TEATRO ENTRE LUCES Y SOMBRAS

CRÓNICA PARLAMENTARIA

Poco menos de seis horas duró el multicolor teatro legislativo de esta semana, donde a pesar de que la mayor parte de los diputados votaron férreamente en contra de la despenalización del aborto en sus tres causales, ocurrió el aborto del embrión político que se venía gestando desde el 15 de enero de este año. Sin embargo, por muy apasionadas que fueran las emociones que suscitaron los protagonistas, el escenario de la cámara legislativa se mantuvo bastante vacío la mayor parte del tiempo.

El martes el ambiente era de cuchicheos y reuniones, especialmente en la bancada de Libre, tras las sorpresivas declaraciones del -hasta entonces- aliado y amigo Salvador Nasralla en una radio local, donde afirmaba que si no iba como el candidato del Partido Anticorrupción a la alianza no participaría en la misma. El comandante Manuel Zelaya reunió a sus diputados más mediáticos para girar instrucciones de lo que sería después la acometida de la bancada de Libre en los medios contra los caprichos de Salvador Nasralla, que el expresidente Zelaya dijo que los había dejado dolidos por lo inesperado. Entre tanto, la bancada del PAC lucía vacía, desprovista de la mayoría de sus diputados propietarios, que según las malas lenguas estuvieron unos reunidos (los de la facción de Salvador Nasralla) y los otros en las afueras del Tribunal Supremo Electoral (los de la facción de Marlene Alvarenga). El Código Penal seguía teniendo sin cuidado a los honorables parlamentarios.

El miércoles, sin embargo, tras la embestida mediática que provocaran Salvador Nasralla y sus siempre polémicas declaraciones, varios diputados del Partido Anticorrupción volvieron al hemiciclo, como el abogado Virgilio Padilla, quien se dejó aconsejar nada más y nada menos que por el abogado Rasel Tomé y el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva. Otros diputados, como Luis Redondo, aprovecharon también para conversar muy animadamente con sus colegas de Libre, mientras la discusión de los delitos migratorios y demás aburría a un buen números de diputados y diputadas que preferían pasar el rato con la acostumbrada tacita de café. La diputada Marlene Alvarenga, que también regresaba al hemiciclo legislativo, decidió compartir un ameno momento con su único compañero en la Coalición Política Parlamentaria de Oposición (de la que no se ha vuelto a oír nada), Esdras Amado López, en lo que transcurría la aprobación de los artículos del Código Penal.  Entre tanto, el presidente Manuel Zelaya, quien desde el desprecio de Nasralla manifestó que estaría sosteniendo reuniones postergadas para poder ensanchar y fortalecer la alianza de oposición, llevó a su joven aprendiz Jorge Cálix (quien no volvió a aparecerse el resto de la semana) a reunirse con los diputados nacionalistas Mario Pérez y Renán Inestroza, quienes los recibieron con una grata camaradería para discutir algunos temas durante la sesión del Congreso Nacional.

Sorpresa, sin embargo, fue la aparición, tras varios días de ausencia dada su frenética actividad política, de la diputada Fátima Mena, quien aprovechó la oportunidad para unir cabezas con sus correligionarios. Por otro lado, un Rafael Alegría algo nervioso se reunía constantemente con la diputada estrella del PINU-SD, Doris Gutiérrez, quien fue también ampliamente solicitada por sus vecinos, los diputados del PAC. La discusión en los temas de familia dentro del Código Penal se hacía tan larga y demoraba tanto llegar al mediático tema del aborto, que la diputada Beatriz Valle, ansiosa por verter su apasionada participación en ese tema, tuvo que tranquilizarse un poco tomando café y echándole un par de «jalones» a su vaporizador. Al final, se determinó que el asunto del aborto quedaba para el día siguiente, lo que trajo un poco de distensión en la sala legislativa y permitió que el diputado nacionalista Milton Puerto hiciera una súplica para que la liga nacional se ampliara a 12 equipos, y así poder a su adorado Social Sol en las mayores.

