Los Olivos: corrupción en la colonia de la Policía

EGO30 octubre, 2017

El 23 de octubre del 2013, el entonces aspirante presidencial y ex-Presidente del Congreso Nacional, Juan Orlando Hernández, fue invitado de honor a la inauguración de las primeras 100 casas de la primera etapa de Residencial Los Olivos, un proyecto habitacional para policías de la escala básica y personal administrativo de la Policía Nacional que constaría de 1.000 casas y ubicado en el kilometro 4 de la carretera hacia Olancho.

La inauguración del proyecto no sólo significaba una jugada política de Hernández —quien había contribuido desde el Congreso— a poco menos de un mes para las Elecciones Generales de noviembre de ese año, sino, sobre todo, la consecución de un sueño que había sido impulsado durante 12 años por la Asociación Nacional de Policías y Personal Auxiliar (ASODEPA).

Refiriéndose a las enormes dificultades que tienen los hondureños, particularmente los policías, para acceder a los servicios de vivienda propia, Hernández dijo que «el Estado hondureño ha sido muy indolente en ese sentido», pero que ellos (los políticos) «tenían que preocuparse por aquellos que ponen en riesgo su vida y la de su familia para que otros estén cómodos».

A pesar de todo, dicha inauguración fue simbólica, pues las primeras casas de la residencial fueron entregadas hasta el 7 de abril del 2014, un mes y medios después de que Hernández asumiera como Presidente de la República.

Las casas de Los Olivos tienen un modelo práctico y simple. Son casa pequeñas de dos habitaciones de tamaño regular,  1 baño pequeño, y una sala-comedor-cocina de una sola pieza. Las bases son de piedra y concreto, y las paredes de cemento y bloque. Tiene puertas principales de madera cepillada de pino sin pintar, y puertas interiores blancas de tambor; ventanas corredizas de aluminio y vidrios (no tan fuertes). El techo está construido por láminas de alucinc sostenidas en canaletas de metal. No cuentan con pila, pozo o tanque de almacenamiento de agua.

Las parcelas donde están ubicadas las casas son pequeñas. Además del inmueble el propietario cuenta con 1 metro de tierra a los costados, y a tres metros en las partes trasera y delantera.

Cada casa tiene un valor de 390 mil lempiras, pero gracias al subsidio de 80.000 lempiras (financiado por Banhprovi) aprobado por el Congreso Nacional, los policías pagarán un total de 310 mil, con una cuota oscilatoria entre 2.600 y 3.000 lempiras mensuales, a un plazo de 20 años. Se estima que unas 5.000 viviendas para policías se construirán en todo el país.

Pero el proyecto habitacional no ha sido lo que los policías esperaban. Los propietarios se han visto asediados por una serie de inconvenientes, incumplimientos de contrato, carencia de servicios básicos, fallas estructurales de las casas, fallas territoriales por aguas escorrentías, pésimas condiciones de las calles de acceso y al interior de la residencial, etc. Además, a 4 años de la inauguración del proyecto, muchos policías siguen sin recibir sus casas, aún cuando no han dejado de pagar las cuotas mensuales de sus propiedades.

Los policías han interpuesto decenas de denuncias por anomalías o incumplimiento de contrato ante las autoridades.

«El proyecto habitacional “Los Olivos” construido en la salida a Olancho para beneficiar supuestamente a los policías, se está viniendo abajo debido a fallas estructurales. El programa de vivienda, que es ocupado en un 85 % por policías,  ha sido denunciado también ante el Ministerio Público (MP) por el delito de fraude y estafa porque muchos de los beneficiarios están pagando cuotas y sus casas aún no les han sido entregadas y porque las que ya están en posesión se están cayendo debido a daños estructurales», escribió un diario capitalino en enero de este año.[1]

El Pulso se desplazó hasta Los Olivos a través de la carretera que conduce a la aldea de Guasculile, para constatar la veracidad de las acusaciones, y para hablar con algunos de los afectados. Un afectado (cuyo nombre omitimos por petición suya)  nos narra la situación de la residencial:

«Si yo hubiera sabido que las cosas iban a ser tan complicadas jamás me hubiera metido a este lio. Esto ha sido un problema tras otro, y nadie resuelve nada. A mí me entregaron la casa hace tres cuatro meses porque, cuando hace casi tres años que tenían que habérmela entregado. Me la entregaron porque había venido casi todos los meses en el último año y por último les dije que si no me entregaban mi casa me iba a venir meter con toda mi familia a la oficina administrativa de la residencial, porque yo no podía estar pagando la cuota de mi casa y también estar pagando otra renta porque no me la entregaban.

