleccionistas, además de que lo haría contradecir su palabra con sus hechos por segunda vez, cuando de nuevo la arremetió calificando de inútiles a estos gobiernos. Por tanto, al gobierno de JOH se le cae el cielo, pues está a punto de quedar huérfano del apoyo de su principal padrino.

JOH pierde el control del Estado y su dictadura se debilita

A lo que ocurre en el plano internacional, hay que agregar que JOH no atraviesa una buena situación en Honduras. Aquí a la dictadura se le está moviendo el piso.

En el Partido Nacional, el gobernante enfrenta un cisma, entre su cada vez más reducido y maltrecho grupo de incondicionales y un creciente sector de líderes azules, encabezados por el ex presidente Porfirio Lobo Sosa. La razón es la larga lista de entrega de connotados líderes y familiares de estos, que en los últimos años JOH ha tenido que hacer a la justicia norteamericana, para salvar su propio pellejo. Es evidente el malestar que prima entre los diputados cachurecos al Congreso Nacional, por la amenaza de que varios de ellos estén en la lista de probables extraditables.
Las maniobras políticas en respuesta a esto, van y vienen, y las alianzas más sorprendentes también. El grupo afín a JOH, por ejemplo, ha lanzado la propuesta del adelanto de las elecciones internas, para evitar que estas se realicen cuando sus detractores internos estén más fortalecidos; asimismo, impulsa la descabellada idea de integrar a los diputados del PARLACEN al actual Congreso Nacional, lo cual violaría la Constitución, porque estos no fueron electos para ese órgano del Estado.

Iniciativas como estas buscan salvar o imponer una mayoría mecánica pro JOH, pero están condenadas a toparse con un muro en el Congreso Nacional, porque este es dirigido por Mauricio Oliva, otro de los mencionados en las listas no oficiales de extraditables, quien también teme ser traicionado por el gobernante. De hecho, JOH amenaza con vetar las reformas a la Ley de Colaboración Eficaz, que se cierne como una amenaza contra los diputados corruptos en el Congreso, pero que violentan la Constitución. Este y otros conflictos similares, mantienen al Congreso y al Ejecutivo hoy día en una alta tensión política, que en cualquier momento puede estallar.

Aprovechando esta situación, se han producido coincidencias, nada casuales a mi juicio, entre el sector del Partido Nacional dominado por Mauricio Oliva, el partido Liberal y la bancada de LIBRE, sobre diversos temas. Por ejemplo, hubo absoluta coincidencia sobre las pocas reformas electorales aprobadas en el Congreso, que conducen a la creación de un Consejo Nacional Electoral y un Tribunal de Justicia Electoral, en sustitución del actual TSE, pero que no significan un cambio sustancial en el ordenamiento electoral ni en la hegemonía que el bipartidismo siempre tendría en ese campo. Otro ejemplo es la coincidencia sobre la idea de una consulta para una Constituyente y la posición de rescindir el contrato que dio vida a la MACCIH en Honduras y que investiga selectivamente casos de corrupción, sin tocar a JOH.

Otra expresión de los cambios que se están produciendo es el cambio de lealtades de las bancadas de los partidos tradicionales. En el Partido Nacional, por ejemplo, los diputados son ahora más proclives a Mauricio Oliva que a JOH, por la razón expuesta; y en el Partido Liberal que otrora era absolutamente afín a Carlos Flores Facusse, parece estar fraccionándose, al alinearse muchos diputados en torno a la figura de Luis Zelaya, quien ha provocado un cambio en la jefatura de bancada.

Estos acuerdos y realineamientos no son nada casuales e indican que se está produciendo una reconfiguración de fuerzas políticas en ese órgano del Estado, como al interior de partidos que antes aparecían como enemigos irreconciliables, las cuales tienen en común desmarcarse en diferentes temas de la posición oficialista. Esto indica que JOH prácticamente ha perdido el control del Congreso en los temas torales de su gobernabilidad.