El jueves, por fin, la escena de clímax de toda la semana había llegado: la discusión en torno al aborto y la posible despenalización del mismo. A pesar de lo mucho que se había movido el tema en los medios de comunicación, la cámara legislativa no estaba llena: faltaban muchos diputados, hasta jefes de bancada, presuntamente para no «quemarse» con una votación tan delicada.

La discusión comenzó con un apasionado discurso de la diputada Beatriz Valle, en favor de la despenalización del aborto en sus tres causales y por la modificación del concepto del aborto, que en el Código Penal está desfasado y no está de acuerdo a la definición establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el que ha sido integrado en las legislaciones de todo el mundo. Sin embargo, la diputada se extendió tanto, que el presidente Mauricio Oliva dispuso entonces cronometrar las participaciones de los diputados para que no se extendieran más allá de tres minutos. Siguiendo a la diputada, el vicepresidente y diputado por el partido Unificación Democrática, Edwin Pavón, utilizó sus tres minutos para abogar por el derecho de las mujeres a decidir. Después de ellos, con algunas excepciones, comenzó un terrible baño de agua bendita y moralismo de parte de diputados de todas las bancadas, los que desde sus torres inmaculadas de marfil extendían juicios sobre esas malditas mujeres que asesinan niños por gusto y placer. Entre los impolutos jueces de la humanidad en Honduras se encontraban Yuri Sabas, jefe de bancada del Partido Liberal, quien sentenció, «Podemos quedar mal ante el hombre pero no ante Dios,», Gladys López del Partido Nacional, Yahvé Sabillón del partido LIBRE, quien afirmó que, «No se puede abrir una ventana peligrosa al despenalizar el aborto,», Walter Banegas del PAC, Marlene Alvarenga del PAC, quien dijo que, «El derecho de la mujer no puede prevalecer sobre el derecho del no nacido,», Darío Banegas, que equiparó la despenalización con abrirle la puerta al diablo, entre otros. La diputada Doris Gutiérrez, para sorpresa de muchos, en especial de la diputada Delia Beatriz Valle, pidió que se mantuviera como estaba el aborto en el Código Penal, y propuso llevar el tema a plebiscito durante las elecciones generales para que sea el pueblo quien decida al respecto.

En favor del derecho a decidir en base a tres causales específicas que son la violencia sexual, riesgo de vida de la madre e inviabilidad del feto con la vida, se expresaron Paula Durán, de Libre, Elvia Argentina Valle (que pese a su discurso al final no votó), y Scherly Arriaga, quien insistentemente pedía la palabra pero era ignorada. Cuando finalmente obtuvo la venia para hablar y lanzó un reclamo al presidente Oliva, el parlamentario le respondió con, «Aquí el que da la palabra soy yo,» y procedió a darle la palabra a otra diputada, lo que generó una avalancha de golpes y protestas en la bancada de Libre, ocasionando que hasta el pito de Beatriz Valle resurgiera de su descanso de varias semanas. La diputada Arriaga se puso en pie a exigir su derecho a ser escuchada, y ante sus reclamos el presidente le volvió a otorgar la palabra, no sin antes lanzarle un «¡Sujétese!», al estilo de los pastores en las iglesias evangélicas. Al final, la cuestión se resolvió con los votos de menos de cien diputados, la mayoría de los cuales son hombres ya que sólo el 28% de los diputados son mujeres, y apenas nueve votos en contra de dejar como está el tema del aborto en el Código Penal.

Pasada la oportunidad de brillar un poco en los medios, la mayoría de los diputados se retiró, dejando apenas 38 curules activos que fueron aprobando varios artículos a pesar de ya no haber quórum. Antes de que dieran las dos de la tarde, la presidenta en funciones, Gladys Aurora López, dio por suspendida la sesión. A ver qué nos espera la próxima semana.