Durante la última administración del Partido Liberal como gobierno de Honduras en el periodo (2006-2010), los titulares de los poderes ejecutivo con José Manuel Zelaya Rosales y legislativo con Roberto Micheletti Bain a la cabeza, no lograron crear consensos y acuerdos a lo largo de los cuatro años de administración que compartieron. Estas acciones desencadenaron en el fatídico Golpe de Estado provocado, además, por diferentes sectores políticos y económicos de Honduras. A partir de ese momento el «Partido de las milicias eternamente jóvenes» sufrió una grave ruptura a lo interno de su estructura teniendo un declive como institución que hasta ahora continua, perdiendo militantes y seguidores a lo largo y ancho del país que se manifiesta en los resultados en la fórmula presidencial, sufriendo tres derrotas consecutivas en las ultimas contiendas electorales, quedando al margen como tercera fuerza política en las últimas dos elecciones.
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Contexto Histórico
El Partido Liberal de Honduras ganó las elecciones generales celebradas el 27 de noviembre del año 2005 de la mano de José Manuel Zelaya Rosales como presidente sobre su contendiente Porfirio Lobo Sosa del Partido Nacional. El Congreso Nacional fue presidido en esa administración por Roberto Micheletti y la distribución de las 128 curules fue la siguiente:
Partido Liberal (PL) 62 diputados
Partido Nacional (PN) 55 diputados
Democracia Cristiana (DC) 5 diputados
Unificación Democrática (UD) 4 diputados
Partido Innovación y Unidad S.D (PINU SD) 2 diputados.
Golpe de Estado (Inicia el fraccionamiento del Partido Liberal)
A cinco meses de las elecciones generales, el 28 de junio del año 2009 se destituye a Manuel Zelaya Rosales de su cargo como presidente de Honduras, por atentar contra la forma de gobierno con la elaboración de una consulta popular llamada “La cuarta urna” y tomó su lugar el presidente del Congreso Nacional Roberto Micheletti a través de un acto controversial ejecutado desde el mismo Congreso Nacional, que llamaron “Sucesión Presidencial.” El acto trajo consigo el repudio de la comunidad internacional llamándolo Golpe de Estado y fraccionó a la población hondureña en dos bandos, “Los Golpistas,” quienes apoyaban la “Sucesión presidencial” y los golpeados llamados “Resistencia,” quienes creían que se había roto el orden constitucional del país. El partido Liberal no estaba exento de ese fraccionamiento y varios de sus militantes y simpatizantes se inclinaban por uno u otro lado, dejando a su próximo candidato presidenciable y ex vice presidente Elvin Santos en una difícil posición y con poco tiempo para resolver: Santos se inclinó finalmente por el lado de “Los Golpistas” y entró débil al proceso electoral demostrando su incapacidad como líder para unir a su propio partido político, hecho que aprovechó el candidato del Partido Nacional, Porfirio Lobo Sosa, quien conjuntamente a sus compañeros a diputados lograron alcanzar mayoría en el Congreso Nacional. Lobo Sosa obtuvo una importante victoria con más del 56% de los votos sobre un 38% que obtuvo Santos Ordoñez.
(PN) Porfirio Lobo Sosa 1,213,695 votos
(PL) Elvin Santos Ordoñez 817,524 votos
El Congreso Nacional, luego de las elecciones de 2009 estuvo compuesto así:
Partido Nacional (PN) 71 diputados
Partido Liberal (PL) 45 diputados
Democracia Cristiana (DC) 5 diputados
Unificación Democrática (UD) 4 diputados
Partido Innovación y Unidad S.D (PINU SD) 3 diputados.
Sin Rumbo
Con un partido a la deriva, débil y con falta de liderazgo para unir a la familia Liberal y con el escenario electoral diferente que incluía a 4 nuevos actores partidarios, uno de ellos dirigido por el ex presidente Zelaya llamado Libertad y Refundación (LIBRE), quien trajo a su partido simpatizantes y militantes del Partido Liberal después del golpe de Estado ocurrido el 28 de junio del 2009; asume las riendas del partido de las milicias eternamente jóvenes el abogado Mauricio Villeda Bermúdez, hijo del ex presidente Ramón Villeda Morales. Villeda Bermúdez quién apareció en el espacio político por primera vez cuando sirvió como testaferro del ex presidenciable Elvin Santos en las elecciones primarias del año 2008.
Villeda Bermúdez fue incapaz de levantar al Partido Liberal, hundiéndolo un peldaño más después de su participación en los comisos electorales del 24 de noviembre del año 2013 como presidenciable y obtener un tercer lugar con tan solo el 20% de los votos a su favor por detrás del Partido Nacional el 36% y del Partido LIBRE con un 28% y solo llegar a obtener 27 diputados en el Congreso Nacional.
(PN) Juan Orlando Hernández 1,149,302 votos
(LIBRE) Xiomara Castro 896,498 votos
(PL) Mauricio Villeda Bermúdez 632,320 votos
El Congreso Nacional quedó compuesto así.
Partido Nacional (PN) 48 diputados
Libertad y Refundación (LIBRE) 37 diputados
Partido Liberal (PL) 27 diputados
Partido Anticorrupción (PAC) 13 diputados
Democracia Cristiana (DC) 1 diputado
Unificación Democrática (UD) 1 diputado
Partido Innovación y Unidad S.D (PINU SD) 1 diputado.
En la elección de la Junta directiva del Congreso Nacional los partidos de oposición LIBRE y PAC le ofrecieron al Partido Liberal la presidencia, la cual fue rechazada. Esa acción molestó a un sector de su militancia que se vería reflejado en el siguiente proceso electoral.
La llegada de un outsider
Después de celebradas las elecciones primarias el 12 de marzo del año 2017, el Partido Liberal se logra posicionar como segunda fuerza partidaria en los comicios electorales superando a LIBRE y colocándose detrás del Partido Nacional. El ex rector de UNITEC, Luis Zelaya, se antepuso a Gabriela Núñez quien obtuvo el segundo lugar entre los cinco precandidatos presidenciables. Inmediatamente después de conocer al candidato presidenciable de los liberales, Luis Zelaya se acercó a varios candidatos para pedir su apoyo, pero nunca logró cuajar con Gabriela Núñez; y los múltiples errores cometidos por el ex rector a lo largo de campaña por su novatez en política ha dejado como resultado en las elecciones celebradas el pasado 26 de noviembre la mayor tragedia del Partido de las milicias eternamente jóvenes, más allá del conflictuado proceso electoral, marginando al Partido Liberal de la posibilidad de reivindicarse con su militancia dejándolo más dividido, sin liderazgos fortalecidos y con una cúpula sin norte para su propio partido político.
