RESISTENCIA PACÍFICA Y ACTIVA

EGO5 noviembre, 2018

Hemos entendido por resistencia pacífica soportar un régimen económico y político salvaje, y que éste se agote por sí mismo o se apiade de su víctima. El sistema económico y político imperante llamado capitalismo privilegia el capital por encima del bienestar del ser humano y se alimenta del consumismo. Achica el gobierno a través del despido masivo de empleos para privatizar los servicios que éste ofrece. Concentra la riqueza en pocas manos y socializa las miserias.

En Honduras este sistema ha privatizado aeropuertos, aduanas, carreteras, servicios médicos y hospitalarios, empresas de telecomunicaciones y energía eléctrica y el agua potable. Ha reducido el presupuesto para la educación y ha tomado otras medidas de naturaleza salvaje. A este sistema no le importa el desempleo que estas medidas generan, mucho menos el hecho de que por servicios que antes eran públicos y por los que se pagaba cantidades razonables, ahora se tengan que pagar precios estratosféricos. Se urge a los que aún pueden ir al cine a que vayan solo una vez y no dos, de acuerdo a la sugerencia de uno de los “iluminados” de este gobierno, el gerente de la ENEE, quien se hace llamar “Cuqui Mejía”.

Hemos entendido por resistencia pacífica salir a protestar en las calles y recibir a cambio tolete, gaseadas, encarcelamiento y hasta muerte. No pretendo minimizar las movilizaciones de protesta en Honduras, que han sido un gran avance donde antes existía una cierta indiferencia hacia las acciones de la clase política y económica. Las movilizaciones son acciones genuinas en la búsqueda de democracia, de la que nos han hecho creer que se reduce a salir a votar cada 4 años. Además de las movilizaciones en las calles, se podrían aplicar otras acciones de protesta pacífica y activa. Atrás de un gobierno está un grupo de personas muy reducido, que son quienes poseen el capital; son los que controlan, los que realmente tienen el poder. En Honduras, la mayor parte de los miembros de ese círculo son de familias de origen árabe o palestino.

Los negocios de estas pequeñas familias que controlan Honduras y que tienen en la miseria a la gran mayoría de la población son la importación de petróleo, armas, medicamentos, producción de energía térmica, servicios bancarios, telecomunicaciones, y otros negocios. La sangre del capital es el consumo. ¿Qué pasaría si esas mayorías empobrecidas que consumen productos o servicios de estas empresas dejan de hacerlo? Si la clase media, reducida a menos, se da cuenta que adquiere artículos o servicios que realmente no necesita, cambiaría la correlación de fuerzas. Un filósofo de la antigua Grecia, al pasar frente a una vitrina conteniendo productos, se dijo: «¡Cuántas cosas existen que no necesito para vivir!» José Alberto «Pepe» Mujica, ex presidente del Uruguay, ejemplo de sobriedad, nos brinda sus palabras: “Liviano de carga para que las cosas no me roben la libertad”. El ex presidente ha manifestado que es el consumismo en exceso el origen de las enormes desigualdades en el mundo.

Si esa enorme cantidad de población que acude cada cuatro años a castigar o premiar a un pobre mortal, empleado de los grupos de poder económico, tomara la decisión por sí misma o bajo algún liderazgo social de no usar el automóvil al menos por un día, ¿cuánto dejarían de percibir vía consumo de combustible los generadores de caravanas de pobres? ¿Qué señales enviaría esa enorme población abusada si se dijera, «¡no consumiremos por medio día energía eléctrica!»? Si exclamaran, «¡No usaremos por un día los servicios de telefonía móvil!» ¿Cuánto dinero dejarían de percibir esos que juegan a ser dioses? ¿Cuánto perderían de dinero si los nadie en Honduras dejaran por un fin de semana de consumir gaseosas y cervezas?

¿Qué pasaría si la clase media, los que están “en medio de la nada” –siguiendo a Benedetti– decidieran tomar partido y abandonaran los supermercados y fueran a comprar a los mercados populares? ¿Qué pasaría si las víctimas de las bombas lacrimógenas identificaran la empresa proveedora y dejaran de consumir productos o servicios de sus empresas asociadas? Las mayorías siempre han tenido el poder, solo falta tener la claridad y no dejarse llevar por esas serpientes que imitan el canto de los pájaros, postergando cada cuatro años la liberación definitiva de los pueblos.

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