LA SOBRIEDAD DE MUJICA

EGO5 abril, 2019

José Mujica, expresidente de Uruguay, se caracterizó por liderar el poder ejecutivo de aquel país al diferenciarse de sus pares en el resto del continente, en su manera de ser. Antes y después de ejercer dicho cargo ha llevado una vida de austeridad: recibe atención de salud en los hospitales y centros públicos al igual que la mayoría de uruguayos, viste ropa común y corriente y calza sandalias para mayor comodidad, según ha dicho. Durante su mandato no se hizo acompañar de seguridad con guardaespaldas y escoltas con sirenas para no obstaculizar el tráfico.

«La institución presidencial está muy prostituida. Está lejos de los que yo pienso. Deberíamos aprender a vivir como vive la mayoría y no como vive la minoría. Los presidentes deberían ser más sobrios y no quiero usar más nunca la palabra austero porque en Europa dejan la gente sin trabajo y le llaman austeridad a eso. Yo vivo como vivo, como vivía antes de ser diputado,» manifestó en su momento el ex presidente y ex senador Mujica, quien renunció a este último cargo en el que resultó electo después de ser presidente. Los motivos de su renuncia son personales. Justificó, «Diría que es por el cansancio de un largo viaje.»

José Mujica ingresó a la escuela a los seis años en 1941. Su padre murió un año después, por lo que tuvo que trabajar a temprana edad vendiendo flores para ayudar a su madre a sostener la familia. En su etapa de estudiante, se convirtió en militante de izquierda; participó en movilizaciones y formó parte del grupo armado clandestino Tupac Amaru, cuyo objetivo como organización era actuar en defensa del pueblo. En marzo de 1970, José Mujica, junto a otro de sus compañeros, estaban planeando la expropiación a una financiera cuando fue capturado. Recibió seis disparos y fue llevado a un hospital militar. La presencia de Mujica en ese lugar fue denunciada por un transeúnte, que tiempo después fue asesinado por un comando de mujeres pertenecientes al grupo clandestino mientras Mujica permanecía preso. En 1971, en la cárcel Puntas Carretas, protagonizó una de las fugas más grandes en la historia, al construir un túnel de tres metros de profundidad con cuarenta de largo, por donde escaparon más de cien personas.

Mujica recibió atención medica de forma clandestina tras su escape, ya que había quedado convaleciente del enfrentamiento armado en la captura anteriormente mencionada. Fue recapturado y permaneció en cuatro cárceles diferentes. Más de catorce años estuvo preso José Mujica, en las condiciones más adversas: privado de luz natural, sin alimentos, en celdas que no superaban los 2 metros cuadrados y sujeto a todo tipo de torturas. “Ya que no pudimos matarlos cuando cayeron los vamos a volver locos,” sentenciaba el coronel a cargo.

Pepe Mujica, a quien no le gusta hablar sobre su tiempo en prisión, ha dicho que el mayor logro en prisión –después de mantenerse vivo, por supuesto– fue ganarse el derecho a orinar. A quienes lo consideran un héroe les responde que si fuera un héroe no se hubiese dejado atrapar. Un amigo y ex compañero de prisión de Mujica manifestó que, durante la estancia en prisión, discutían qué era lo que podían hacer como militantes de izquierda mientras estaban recluidos. Concluyeron que lo único que tenían era resistir: “No dejarse caer, no dejarse desmoralizar; no suicidarse, no morir”.

Después de la dictadura cívico-militar que duró de 1973 a 1985, en marzo de 1985, José Alberto
Mujica Cordano fue liberado. Tras un breve saludo a su madre, procedió a alquilar un espacio para organizarse y hacer un análisis con sus demás compañeros, según sus declaraciones. Concluyó en que la lucha armada ya no era una opción y que se debía de pasar a la lucha electoral. Sobre esta decisión, Jorge Zabalza, ex compañero de prisión y tupamaro, acusó a Mujica de traicionar los principios por lo que se luchaban, cambiando “el discurso para captar conciencias por el discurso para captar votos”.

“Pepe” Mujica asume en febrero de 1995 como diputado. El 1 de marzo de 2010, Mujica se convierte en el presidente de la República Oriental del Uruguay. Dona el 90% de su sueldo como presidente para la construcción de viviendas. “Se le considera el presidente más pobre,” le dicen a Mujica, quien responde, “No soy el más pobre ni el que precisa mucho. Y esta cuestión tiene que ver con la libertad, hay que bajar la libertad a lo concreto y no esa libertad abstracta, tener libertad para hacer con su vida lo que uno quiere. El hombre no gobierna hoy, sino las fuerzas que ha desatado son las que gobiernan al hombre,” señala el ex presidente. Una de las medidas que adoptó durante su gobierno fue la legalización de la marihuana para quitarle poder al mercado negro.

En Pepe Mujica podrán encontrar un ejemplo de vida los líderes políticos de izquierda que ostentan enormes cantidades de bienes materiales. De Mujica deben de aprender los empleados públicos, empezando por el presidente actual, el arte de vivir. “Cuánto más liviano de equipaje ando, más libre soy,” declara Mujica ante este mundo de consumo que hoy nos atrapa.

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