Para Roberto Zelaya, Director del emblemático Instituto Jesús Aguilar Paz, el cierre de la jornada nocturna en los institutos de segunda enseñanza tiene varias causas, pero una de las principales es la inseguridad a que están expuestos los jóvenes. La hora de salida es entre las 9:00 pm y 10:00 pm, hora en la que no encuentran transporte, ya que este servicio guarda sus unidades por la inseguridad más temprano; la otra causa de la deserción de jóvenes de los institutos, es la situación económica de los muchachos, que pierden sus empleos por lo que no pueden seguir estudiando, circunstancias para que la jornada nocturna este desapareciendo, apuntó el profesor.
Además, agrego el profesor Zelaya: «Existe poco apoyo por parte del gobierno central, a los alumnos les toca financiar ciertos gastos para el material de aseo; desde la escoba, desinfectante, el pago del servicio de internet y el costo de este que es en dólares, ya que así lo venden las compañías de los sistemas de cable, porque ahora en los colegios todo el sistema es digital y tiene un costo como el agua y la luz. Todos estos servicios se pagan porque de lo contrario son suspendidos. Circunstancias de las que el estudiantado no puede sobreponerse económicamente, porque el estado solo paga al maestro para que dé la clase», señaló el docente.
«Cuando el joven tiene que decidir entre estudiar o garantizar su vida y opta por lo último, pero también decide entre profesionalizarse y comer, se decide por lo primero», afirmó el maestro.
Producto de la inseguridad el Instituto Aguilar Paz perdió 3 estudiantes en momentos que realizaban protestas por reivindicaciones, según Zelaya buenos muchachos los tres, una mujer, uno de los jóvenes de la jornada de la mañana de último año. Ninguno se vinculaba con maras o pandillas.
Zelaya contó una anécdota de un joven al que le decían «Pikachu».
«Era buen muchacho, colaborador, buen jugador de futbol, en cierta ocasión se le impuso un castigo por equis razón, los consejeros le pusieron un castigo que consistía en asear los baños, ni las personas de aseo los limpian como él lo hizo», dijo, y agrego describiéndolo como una persona valiosa.
«Fue asesinado y dejado en la impunidad, coincidencia que sucedió después de una revuelta estudiantil».
Cuando los jóvenes manifiestan su inconformidad, siempre aparecen muertos, estos 3 jóvenes del Aguilar Paz, murieron igual que la niña del Central en la misma época en la que mataron a los 3 estudiantes, afirmó Zelaya.
Continua Roberto Zelaya: «Hay que aprender a sobrevivir con ellos, con los muchachos de las pandillas no hemos tendido problemas, en mi zona, de los que más hay, son los de las barras, el colegio lo controla la Revo, o barra del equipo de fútbol Motagua, los problemas se presentan con los de afuera, de otros barrios que llegan a pelearse al colegio, pero no es circunstancia para que los estudiantes se vayan del colegio».
Los problemas los tienen con la jornada vespertina y nocturna, porque no hay suficientes alumnos, y es un problema que enfrentan los centros educativos, por lo que la secretaría de educación ordenó el cierre de 15 centros educativos sólo en la capital, pero las estadísticas de estudios realizados reflejan que en los últimos 4 años 200,000 mil niñas y niños han dejado de asistir a las aulas en los diferentes niveles del sistema educativo nacional por la inseguridad y la crisis económica.
La incógnita, manifestó el Director del Aguilar Paz, es ¿por qué están disminuyendo las matrículas si la población está aumentando?, antes el Estado tenia las becas que eran de gran ayuda para los jóvenes, era poco pero les ayudaba a sostenerse como lo era el bono del transporte de lps.600.00. Los jóvenes hacían el esfuerzo para terminar el año.
«Todo esos incentivos se perdieron, la matricula gratis se perdió, ahora los jóvenes en lugar de recibir tienen que pagar, todo eso desestimula, para que el joven pueda estar en el aula».
Para educador el estado tiene la obligación de brindar educación para que los niños y jóvenes estén en las aulas y no en la calle ya que ahí lo que aprenden es a delinquir. Advirtió que podría ser una segunda intención del gobierno para privatizar la educación, por la desidia como tratan a la comunidad educativa.
La matrícula fue disminuyendo después del golpe estado, «no olvide que el magisterio fue uno de los baluartes en la lucha, acompañando al pueblo contra el golpe de Estado, eso trajo como consecuencia que se desatara una persecución contra el magisterio, directores, profesores, todo mundo es perseguido hasta la fecha de hoy».
Roberto Zelaya afirmó que la reducción en las matrículas es drástica en el Aguilar Paz, en los últimos 5 años de 5,000 mil alumnos que se matriculaban ha bajado a 3,000 y sigue disminuyendo cada año, y eso que se hace propaganda como un instituto privado, volantes en las calles, en los medios de comunicación que nos abren los espacios, para promover nuevas carreras.
¿Para dónde se fueron las familias con sus hijos? Le preguntamos.
