El «fracaso» de la familia como núcleo de la sociedad

EGO15 febrero, 2017

El gran fracaso de la sociedad actual —puntualmente la hondureña—, parece radicar en el fracaso de la familia como núcleo de la sociedad. En Honduras, la familia (nos referimos por supuesto a la familia nuclear) ha sufrido graves transformaciones en las últimas décadas; por lo menos la conformación histórica de sus estructuras. La familia nuclear, corazón de la estructura social de las naciones, atraviesa uno de sus momentos más críticos, y la disfunción interna que experimenta se manifiesta en el caos de la sociedad actual.

Es esencia, la familia es un grupo social caracterizado por tener residencia común, cooperación económica y actividades productivas. Pero el concepto familia se distingue del matrimonio porque a diferencia del segundo que está conformado por dos adultos que han decidido unir sus vidas ante la ley y ante su fe, la familia es la institución más antigua de la sociedad, y sus complejas estructuras han dado vida y forma a los grandes avances de la humanidad.

La familia nuclear a la que hacemos referencia en el presente artículo, tiene la particularidad de estar formada por los dos padres y los hijos de éstos. Hacemos la aclaración con el único fin de llegar hasta el lector no especialista, aun cuando la misma puede resultar más que obvia para la mayoría. Nuestro principal interés está en explicar de qué manera la familia nuclear se ha debilitado exponencialmente en la sociedad hondureña, dando preponderancia así a la familia extensiva; es decir, a la familia compuesta por padres, abuelos, primos, tíos, etc.

AFP PHOTO/Miguel ALVAREZ
AFP PHOTO/Miguel ALVAREZ

Las causas que han permitido tal transformación son variadas, y sus consecuencias atroces. Entre algunas de las causas más frecuentes están la fragmentación social, la fragmentación familiar, la separación de los padres, la violencia, la inseguridad ciudadana, la pobreza, el matrimonio adolescente, el abandono del hogar por alguno de los cónyuges (frecuentemente los hombres), entre otros.

Las más comunes en el caso hondureño tienden a ser la separación, la violencia, la pobreza y la fragmentación, y la inexperiencia de los padres adolescentes, que se interrelacionan entre sí, y causan los puntos de quiebre más comunes.

La titular de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), Rebeca Grynspan, ha expresado que «las situaciones demográficas de Latinoamérica son diversas y en muchos de los casos contrapuestas; pues mientras países sudamericanos como el Paraguay registran los niveles demográficos más longevos de su población en rangos etarios,  países centroamericanos como Honduras registran los rangos etarios más jóvenes de la región». Esto significa que Honduras es el país con mayores índices de juventud entre las poblaciones latinoamericanas, pero al mismo tiempo una de las naciones con mayores índices de “matrimonios o uniones adolescentes”.

Para Grysnpan, estos altos niveles de juventud en la nación hondureña supone una de las principales contradicciones de Honduras como sociedad, pues los mismo no se traducen en altos niveles de productividad, desarrollo industrial y humano; pues el sistema de gobierno no favorece a las prácticas económicas y productivas de los jóvenes, lo que representa una de las principales causas (la escases de dinero) de la separación familiar entre los matrimonios jóvenes.

Tiempo.hn
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De acuerdo a la ENDESA-2005-2006, el 21% de las mujeres de 15 a 19 años de edad alguna vez estuvo embarazada, ya sea porque ya son madres (17%) o están gestando por primera vez (4%). Muchos embarazos adolescentes son no planeados. El hecho de ser madre es un factor limitante para el logro educativo de la adolescente. La proporción de madres es relativamente baja entre las mujeres de 15 y 16 años y se incrementa rápidamente hasta llegar al 28% a los 18 años y al 32% a los 19 años.

«Los niveles de maternidad y embarazo en adolescentes son altos en Colón (31%), Santa Bárbara y Atlántida (29% cada uno) y en Lempira y Copán (26% cada uno). En Cortés y en El Paraíso son bajos (16% y 17%). El mayor porcentaje de adolescentes que son madres o están embarazadas se presentan entre las que no tienen educación (46%) o apenas tienen primaria (42%). Las adolescentes en el quintil inferior de riqueza tienen tres veces la probabilidad de ser madres, que las que se ubican en el quintil superior (31 y 10% respectivamente). Honduras tiene la tasa de fecundidad adolescente más alta de América Central. Muchos 19 nacimientos en adolescentes son imprevistos o no deseados: según la ENDESA 2005- 2006, el 47% de los nacimientos en adolescentes fueron no planeados, un aumento importante respecto al 40% en la ENESF 2001».[1]

En cuanto a los factores de fragmentación y separación de la familia nuclear, éstos registran un acelerado incremento desde finales de la década de 1990. La separación familiar ha venido en incremento justamente por la incremento de los matrimonio jóvenes que fracasan, y a su vez, ello crea condiciones de inestabilidad social, pues al no contar con un núcleo familiar, un gran número de los hijos de esos matrimonio fallidos han encontrado un refugio en las asociaciones criminales ligadas a la maras o pandillas y las estructuras del narcotráfico. Por ende, el aumento de la criminalidad desde finales de del siglo XX ha tomado niveles horrorosos.

