Un cercano aliado del hombre que ordenó el asesinato del arzobispo salvadoreño Òscar Romero declinó la oportunidad de representar al gobierno de El Salvador en la canonización de Romero en el Vaticano el 14 de octubre y solicitó que la legislatura retire la aprobación para enviar tres delegados al evento.
Según un informe de El Faro, Francisco Merino, un miembro actual de la asamblea legislativa nacional de El Salvador y ex vicepresidente del país, citó el rechazo del público al viaje y una recomendación del actual arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, quien el 23 de septiembre promovió la austeridad al pedir que los servidores públicos invitados a la canonización paguen el viaje por su cuenta.
La decisión de Merino, anunciada el 25 de septiembre, llega cinco días después de que se anunciara el viaje, y un día después de que El Faro informara sobre las conexiones de Merino con el mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido político derechista ARENA. Un informe de la comisión de la verdad de las Naciones Unidas sobre El Salvador encontró que D’Aubuisson dio la orden para el asesinato de Romero, que tuvo lugar mientras el arzobispo celebraba la misa el 24 de marzo de 1980.
Merino enfatizó el 20 de septiembre en respuesta a las preguntas de la prensa de que no solicitó ser incluido en el viaje de canonización. Él y sus colegas legisladores Numan Salgado y Nidia Díaz fueron elegidos para asistir en lugar del presidente de la asamblea, Norman Quijano, quien inicialmente recibió la invitación para asistir pero dijo que sus responsabilidades no le permitían viajar.
Salgado ya había rechazado el viaje el 24 de septiembre debido a preocupaciones sobre el uso de fondos públicos para enviar representantes a un evento religioso. Díaz todavía planea asistir a la canonización.
El gobierno salvadoreño aún no ha procesado a nadie por el asesinato de Romero, aunque los informes de la comisión de la verdad, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y un caso civil en el Tribunal Federal del Distrito Federal en Fresno, California, han nombrado a los responsables. Algunos, como D’Aubuisson, que murió de cáncer en 1992, ya han fallecido.
El caso fue reabierto en 2017 después de que el Tribunal Supremo de El Salvador en 2016 declaró inconstitucional la ley de amnistía de 1993 que había bloqueado los procesamientos.
Los documentos desclasificados de la CIA en El Salvador dicen que Merino obtuvo su puesto como vicepresidente salvadoreño, a partir de 1989, debido a la intervención de D’Aubuisson. También describen a Merino como un financista de los escuadrones de la muerte que aterrorizaron a El Salvador durante la brutal guerra civil del país, que duró de 1980 a 1992.
Un informe de 1999 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos afirma que Merino visitó el Batallón Atlacatl el 11 de noviembre de 1989, el mismo día en que acusó públicamente al jesuita p. Ignacio Ellacuría, rector de la Universidad de Centroamérica en El Salvador (UCA), de «haber envenenado las mentes de la juventud de El Salvador».
Cinco días después, Ellacuría, otros cinco jesuitas de la UCA, su ama de llaves y su hija habían muerto, asesinados por el Batallón Atlacatl.
Romero fue asesinado debido a su creciente franqueza en apoyo de los pobres y en oposición a la creciente violencia en el país centroamericano, en gran parte perpetrada por el gobierno. Lo mataron unas semanas después de enviarle una carta al presidente de los EE.UU., Jimmy Carter, pidiéndole que le denegara ayuda al ejército de El Salvador, y al día siguiente dio una homilía, transmitida por la radio, rogándole a los soldados que desobedecieran las órdenes inmorales.
El Papa Francisco declaró en febrero de 2015 que Romero murió como mártir de la fe católica, y luego autorizó su beatificación en mayo de ese año. En marzo de 2018, aprobó la declaración de un milagro atribuido a la intercesión de Romero, despejando el camino para su canonización.
Romero será canonizado en el Vaticano el 14 de octubre junto con el papa Pablo VI y otros cinco durante el Sínodo de los Obispos sobre la juventud, la fe y el discernimiento vocacional.
Según la biografía de José Francisco Merino López publicada en mcnbiografias.com, nació en San Miguel, El Salvador, el 29 de febrero de 1952. Estudió en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura en la Universidad de El Salvador, aunque no llegó a graduarse.
En 1980 comenzó su actividad política en ARENA. Tres años después fue nombrado Primer Secretario de la Asamblea Constituyente. También fue miembro de la comisión de Relaciones Exteriores y Justicia, y miembro de la comisión de Hacienda y Especial del Presupuesto.
Participó como delegado de El Salvador ante American Council of Young Political Leaders (Consejo Americano de Jóvenes Líderes Políticos), y ante la sesión preparatoria del Parlamento de Centroamérica y El Caribe en Cartagena de Indias, Colombia.
En 1984 fue nombrado jefe de su grupo parlamentario, cargo en el que estuvo hasta julio del mismo año. Con 32 años, era el portavoz de grupo más joven del continente americano.
Fue observador político en las elecciones de 1984 en Estados Unidos, y en 1985 en Costa Rica y Guatemala.
Entre 1985 y 1988 dirigió actividades en las elecciones para diputados y concejales municipales, así como el proceso de formación del Registro Electoral Autónomo de El Salvador.
Para las elecciones salvadoreñas celebradas el 19 de marzo de 1989, Merino López era el número dos de su partido, ARENA, tras el candidato a la Presidencia Alfredo Cristiani. Con un respaldo de casi el 54 por ciento de los votos emitidos, Cristiani y Merino fueron confirmados por el Consejo Electoral como Presidente y Vicepresidente, respectivamente. Tomaron posesión de sus cargos el 1 de junio de 1989, de manos del democristiano Napoleón Duarte.
Fuente: ncronline.org