Poblador: «Lo que quieren es la destrucción del pueblo hondureño»

EGO20 abril, 2017

«Los tiroteos son de extremo a extremo, de un barrio a otro, sin importar quién está en medio, o a quién le asestan un disparo. Anoche mataron a dos, aparecieron muertos. Ninguno tiene el valor para ir hasta donde está el otro y matarse de una vez,» comenzó contando el entrevistado.

«Cuando nos desalojaron, a mis hijos los sacaron desnudos a la calle, recuerdo que eran las tres de la mañana, nos llevaron todas las pertenencias: artículos electrodomésticos de cocina, sala, hasta las camas. Cuando iban a derrumbar la casa fui y les dije que yo nunca me había metido con ellos, y tampoco estaba en la disposición de comenzar a hacerlo, que nos permitieran volver. Estábamos en nuestra choza,  que es de madera. Entraron a la casa como a las 3 de la mañana, pistola en mano. “Salgan, este viejo se va, por sapos.” Lo sacaron sin ropa. La casa está en alto y desde donde se ve la calle vimos que lo llevaban. No podíamos hacer nada. Luego regresaron, ya se imagina el estado de mi señora, la madre de mi hijos».

«Son situaciones anárquicas, se vive en una ansiedad constante desde controlar y vigilar a los cipotes (niños) cuando van a la pulpería, porque estamos a la expectativa de que en cualquier momento se da una enfrentamiento, o que alguno de nuestro familiares puede ser abatido por las balas asesinas que son desperdigadas por los que provocan estas acciones. Posiblemente al gobierno no le interese y se fomente como terrorismo de Estado, o aparezca ante el mundo como guerra entre bandas. Quizá haya algo escondido.»

Créditos foto: diario El Heraldo

«He vivido y vivo en un estado de angustia, los disparos ocupan mi mente, es una situación más allá de la depresión. Tampoco tenemos solución a los problemas de la falta de trabajo. Ya no se vive una relación de vecindario, se desconfía hasta de la familia porque podrían andar en situaciones anómalas, es estresante pensar por ejemplo que cuando se sale de casa quizá no haya un regreso, o no encontrar al que quedó. Se vive en esa angustia donde el mañana parece no existir, como el programa de 24 horas de alcohólicos anónimos, te dormís y estás con sobresaltos porque te despiertan los disparos, te levantas a buscar al familiar para saber si está vivo o si lo mató una bala perdida, se tiene la sensación que algo puede ocurrir si te dormís completamente”.

«Vivimos en una parte alta, el otro vecindario está ubicado en una zona similar, los tiros van de aquí para allá, y vienen de allá para acá, es un fuego cruzado, son enemigos que se conocen, se ven, pero solo de largo se disparan, no tienen el valor de ir a buscarse y pelear el territorio, sino que estan en una guerra a distancia los pendejos, son unos hijos de puta porque los expuestos somos los pobladores que no tenemos nada que ver en sus pleitos de bandas, o de narcotráfico, somos personas normales que no tenemos nada ver en el asunto. Estamos recuperando bienes con amigos que nos han donado camas, colchones, electrométricos, cosas que son fundamentales, pero vivimos en la zozobra, porque no sabemos en qué momento se les vuelve a meter el diablo, y cuál va a ser su reacción, estamos con la duda de reconstruir el hogar o abandonarlo definitivamente.»

«Últimamente me he animado a construirlo partiendo de que lo sucedido se dio porque los mal informaron, nosotros (la familia) no nos hemos metido a chismosos, o sapos, les dieron mala informaron y ellos han comprobado que se han equivocado queriéndonos incrustar en su sistema, situación que nosotros no aceptamos, querían que les sirviéramos de informantes y en algunas de sus actividades ilícitas, ser miembros de la organización.»

No quiere hablar mucho de sus hijos pero cuenta que se los dejaron vivos y tuvieron que huir, no pueden visitarlo en su casa; tuvieron que abandonarlo. Ellos sufren y las mujeres también, tienen que venir a ver a su padre a escondidas en lugares como el Parque Central o lugares concurridos. Los otros están sin padre. “Yo represento al padre y abuelo, pero solo apoyo en enseñarles lo moral, de la crisis vivida he desarrollado artrosis y no puedo trabajar”.

Créditos foto: vivelohoy

«No se pude abrir un negocio porque al poco tiempo comienzan a exigir cosas y no sabe que es lo que puede resultar, porque se desconfía de todo mundo, no se cree en autoridades civiles o militares, no se cree en el vecino porque puede hablar algo y con el que habla puede estar involucrado, entonces se vive en un mundo cerrado, no se puede expresar lo que se siente, porque lo que se diga puede ser peligroso, incluso fatal. Entonces es mejor no decir nada, ni saber para no fracasar.»

“Mis hijos no regresaron, ahora solo vivimos los viejos y nietos. Mi casa es de madera y le había comprado algunas cosas nuevas. Destruyeron las puertas, la letrina, la pared de atrás. Sin trabajo y sin oportunidades de encontrar, eso preocupa.»

«No se encuentra ningún tipo de ayuda. No se puede acercar a la autoridad ya que toman represalias, porque piensan que los estan denunciando, los Derechos Humanos únicamente escuchan el problema no hacen nada porque solo atienden agresiones que provengan desde el Estado, pero en cuestiones de maras, pandillas, narcotráfico, crimen organizado y común no tienen que ver en eso, solo que sea un funcionario o violencia producida por una entidad del Estado.»