Prácticamente tuve que amenazar al ingeniero encargado de la construcción, porque pasaron casi tres años desde que me aprobaron la casa y el financiamiento, y hasta hace más o menos un año sólo habían hecho los cimientos y no pasaban de ahí. Ni siquiera me daba fecha de entrega, y cada vez que venía a preguntar me decían que no estaba el ingeniero y que no sabían dónde podía encontrarlo. Nunca estaba allí. Entonces decidí ir al Ministerio Público a denunciar al proyecto por estafa, porque no me habían hecho la casa, no me daban fecha de entrega ni explicaciones de nada, pero el banco me seguía cobrando puntualmente.

Y encima yo tenía que estar pagando renta de casi 5.000 lempiras, más la cuota de la casa, son casi 8.000 lempiras mensuales sólo en pago de vivienda, y nosotros somos policías de la escala básica; no ganamos la gran cosa.

Después de que interpuse mi denuncia pensé que las autoridades iban a tomar cartas en el asunto, pero no les dio ni frio ni calor. Más bien me dijeron que muchos otros policías habían ido a interponer las mismas denuncias y que ellos no podían hacer nada por ahora, porque para eso el Ministerio Público tenía que hacer una investigación de caso, y para ello había que esperar que las autoridades nombraran una comisión investigadora que emitiera un veredicto y que eso podía tardar años.

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Hablé con otros compañeros que también habían denunciado al proyecto, pero me dijeron que no perdiera mi tiempo en eso, que me iba a salir más caro el abogado que la casa y que no iba a lograr nada. Así que no seguí con eso.

Como no podía con la denuncia y el banco me seguía cobrando la cuota no podía olvidarme del asunto. Los otros me decían que no me preocupara demasiado por eso, que tarde o temprano me iban a entregar la casa, pero como en este país cualquier cosa puede pasar y nadie dice nada, no me podía quedar tranquilo. Además estaba el problema de las casas mal hechas o hechas en terrenos con fallas, como en la Ciudad del Ángel.

Tuve que seguir insistiendo hasta que pude hablar con el ingeniero del proyecto y le dije, ya enojado, que si no me resolvían la situación íbamos a tener problemas porque yo no era menos importante que los demás para que ni siquiera me hubieran hecho la casa. Le dije que le daba dos meses para que me la entregara, y que si no me iba ir a meter a su oficina con todas mis cosas y mi familia. Que íbamos a tener problemas pues.

El ingeniero me pidió disculpas, y me dijo que muchos de esos problemas no eran culpa de ellos, y que me iba a tener la casa en dos meses. Y así fue, a los dos meses me entregaron la casa, pero tuve que ponerme recio; y no hay necesidad, porque para eso paga uno.

Nos pasamos hace tres meses porque antes tuvimos que mandar a hacer balcones, las puertas de metal y la pila. Pero hacer la pila fue difícil, porque no encontramos con qué, aquí tampoco hay agua hace varios meses, porque se robaron el transformador del tanque y no lo han comprado. Y ese es otro problema, hay que estar comprando agua de pipa todas las semanas a pesar que uno ya paga una cuota mensual por agua dentro del pago mensual de la casa.

Pero aquí nadie se traga esa mentira de que se robaron ese transformador, eso fue planeado por la misma gente de aquí, porque ese aparato es demasiado grande y está demasiado metido en el cerro como par que se lo hayan robado simples ladrones; eso tuvo que haber sido planeado y ejecutado por gente que conoce muy bien la zona, por varios hambres con carro, porque un aparato tan grande como ese no se lo pueden llevar un par de hombres en la espalda. ¿Para qué se lo robaron?, ¿para venderlo?, puede ser, pero nosotros creemos que fue para meter el negocio de las pipas de agua, porque cada barril vale 30 lempiras y una pila agarra 10 barriles. Saquen la cuenta de cuánto hacen las pipas si la gente necesita agua todos los días».

Si Banhprovi aprobó los dineros para la construcción de las casas, y si los propietarios pagan mensualmente al banco una cuota por sus casas, ¿por qué no se han construido el resto de las casas, por qué no se les entrega sus casas a todos los propietarios?, ¿si los dineros aprobados por la banca para la construcción de las casas y éstas no han sido completadas, dónde está el dinero, qué destino tomó?

Todo ello revela una red de corrupción en la colonia de los policías que debe ser investigada y resuelta por las autoridades.

Citas al pie. 

[1] http://criterio.hn/2017/01/20/se-viene-proyecto-habitacional-policias-impulsado-joh/

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