¿CUÁNTO VALEN LOS DATOS PERSONALES DE LOS HONDUREÑOS?

EGO26 septiembre, 2018

Ya sea por los apuros o por el circo que montan a diario los mismos de siempre, no se permite a los ciudadanos darse cuenta de los negocios redondos que se hacen con el tráfico de su información privada. Google, las redes sociales, entre otras empresas, saben más del individuo que él mismo. Desde el envío y la recepción de correos y el buscador, Google sabe qué hace y qué no hace, los gustos y las preferencias de cada persona. Facebook vas más allá, preguntándole a la persona, «¿Qué estás pensando?» Es una simple pregunta que va revestida de una ingenuidad que no tiene. ¡Qué botín el saber lo que millones de personas están pensando! Esto sumado al tráfico de la información de datos personales, familiares, amistades y generales.¿Con qué objetivo se recolecta, clasifica y trafica la información? Lo que se busca es vender esta información a las empresas, que a su vez ofrecen productos o servicios.

Los bancos saben cuál es su récord crediticio, cuánto gana, cuántos hijos tiene, si la casa es propia o alquilada, quienes dependen económicamente de usted, etcétera.  Las droguerías saben qué enfermedades padece un grupo determinado de personas, ya sea para crear el medicamento o hasta para crear la enfermedad. (No crea en los descuentos a cambio de su información privada, están averiguando qué enfermedad padecen usted y los suyos, con qué regularidad utiliza el medicamento, entre otra información). Las empresas de telefonía móvil, aparte de los datos generales, saben dónde vive, cuánto gana, dónde trabaja y demás.

El otro día, a propósito del tema, me comentaba un amigo que el negocio de «la Loto» no estaba en la compra del servicio e incluso la entrega de los premios, que es lo de menos; el negocio estaba en conocer las regiones donde más se adquiría el servicio, ya que de ahí se deriva otro tipo de información, más rentable para ellos. En la película “El Círculo”, protagonizada por Emma Watson y Tom Hanks, se retratan los alcances de una red social donde lo privado se convierte en público y es administrado por un individuo del que nadie maneja información, por no usar los servicios que ofrece. En abril del presente año, el creador de Facebook fue llamado a declarar al congreso de los Estados Unidos al respecto de la filtración de información privada de 50 millones de usuarios que se habría utilizado para influir en la votación a favor de Donald Trump.

El 7 de abril de 2014, un diario capitalino anunció la firma de un contrato de venta de la base de datos conteniendo la identidad de los hondureños por parte del Registro Nacional de las Personas y dos empresas privadas de telefonía móvil. He ahí una muestra del tráfico de información privada de los hondureños. Surge de entrada la pregunta, ¿bajo qué marco legal se hizo esa transacción económica? Nuestros legisladores están más preocupados por revisar el calendario y ver qué día está disponible para conmemorar el día de la baleada, legislar sobre qué color es más apropiado en la bandera o hacer un monumento a los “peces que caen del cielo”. Los politicastros nuestros están más pendientes en las próximas elecciones –en si se reglamentará o no la reelección o si será por vía del plebiscito. Mientras tanto, el pueblo se encuentra abandonado a su propia suerte en manos de empresas inescrupulosas, que hacen negocios millonarios con la información privada de los ciudadanos hondureños.

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