Precisamente una de las razones por las cuales el Departamento de Estado no da a conocer la verdadera lista de corruptos candidatos a aplicarles la Ley Magnisky, es que muchos de estos diputados y funcionarios estarían en ella y apenas ser mencionados provocaría una crisis política de grandes dimensiones, por lo cual trata de mantener un delicado equilibrio que no eche abajo todo el andamiaje del Estado. Sin embargo, como ya fue analizado atrás, esa situación es insostenible y el dique amenaza con reventar a juzgar por lo que ocurre en Estados Unidos.
En las Fuerzas Armadas y la Policía, si bien aún no ha habido una perdida del control, es evidente que se han hecho públicas fisuras importantes, que debilitan estos pilares claves de la dictadura. Es sabido que JOH viene preparando el terreno para que afines suyos de su época del Liceo Militar del Norte y de promoción, han venido siendo ascendidos y colocados en posiciones de mando desde 2016 a manera de asegurar el control de la Fuerza Armada, violentando la carrera militar que tan celosamente guardan los oficiales de mas alto rango.
En febrero de este año, con motivo de los ascensos a generales de varios afines de JOH, se produjo un enorme malestar en altos oficiales de las promociones desplazadas, a tal punto que ese mes renuncio a su cargo de Sub Jefe del Estado Mayor de las FFAA, el General Reynel Enrique Funes Ponce; y de similar manera, renuncio el Comandante de la Fuerza Naval, Efraín Hernández. Asimismo, las tremendas declaraciones públicas del Capital Santos Rodríguez Orellana, acusan directamente que el confeso narcotraficante Tony Hernández, recibió la protección del actual Jefe del Estado Mayor Conjunto, Gral. Rene Orlando Ponce Fonseca, a pesar que fue alertado por Orellana de las actividades delictivas a que aquel se dedicaba. Orellana denuncia que un familiar de JOH, el General Javier René Barrientos Alvarado, hoy Comandante de la Fuerza Aérea, estaría ascendiendo meteóricamente para garantizar la fidelidad de esta rama militar y probablemente ser nombrado a futuro Jefe del Estado Mayor Conjunto.

Asimismo, síntomas de malestar han comenzado a aflorar entre oficiales de la Policía Nacional civil, denunciando la persecución contra varios oficiales que lideraron el movimiento policial de protesta en diciembre de 2017, a quienes, según esa denuncia, el régimen de JOH estaría asesinando o inculpando de graves delitos injustificadamente. Esto sin mencionar el descontento que hay en las filas policiales por los privilegios de que goza la Policía Militar del Orden Público, guardia pretoriana del dictador.

Es cuestión de tiempo y de que JOH avance en sus planes para que la resistencia en los cuerpos armados suene más.

Todo lo anterior indica que a JOH le vienen días de tormenta, desde quienes hasta ahora habían sido sus padrinos y camaradas de ruta. El caso de David Romero y el reinicio de la protesta ciudadana.

En el contexto del delicado equilibrio que mantiene a este régimen decadente, la protesta ciudadana se ha reactivado, principalmente a partir de las manifestaciones de los indignados, en especial desde la manifestación del 5 de abril recién pasado, la mayor de las que han tenido lugar.

Esto ocurre en gran medida por el hartazgo que invade la mayoría de hondureños y hondureñas, quienes observan impotentes la arbitrariedad a cual mas burda e insultante, que protagoniza este régimen. Pero tal vez el caso que ha motivado esta reactivación a un nivel superior, fue el caso del encarcelamiento del periodista David Romero Elner.

Cierto que se trata de un caso controversial dado que de manera formal se mezclaron la denuncia de irrespeto al honor de una mujer con denuncias razonables de corrupción contra esa misma persona y principalmente contra su esposo, pero no cabe duda que la manipulación del juicio y que la arbitrariedad de la pena, señalan la injerencia de JOH para hacer efectivo el encarcelamiento, por las gravísimas denuncias que este periodista y su medio han estado difundiendo, entre las cuales destaca el latrocinio multimillonario de la pareja presidencial y el intento de asesinar a la Vice Presidenta de Honduras, Lorena Herrera. Además, el Estado de Honduras violento el protocolo internacional de derechos humanos, que obligaba a suspender el juicio, a solicitud de la CIDH, mientras este organismo estudiaba el expediente.

Podría decirse que la medida extralimitada que tomo JOH contra David Romero es el resultado de una importante ansiedad e incertidumbre que comienza a invadir al gobernante y su equipo más cercano, envueltos en escándalos sexuales y de corrupción.

Este nuevo despertar ciudadano, rompe con la modorra y el espíritu de resignación a que ha sido llevado por tres fallidas experiencia de protesta popular en los últimos diez años. Y viene en un momento oportuno, porque, como se ha dicho atrás, sorprende a la dictadura en su momento de mayor aislamiento político y contradicciones internas.

Vista la situación actual está en manos de la ciudadanía decidir si deja pasar esta oportunidad o la aprovecha para producir el cambio que hace mas de diez años anhela la mayoría del Pueblo hondureño.

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