MUJER NICARAGÜENSE DENUNCIA ABORTO POR TORTURA

EGO26 octubre, 2018

Elsa Albertina Valle Montenegro es una joven de 19 años originaria de Managua, fue arrestada por el gobierno de Daniel Ortega al participar en una protesta en la que pedía justicia por el asesinato de quien era su compañero. En declaración a la Voz de América, Valle narró como los policías no solo falsificaron el reporte del arresto, adjudicándole porte de armas, sino también la sometieron a torturas físicas que según su médico terminaron con la razón de la pérdida de su embarazo.

La rigidez de su rostro se quiebra en algunos momentos de la entrevista, principalmente, cuando rememora el aborto provocado, según explica, por el maltrato físico que sufrió cuando estuvo en prisión. Además, teme en la posibilidad de haber quedado estéril tal y como se lo advirtió su médico.

Valle camina con lentitud. Se apoya en los brazos de su madre. A pesar de su poca movilidad, acude a la cita con la Voz de América. Su propósito es denunciar al gobierno del presidente Daniel Ortega Saavedra, a quien responsabiliza por la pérdida de su hijo.

Desde el inicio de las protestas ciudadanas contra las reformas al seguro social en abril de este año, Valle y su novio Tony Merlo se atrincheraron en la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI). La decisión la tomó al ver en los medios de comunicación independientes que los ancianos eran reprimidos por la Policía Nacional durante las primeras manifestaciones pacíficas.

“Primeramente, yo recuerdo ese día que estaba en la universidad y, al ver tantas noticias del INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social), al ver cómo maltrataban a los viejitos, me enojé mucho y, al ver a mis amigos, que ellos decían que necesitaban apoyo para tomarse la UPOLI, entonces, yo comencé a hacer un grupo. Llevamos alimentos, medicinas a la universidad”, narró Valle a la Voz de América.

Dos meses después de haberse atrincherado en la UPOLI, la crisis política de Nicaragua se intensificó. Aunque Daniel Ortega revocó las reformas al seguro social, esta medida fue insuficiente para la población nicaragüense, que ahora exigía justicia para los más de 50 universitarios presuntamente asesinados por paramilitares. Una de las víctimas es Tony Merlo. A él presuntamente lo ejecutaron el 23 de junio. Valle y Merlo se habían distanciado porque él insistía en apoyar las protestas.

A Elsa Valle la noticia del asesinato de su expareja le produjo un choque emocional. “Ese día, yo comencé a pegar gritos. Me levanté de la cama y mi mamá me intentaba calmar. Me pegaba fuerte contra la pared, pero no sentía dolor físico, sino dolor en mi corazón por haberlo perdido. Fue duro… Yo ya había tomado la decisión de alejarme de las protestas porque estaban matando a los jóvenes, pero él insistía en permanecer en las calles”, relata Valle.

Tras el asesinato de Tony Merlo, Elsa Valle volvió a participar en las manifestaciones prodemocráticas, las que, cada vez más, eran acosadas por las turbas sandinistas y los agentes de seguridad del Estado nicaragüense.

“Vos estás embarazada psicológicamente»

Valle fue detenida un 14 de julio mientras regresaba de una marcha nacional. Ese día portaba una camisa y una pancarta en la que exigía justicia por el asesinato de su pareja. La Policía Nacional la detuvo mientras se encerró en una vivienda de la capital.

La joven denuncia que los simpatizantes sandinistas y pertenecientes a los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) –una especie de brazo político del FSLN formado en los barrios – colaboró con la Policía Nacional para que ella junto al resto de miembros de la vivienda fueran detenidos sin orden de detención.

“Andabas pidiendo justicia por estos delincuentes… por esto vas presa”, le dijo la policía a Elsa al momento de ser detenida. “Lo único que me encontraban eran pancartas y mi camisa con el rostro de mi pareja”.

  • Periodista: ¿Qué te dijeron en ese momento los policías?
  • Elsa Valle: Dijeron que iban a llevarme a El Chipote. Que me habían encontrado armas, y yo les dije ¿cuáles armas? Y ellos llevaban un montón de armas que no nos agarraron a nosotros y nos dijeron que éramos una banda.
  • ¿Qué pasó después?
  • Nos trasladaron de una patrulla a otra. En la otra patrulla ya eran otras personas con capuchas y de civiles. Ahí comenzó la tortura psicológica. Nos decían que nos iban a violar qué íbamos a pagar lo que le habíamos hecho al país. Habían un montón de hombres y las camionetas en donde nos llevaban detenidas iban lentas y los hombres me decían: ¡ah carne fresca! ¡Vas a ver qué rico la vas a pasar! Yo ahí sentí miedo.

La primera noche en las celdas de El Chipote, Elsa asegura que fue sometida a vejámenes por parte de los oficiales. Según relata a la VOA, los oficiales la desnudaron y la obligaron a hacer sentadillas en reiteradas ocasiones frente a un espejo.

“Yo con miedo y con dolor hacía las sentadillas”, recuerda Elsa.

