ELIMINACIÓN O REGULACIÓN DE NARCO NOVELAS Y REGGAETON

EGO28 febrero, 2019

Las narco novelas, verdaderas escuelas del crimen televisadas de lunes a viernes en horarios nocturnos en las televisoras de mayor rating en el país, se transmiten desde aproximadamente quince años en nuestros país, a vista y paciencia de las autoridades nacionales, familiares, educativas y religiosas. Ahí se han formado narcos, pandilleros y la juventud de forma gratuita. Es un negocio redondo para las empresas televisoras y anunciantes sin escrúpulos y sin ética, y una pérdida total para la población hondureña. A través de las narco novelas se enseña las diferentes formas de asesinar, extorsionar, traficar con drogas, obtener dinero fácil y rápido, y falso poder.
Mientras tanto, escuelas y colegios de educación formal se han cerrado y han dejado el espacio para estos mensajes.

El reggaeton se escucha día y noche en las radios, televisoras y conciertos, y es un difusor de antivalores en la niñez y juventud,  a los que desorienta al crear un vacío existencial en esta generación. Para el cantautor Pablo Milanés, “el reggaetón es asqueroso, no tiene ningún valor musical”. No hay valores, todo tiende a lo superficial y a ver al ser humano –y sobre todo a la mujer– como un objeto. Los temas son recurrentes: alcohol, drogas, sexo y muerte. El amor, la solidaridad, el esfuerzo y la disciplina no tienen cabida. En Rusia, el presidente Vladimir Putin lleva a cabo acciones encaminadas a controlar un género musical un poco más tolerable que el reggaeton: el rap. Putin ha manifestado lo siguiente, «Dicen que el rap y todas esas cosas modernas se basan en tres pilares: sexo, drogas y protesta. De las tres, la que más me preocupa son las drogas…ese es un camino directo a la degradación del pueblo.»

¿Qué pasó con los valores de los hondureños y con la moral del noble pueblo? La libertad la han convertido en un libertinaje para dañar al individuo mismo y a la sociedad. No hay hechos aislados en una sociedad donde se cierran escuelas y colegios, pero por otro lado se les inculca e induce a la basura. Habrá quienes, fieles defensores de la libertad individual, dirán que no se puede regular
ni censurar este tipo de actividades, ya que el hombre nace libre y puede hacer con su vida o su cuerpo lo que mejor le parezca. Pero, ¿será que acaso a un bebé recién nacido se le puede dejar a solas a orillas de una piscina, a orillas de una olla hirviendo o permitirle que juegue con electricidad? ¿Qué hay de esas masacres cuyos autores son jóvenes bajo el efecto de las drogas,  o de violaciones sexuales a las mujeres por creer que son un objeto?

Estamos conscientes que vivimos una realidad asfixiante, absurda, de antivalores. No estamos conformes y aspiramos a vivir en un verdadero país donde el poder ejecutivo, a través de su departamento de cultura y educación, enseñe para enaltecer y no degradar al hondureño. Es misión del Congreso Nacional legislar para poder convivir en sociedad. Es misión del padre y madre de familia velar por lo que escuchan y ven sus hijos. Las narconovelas, el reggaeton, conciertos de grupos como “MS” o del “Chapo de Sinaloa”, e incluso los medios de comunicación que difunden esta cultura, se llenan de sangre. No se pueden ver estas manifestaciones como hechos aislados en esta realidad que nos extorsiona, asfixia, viola y asesina.

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