El trágico vuelo del primer avión catracho

ALG23 noviembre, 2018

@oscarlestrada

El ingeniero Arnold Berkling, de origen alemán, murió trágicamente el 5 de mayo de 1980 en la ciudad de La Lima, Cortés, según relata el diario La Prensa en su edición del día siguiente, cuando realizaba un vuelo de prueba en el «Catracho 1», avión que él mismo había planeado y construido durante todo un año.

El aparato sufrió fallas al desprenderse uno de sus alerones, perdió estabilidad y fue a estrellarse en picada en un campo de futbol contiguo al aeropuerto Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula. Producto del impacto el pequeño avión voló en pedazos quedando disperso en un área de unos quince metros, sufriendo el ingeniero Berkling golpes y fracturas en la cabeza que le provocaron la muerte en forma instantánea.

Unos quince minutos antes del accidente, el alemán había despegado de la base aérea en un vuelo de prueba de su pequeño avión monomotor que él mismo había diseñado y posteriormente construido en los talleres de Berkling Industrial en San Pedro Sula. El aparato fue presentado en la exposición que con motivo de la navidad de 1979 tuvo lugar en el Estadio Morazán de la capital industrial del país.

Según el relato de miembros de la base aérea, cuando el señor Berkling pretendía regresar para aterrizar en la base tuvo problemas en el aparato al desprenderse uno de los alerones (que controlan o mantienen la estabilidad del avión), la nave comenzó a perder altura y se volvió incontrolable para el experto piloto.

Arnold Berkling, ingeniero alemán, construyó el primer avión hondureño.

El campo en donde la nave se estrelló estaba ubicado frente a lo que era el hogar sueco-hondureño y alrededor del mismo residen varios vecinos, la mayoría de los cuales fueron testigos de las peripecias del avión y del trágico final del ingeniero Berkling.

En relato para La Prensa indicaron que primero escucharon una fuerte explosión e inmediatamente después una parte del avión salió despedida y el motor comenzó a «sonar raro» hasta que se paró; el avión perdió altura y se fue en picada a estrellarse en el campo. Sostuvieron los vecinos que la puerta del aparato venía abierta.

Hicieron ver también que fueron notorios los esfuerzos que realizó el piloto para no caer sobre el conglomerado de casas.

Efectivos de la base aérea que estaban pendientes de la acción del señor Berkling, se apersonaron de inmediato al lugar del accidente y el propio coronel Walter López Reyes sacó el cadáver de los retorcidos restos del avión. Posteriormente el cuerpo fue trasladado a una clínica particular de San Pedro Sula, donde se le preparó para el velatorio.

El Ingeniero Berkling pretendía, según se lo comunicó a un reportero de La Prensa, lograr el apoyo del gobierno para la elaboración de una serie de aviones.

Este aparato, al que llamó «Catracho 1», sería el primero y con el que demostraría que su sueño podía convertirse en realidad.

El aparato descrito por el propio Berkling «era un monomotor de dos plazas, ala baja y de construcción mixta, o sea hecho de madera, plástico y metal. El avión podría ser usado para entrenamiento, escuela, turismo y fumigación.»

La descripción fue hecha en un reportaje que salió publicado el 11 de julio de 1979. En la entrevista, Berkling se enorgulleció de que los materiales para la construcción eran hondureños y que solamente se importó el motor y el instrumental.

«Así mi orgullo no sólo radica en fabricar el primer avión en Honduras, sino en usar para su construcción materiales y mano de obra netamente hondureña, demostrando con ello que no estamos tan atrasados como se cree», dijo.

Indicó en aquella oportunidad que los planos habían sido revisados por personeros de las Fuerzas Armadas y que la Fuerza Aérea le dio su total aprobación y al mismo tiempo ofrecieron el apoyo necesario a la empresa.

El ingeniero Arnold Berkling era de origen alemán, radicado en Honduras desde 1960. Estudió ingeniería aeronáutica en Alemania y se graduó como piloto de prueba volando durante 35 años, piloteando cazas alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

Cuando residía en Argentina en los años 1946-1958 construyó tres aviones versión turística, fumigadores y de contacto, los cuales tuvieron una duración de más de quince años.

En los desechos del infortunado avión podían notarse la deficiente calidad de los materiales usados en su construcción: las soldaduras estaban por doquier y el armazón general del aparato se notaba endeble, así como varias piezas que quizás fueron extraídas de naves inutilizadas.

Portada La Prensa 1980

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