Mientras la joven permaneció en la celda detenida, denuncia que pasó por interrogatorios en donde la querían hacer inculpar a otras personas, además la agredían físicamente mientras la subían a la patrulla policial para asistir a las audiencias donde la acusaban de portar armas ilegalmente. Algo que ella niega enfáticamente.

“Recuerdo que una oficial para llevarme a una audiencia me agarró del cuello y desde una distancia agarraba impulso y me decía: ‘prepárate que si no saltás te caes de la tapa (de la camioneta)’. Entonces me agarraban de una distancia larga mientras ellos se burlaban y me aventaban en la patrulla”.

De acuerdo con la universitaria, mientas fue sometida a los violentos tratos policiales inició a sentirse mal de salud. El vientre le dolía muy fuerte y comenzó a decaer en las celdas. Lo único que quería era dormir y a veces tenía sensación de querer vomitar.

Las otras reclusas al ver la condición de Elsa insistieron a los oficiales de la Policía Nacional para que le realizaran un chequeo en las celdas donde permanecía, tras las sospechas de estar embarazada, sin embargo fue hasta varios días después que fue atendida.

Debido a la condición de la joven, las autoridades del penal decidieron llevar a Elsa al Instituto de Medicina Legal (IML) “y voy contenta porque si estoy embarazada me voy a cuidar y resulta que me llevan a un psiquiatra para decirme que era un embarazo psicológico”.

Pese al deterioro de Valle en el penal, las autoridades únicamente le inyectaban analgésicos con el fin de dormirla, así lo asegura su familia.

Valle fue liberada de forma sorpresiva por las autoridades, luego de mantenerla detenida 75 días por el cargo de portación ilegal de armas, sin embargo fue sobreseída.

Días después de la liberación de Valle, un médico privado dictaminó que la joven sufrió un aborto como consecuencia del los golpes y el estrés que presuntamente le ocasionaron los oficiales en el sistema penitenciario.

La epicrisis en manos de la Voz de América indica que la joven presentaba una fuerte infección, como consecuencias de restos pos-aborto. Además explica que existe una disfunción hormonal.

“Gracias a Dios he ido superando poco a poco esto. A veces lloraba, me levantaba llorando, estaba como ‘psicoseada’. Me levantaba a medianoche y pegaba gritos”, dice Elsa Valle, y finaliza diciendo que responsabiliza al gobierno del presidente Daniel Ortega por lo que vivió en la cárcel, así como por la pérdida de su bebé.

“Yo responsabilizo al gobierno porque los policías están a cargo del gobierno y esas personas le están trabajando al gobierno. Ellos mismas decían que recibían orientaciones de lo que hacían”.

María Teresa Blandón, socióloga y feminista. Foto: Donaldo Hernández- VOA

¿Prácticas sandinistas?

María Teresa Blandón, una exrevolucionaria del FSLN y defensora de los derechos de las mujeres indica que la violación y el abuso de poder siempre se hado en las filas del gobierno del mandatario Daniel Ortega.

“Conocemos muchísimos relatos de mujeres que fueron violadas por miembros del Ejército Sandinista e incluso miembros de la dirección general del Frente Sandinista (en los años 80). Tenemos por ejemplo a Daniel Ortega y Tomás Borges (…) La violación es una práctica común en todas las situaciones de conflictos bélicos porque el cuerpo de las mujeres es visto como algo que hay que someter », lamenta Blandón.

La feminista indica que actualmente la historia se repite y mujeres han sido violadas presuntamente por paramilitares.

“Hemos conocido de mujeres jóvenes que han sido manoseadas, que han sido obligadas a desnudarse. A hacer sentadillas sin razón, solo como una forma de humillación. Hemos conocido de mujeres que han sido amenazas por policías con ser violadas sino declaran, sino confiesan y hemos conocido de una total falta de respeto a la integridad de las mujeres en las cárceles”, agregó Blandón.

Según Blandón, los tratos actuales a los que son sometidos las mujeres son crueles e inhumanos y menciona el caso de Alejandra, una joven que pasó sangrando durante quince días como consecuencia de otro aborto en las celdas de Managua.

Blandón asegura que las mujeres han desempeñado un rol muy importante en el contexto de las protestas en Nicaragua y dice que urgen cambios estructurales en la nación en donde el papel de las féminas tome importancia.

“Urge una sociedad que cambie los patrones de pensamientos que reproducen desigualdades entre hombres y mujeres. Nosotras ya no estamos dispuestas a aceptar que nos coloquen en lugares desiguales y subordinados a un hombre”, finalizó Blandón.

Gobierno de Ortega niega violaciones

Pese a la gravedad de las denuncias de torturas y agresiones en las celdas de Nicaragua, el gobierno del mandatario Daniel Ortega ha negado que a los presos se les violen sus derechos humanos.

El funcionario de la Alcaldía de Managua, Moisés Absalón Pastora, aseguró a la Voz de América que algunos organismos de derechos humanos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) carecen de credibilidad, pues según él, «están parcializados y son un instrumento político de Estados Unidos».

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