«La mayoría de jóvenes emigran, tenemos una gran cantidad de jóvenes que emigran, otros trabajan como venderos ambulantes vendiendo en las calles y otras cantidades que desconozco ¿qué podrán hacer para sobrevivir?»
Si esa es la realidad para la juventud, está bien complicada, porque al que no estudia se le van cerrando puertas, la exigencia del mercado laboral es cada vez mayor, para un joven sin el noveno grado la oportunidad laboral es mínima.
«Algunos se despiden y se van, no queda más que aconsejarles porque sabemos del peligro que les espera en la travesía de la frontera de México, donde la violencia es igual o peor que aquí en Honduras».
«Es el futuro que les espera», manifestó el docente con cierta nostalgia.
«Otros se van para España porque sus madres están allá, todavía no hemos hecho una estadística formal de la cantidad de alumnos que han emigrado».
«Los docentes tenemos limitaciones, en cuanto a cómo controlar la venta de drogas que es un mercado fuerte y quienes lo manejan son personas con mucho poder. No lo podemos enfrentarlos con consejeros, ellos tienen temor a ser amenazados y agredidos. Nosotros como docentes hacemos lo que podemos, hacemos registros a los alumnos, si se les encuentra droga se llama al padre y se le informa para que sean los padres los que tomen las medidas con el menor».
«Nosotros no podemos confiscar alguna sustancia porque genera problemas, muchos alumnos mercadean la droga y si no entregan el dinero de esa droga los asesinan, ya ha sucedido en otros centros educativos. Mis instrucciones a los consejeros es que cuando encuentren a un muchacho con droga se la decomisen, llamen al padre de familia y se la entreguen, ellos sabrán qué hacer con el menor de edad».
El director manifestó que son menores los que mercadean con droga al interior del centro educativo, lo que se ha hecho es firmar convenios con organismos de derechos humanos y el IHADFA para el tratamiento. Generalmente estas organizaciones les brindan charlas, pero existe una fuerza que los orilla a las drogas y al delito.
En el Aguilar Paz han estudiado hasta jefes de maras, según su director Roberto Zelaya. Las jóvenes mujeres de los jefes hasta se anuncian para intimidar, pero siempre que no causen problemas y no hagan cosas indebidas pueden permanecer en el centro eductivo porque tienen igual derecho.
«Siempre que se ajusten al reglamento interno de la institución y a las leyes educativas son bienvenidos. Son jóvenes muy inteligentes desgraciadamente están metidos en esas cosas», apuntó Zelaya.
No se han identificado a los punteros pero si a los menores que son bandera.
«Ni se imagina, hay de todo».
Contó que habían unos niños que todos los días lo saludaban con una «buenos días» lo que le pareció raro, por lo que averiguó que esos cipotes eran banderas.
«Ellos tienen un control absoluto, conocen en el barrio, quién es quién, dónde viven, qué hacen para vivir, hasta su posición ideológica. Cuando llega la policía pidiendo información no se le puede dar, a menos que porten una orden judicial, si llega la fiscalía, igual, es prohibido dar información, porque es privada, solo para nosotros», dijo.
Las muertes de los muchachos y la joven fue terrible para la comunidad educativa, ahora la medida es evitar bajo todos los medios que los jóvenes salgan a la calle.
«Se dan ocasiones que no los podemos controlar y se van a las luchas, para lograr reivindicaciones. En el 2016 se revolvieron exigiendo la escuela vacacional, los alumnos tienen pleitos con el Abelardo Fortín, instituto Hibueras, Central, pero cuando se trata de lucha se unen».
«A los estudiantes del Aguilar Paz les tocaba ir a la «Escuelita» hasta el Instituto Hibueras, donde eran maltratados y golpeados, a las alumnas casi las violaban, era terrible».
Acompañados de los padres de familia se solicitó a la secretaría de educación «La escuelita» y les fue negada, entonces los cipotes se revolvieron, se tomaron las instalaciones y se fueron a las calles, rogamos a Dios para que no fuera a pasar lo mismo, pero consiguieron “La escuelita” vacacional, ahora están en su ambiente y no les pasa nada.
¿Cómo se sintió cuando le dijeron que los menores eran banderas, que lo vigilaban?
«Bueno uno no anda en nada que no sean las actividades académicas y la administramos de la institución, tratamos de que no se susciten pleitos, se dan problemas, pero no enfrentamientos, pero dentro de la institución nunca se han dado».
Roberto Zelaya nos contó que mandó a reparar el muro perimetral, con dineros de la matrícula gratis. Había un tramo plaqueado (marcado por un grafiti) por la MS 13 (Mara Salvatrucha) cuando se llegó al lugar donde la mara tiene la placa, llegó el jefe de la mara a decirle al albañil que no fuera tocárselo porque lo iban a “pelar”. El albañil le contó el incidente atemorizado y allí está todavía esa parte del muro, porque es intocable, con una placa de la MS 13.
«Ahora no se va a permitir vender droga descaradamente al interior de la institución, lo hacen de manera sutil», concluyó.
