Jair Bolsonaro (63) tomó protesta como el presidente 38º de Brasil el 1 de enero, iniciando una nueva era en la política de lo que es considerada la segunda democracia más grande del mundo.
De manera tradicional el 1 de enero indica el inicio de un nuevo año, para Brasil significa el regreso de la derecha a la presidencia, al poder, al gobierno de un hombre que ganó la presidencia con el 55 por ciento de los votos y que durante su campaña presidencial no escondió su racismo, homofobia y misoginia. Bolsonaro un capitán de la reserva del Ejército gobernará hasta el 2023.
Con la promesa de liberar al país de los «amarres ideológicos» y de gobernar «sin discriminación o división”, tomó protesta de ley en la Cámara de Diputados.
Durante su discurso prometió «construir una sociedad sin discriminación o división, buenas escuelas para preparar a las nuevas generaciones para el mercado laboral y no para la militancia política», atender a los brasileños que «desean conquistar por mérito buenos empleos y sustentar sus familias» a los que «exigen» salud, infraestructuras y «respeto de los derechos fundamentales”.
Adelantó que en su gobierno las Fuerzas Armadas «tendrán las condiciones necesarias» y «capacidad» para «resguardar la soberanía nacional y las fronteras”. El gabinete de Bolsonaro inicia con un híbrido cívico-militar con cinco militares de las Fuerzas Armadas y otros cuatro con formación castrense.
«Pretendo distribuir el poder de forma progresiva, responsable y consciente, de Brasilia hacia Brasil, del poder central para estados y municipios”, dijo en su discurso de menos de 10 minutos en el Cámara de Diputados.
Los mandatarios asistentes:
Sebastián Piñera, de Chile, Juan Orlando Hernández, de Honduras y Mario Abdo Benítez, de Paraguay, acompañaron a Bolsonaro en su juramento como presidente.
Además estuvieron los líderes de izquierda Evo Morales, presidente de Bolivia y Tabaré Vázquez, de Uruguay, Iván Duque, presidente de Colombia, no asistió, pero en su representación fue la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, Mike Pompeo, secretario de Estado del gobierno de Donald Trump asistió en representación de EE.UU.
Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, quien junto al Presidente de Honduras y al secretario de Estado de los Estados Unidos en una reunión trilateral prometieron desarrollar lazos de cooperación y la posibilidad de trasladar la embajada de Honduras a Jerusalén.
Y los mandatarios Saadedine Othman, primer ministro de Marruecos, Marcelo Rebelo de Souza, presidentes de Portugal; y Jorge Carlos Fonseca, presidente de Cabo Verde.
Orden y progreso, ninguna sociedad se desarrolla sin respetar esos preceptos», dijo Bolsonaro, en referencia al lema en la bandera de Brasil.
