CONSUELO SINCÍN, LA ROSA DE SAINT-EXUPÉRY

ALG6 abril, 2018

Consuelo Suncín, la salvadoreña, tercera esposa del modernista guatemalteco residente en Paris Enrique Gómez Carrillo, fue luego la esposa del autor francés Antonie de Saint-Exupéry, autor de El Principito. Según relatos posteriores a la muerte del autor, Consuelo fue la rosa de la famosa novela.

Nació en una ciudad pequeña de nombre Armenia, del Departamento de Sonsonate, en El Salvador, en el seno de una familia de ricos terratenientes. Sus padres, el coronel Félix Suncín y Ercilia Sandoval Zeceña, tuvieron tres hijas: Ana Dolores, Consuelo y Amanda. Consuelo estudió en el extranjero, en San Francisco, en la Ciudad de México, y en Francia.

Consuelo Suncín
Consuelo Suncín

Llegó a San Francisco con 19 años y una beca para estudiar inglés. Allí conoció al que sería su primer marido, Ricardo Cárdenas, con quien se casó nada más cumplir la mayoría de edad, obteniendo la licencia oficial el 15 de mayo de 1922 en la ciudad de San Francisco, del Estado de California. Hasta hace poco se mencionaba que se había casado con un militar, lo que no es cierto (esto es probablemente resultado de la capacidad imaginativa de Consuelo, en su afán de tratar de salir adelante en su vida), pues el joven Ricardo, de tez blanca y de padres de nacionalidad mexicana, trabajaba como dependiente en un almacén de pinturas. Consuelo vivía en el 562 de Maller Street, y la ceremonia fue oficiada por el Juez de la Corte Superior de California. Divorciado de Consuelo, Cárdenas murió a los pocos meses en un accidente de ferrocarril.

«No se debe nunca escuchar a las flores. Solo se las debe contemplar y oler. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no era capaz de alegrarme de ello.»

Viuda y con 22 años se fue a México, donde inició estudios de Derecho, aunque los abandonó pronto cambiándolos por los de Periodismo. Durante su estancia en Francia, Consuelo contrajo matrimonio con Enrique Gómez Carrillo, diplomático guatemalteco, escritor y periodista. Después de la muerte de Gómez Carrillo en 1927 a causa de un derrame cerebral, a los once meses de la boda, Consuelo que se encontraba nuevamente viuda y dueña de una gran fortuna, se afincó en Buenos AiresArgentina, donde obtuvo la nacionalidad de este país. Tenía 25 años.

En 1931, estando en Buenos Aires, su amigo Benjamin Crémieux le presentó a Antoine de Saint-Exupéry, que por ese entonces estaba afincado en esa ciudad y tenía a su cargo la Compañía Aeroposta. El flechazo fue inmediato. Consuelo y Antoine estuvieron a punto de casarse en Buenos Aires, pero la ceremonia finalmente tuvo lugar en Francia, donde se trasladaron a vivir.

Su unión matrimonial, que se alargó durante quince años, fue muy turbulenta por la profesión de piloto de su marido, su gusto por la vida bohemia, su éxito como artista y escritor, y sus incontables amantes. En su memoria llegó a describir incluso el racismo y el hostigamiento que sufrió por parte de la burquesía parisina a la cual pertenecía su esposo y que nunca la aceptó como una de las suyas. Todo ello los distanció, aunque tenían encuentros esporádicos durante los que vivían momentos de auténtica felicidad. No en vano, la rosa de El principito es un homenaje de Saint-Exupéry a su esposa. Su infidelidad y dudas acerca del matrimonio son simbolizadas por el campo de flores que se encuentra el pequeño príncipe en la Tierra. Sin embargo, el principito le dice que su rosa es especial, porque es a ella a la que realmente quiere.

Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.

A pesar de tener un matrimonio ‘sinigual’, Antoine guardó a Consuelo cerca de su corazón. Ella es un personaje importante en El Principito como su «flor», que «creció» en su planeta y que él protege bajo una campana de cristal.

Consuelo murió de un ataque de asma en Grasse, Francia el 28 de mayo de 1979 y fue enterrada en el cementerio de Père-Lachaise en París junto a los restos de su segundo marido Enrique Gómez Carrillo. Legó todos sus bienes y derechos al español José Martínez-Fructuoso, quien fuera su mayordomo y jardinero.Consuelo_en_1942_à_Montréal

Memorias de la rosa

Dos años después de la desaparición de su marido acaecida en 1944, Consuelo escribió sobre la vida compartida con él. Esa autobiografía en francés de 1946 llevó por título Mémoires de la rose (Memorias de la rosa), y nunca fue publicada en el curso de su vida.

Su heredero universal, José Martínez-Fructuoso, dudó mucho antes de tomar la decisión de revelar la existencia del manuscrito. Finalmente lo entregó al escritor francés Alain Vircondelet, junto con los baúles de viaje en barco que usaba Consuelo —con numerosos documentos—, y las cartas que le escribía cada domingo a Antoine de Saint-Exupéry y que nunca enviaba.​

En esos manuscritos Consuelo narró la relación entre ambos, a menudo tormentosa, aunque Antoine le escribió cartas en las que reconocía el gran significado que ella tuvo en su vida. La obra fue publicada en el año 2000,​ y los materiales que recibió Alain Vircondelet fueron incorporados a varias de sus obras (Saint-Exupéry. Vérité et légendes (2000), éditions du Chêne; Antoine et Consuelo de Saint-Exupéry. Un amour de légende (2005), Les Arènes).

Las memorias de Consuelo se convirtieron en unas de las más famosas de Francia. La relación con su marido fue retratada también por Bruno Ganz y Miranda Richardson en la película Saint-Exupéry: La Caja de Historia.

«Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió.»

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