«Mire, viendo radio y televisión lo que pasa a nivel internacional, cualquier entidad del gobierno aquí solo sirve para que uno se queme, se destruya, porque los funcionarios le van contar al jefe de la mara o pandilla, o distribuidor de droga o lo que sea, te está quemando (denunciando), entonces aunque las instituciones de gobierno, la tal FUSINA (Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional) diga que hay que tener una cultura de denuncia, lo que uno conoce es la traición, lo coludido que está la autoridad a todos los niveles, Corte Suprema de Justicia, Derechos Humanos, no hay quien responda por uno, hermano.»

«¿Cómo se va denunciar? Es un suicidio ir a una institución a poner una denuncia o pedir protección porque no la va tener, está claro que lo que quieren es la destrucción del pueblo hondureño.»

«Nos preguntamos de qué vamos a vivir, no hay trabajo, ni en el Estado, ni privado, si pone un negocio se lo quiebran porque le van a sacar dinero, ¿qué hacemos? ¿qué estamos haciendo por el futuro de nuestro nietos? si las propias entidades internacionales tienen una ideología interplanetaria quieren destruir las poblaciones para que hayamos menos habitantes, y hay mucha más cantidad de la que ellos quieren que exista. Se tendría que estudiar el neoliberalismo que es lo que pretende con la población mundial, hay tres elementos de esa ideología neoliberal que nos está haciendo trizas.»

Vuelve al recuerdo del día en que la pandilla Barrio 18 los sacó de su vivienda: «Golpearon la puerta, nos dijeron que si no abríamos la derribarían, cuando entraron me pusieron una pistola en la sien, que salieramos, unos de mis hijos estaba adentro, accedimos con el corazón en la mano, me dijeron, ‘si te moves se va él primero y después te vas vos viejo, y se esa vieja también’. Mi señora también se levantó, los niños estaban allí, mi yerno no se pudo levantar de la cama comprendimos que lo iban a asesinar. Con calma, porque estaban los demás, me dijo: ‘No se preocupe de lo que pase, estamos en manos de Dios, cuídeme la familia’. Se lo llevaron, lo sacaron a la calle, caminaron hasta cierta parte y lo dejaron ir. ‘Si ellos regresan ustedes van a pagan las consecuencias’. Esa es la causa por la que mis hijos no pueden volver -guarda silencio, hay lágrimas en su rostro, lo acompaña una niña-. Sin ahorros y sin trabajo es difícil, no hay más que vivir amontonado, esperanzado a los amigos o compañeros, son cosas que no se esperan, tener que pedir, ser pordiosero, mendigo. Nunca nos vimos obligados a pedir en otros tiempos y ahora nos vemos en estas circunstancias. El humano se adapta pero esta adaptación a vivir en la depresión, en un estado de estrés permanente es un poco fregado. A veces uno se dice que otros compañeros pasan una situación igual, como le pasó a un amigo que solicitó un préstamo para arreglar su vivienda y lo despojaron de su casa. Ahora tiene que alquilar y pagar la deuda. Quizá la diferencia que existe es que él tiene un trabajo y se está reponiendo. En nuestras comunidades marginadas hay miles de historias que contar.»

«En las colonias y barrios no solo hay gente a la que le han quitado su casa, hay gente que ha perdido a sus hijos, gente herida por balas perdidas, gente que ha perdido familiares, otros que tenían la prohibición de volver a sus casas y los mataron. Se tiene que escoger con cuidado si se queda a vivir en su casa, o se va y lo pierde todo.»

Créditos foto: el Nuevo Herald

«Yo tuve la gallardía o un arrebato de regresar y hablar con ellos, mi comportamiento tuvo mucho que ver. Cuando se vive en crisis se aprende mucho a llevar una carga muy pesada, la gente quizá pude decir: ¿ese maje por qué va y viene? Antes vivíamos tranquilos, ahora no, tenemos que enfrentar la situación para poder habitar en este lugar y conservar los bienes que a través del tiempo hemos obtenido. Hay una adaptación, los sobresaltos del principio se vuelven normales, ahora la angustia no desaparece y es la que agobia cada día.»

«Creo que han muerto unas cuarenta personas por circunstancias de vandalismo, entre hombres y mujeres. Son saldos de una guerra. En mi casa hay cuatro impactos de bala que están allí incrustadas en las paredes, eso lo vivimos todos vecinos.»

«El 1 y 16 hubieron dos muertos. Creo que los colombianos están manejando esta situación de las maras y pandillas, porque hay como un paramilitarismo, las balaceras pareciera que estuvieran programadas, si se ve de esta forma son las maras y pandillas las que tapan el hoyo del terrorismo de Estado.»

«Es extraño que el Colegio de Abogados y la Corte Suprema de Justicia no llamen a un cambio en el código de leyes, aunque no radica en las leyes, pero podría ser un trampolín que produzca un cambio en la sociedad.»

Aunque asiste a la iglesia, aunque considera que la misma no está cumpliendo su rol de explicarle a la gente qué es lo que está sucediendo sino que aparta el discurso de esa realidad. «Quisiéramos que alguien nos diga ¿hacia dónde nos lleva esta realidad, cuál es el futuro de nuestra sociedad que cada día empeora y se ven cosas horripilantes?»

“ ‘Estás loco viejo, tenés que venir el jueves a hablar con nosotros’, no me dijeron que me quedara, pero ya me había venido. Ahí estamos sin saber qué va pasar y tampoco qué me va a pasar.»

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