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Junto a la separación está la fragmentación de la familia a la que se han visto sometidas las sociedades de la región. Allí, el factor “migración” se ha impuesto. Dadas las condiciones de pobreza, bajos niveles educativos, analfabetismo, inseguridad ciudadana, incremento del homicidio, la extorsión económica de los grupos criminales, la falta de oportunidades de trabajo, y otras muchas razones, la dependencia de Migración y Extranjería revela que cada año, al menos unas 75,000 personas abandonan el país —principalmente hacia los Estados Unidos— en busca de seguridad, paz y prosperidad.

El Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe liderado por la CEPAL visibiliza que en el año 2000, la jefatura de hogar femenino urbana (hogares liderados por mujeres) presentaba diferentes comportamientos en cada uno de los países de la región centroamericana: El Salvador 35.3%, Guatemala 24.3%, Honduras 31.4%, Nicaragua 34.2% y Costa Rica con un 28.4%.

No nos es posible cuantificar el porcentaje aproximado del número de hogares hondureños que son liderados por las mujeres, pero la tendencia presentada en la última década nos permite teorizar que este fenómeno va en aumento. Los hombres, por su parte (sobre todo los más jóvenes), abandonan sus hogares por las razones expuestas: separación, fragmentación, migración, o en muchos de los casos, por simple abandono de sus responsabilidades.

El Heraldo
El Heraldo

El Pulso entrevistó al líder religioso Marco Antonio Moradel, sobre la forma en que la disfuncionalidad de la familia nuclear afecta el funcionamiento de la sociedad.

«En primera instancia es importante recordar que la familia (así como el matrimonio) es una instancia establecida por Dios, por lo que quienes la componen (los cónyuges) tienen como primera responsabilidad horrar al Señor a través de su unión. La Biblia misma nos exhorta a vivir en comunión con nuestros prójimos y nuestras familias. En la primera carta a los Corintios, capítulo I, verso 10, nos dice: “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito”. Más adelante, en el libro de los Hechos, capítulo 16, verso 31, la palabra del Señor nos dice: “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos…”. Pero creo que es allí donde está fallando la familia, en la obediencia y el respeto por los preceptos establecidos por Dios, porque al perder el respeto por las buenas enseñanzas, tanto los cónyuges como los hijos se han alejado del verdadero propósito de la familia, que es honrar al Señor e instruir a los hijos en el buen camino, como nos conmina Salomón: “Instruye al niño en el camino correcto, y aun cuando fuere viejo no se aparatará de él”».

Fuera de los preceptos bíblicos, ¿Qué factores actuales han dañado a la familia?

«La desobediencia y el apartamiento de los mandamientos de Dios siempre serán las primeras causas, pero es cierto que muchas de las ideas que maneja el mundo actual han hecho de la familia casi un ente del pasado, por lo menos en la manera en cómo las personas comprendían la responsabilidad y el respeto de lo que una familia significa. Por ejemplo, el mundo actual ha confundido a los jóvenes diciéndoles que no tengan hijos, que no se enamoren de nadie, que no se casen porque eso es para los tontos y que lo inteligente es tener muchas aventuras breves con muchas personas para así “disfrutar” de la vida; que tengan sexo con quien quieran, sexo casual e “impersonal”, como si en verdad es sexo fuera impersonal. He allí los grandes engaños en los que han caído los jóvenes. No está mal que la juventud se realice profesional y económicamente antes de emprender una familia, pero sí que desperdicien su capacidad de amar a los otros por creer en falsas teorías, que al final sólo terminarán dañándolos. Porque, por ejemplo, cuando una persona se acuesta con otra, eso no puede ser impersonal, pues la hacerlo ambas se muestran tal y como son, y se muestran con todos sus complejos. Además, el sexo no es sólo sexo como quieren pensar los jóvenes: es la explosión de la universo más grande que existe: la vida. Todo eso ha mutilado a la familia, y por tanto, también ha creado el caos actual de la sociedad de hoy. Por último, si la familia no funciona, tompoco puede hacerlo la sociedad, porque toda la estructura social se fundamenta en la familia».

Citas al pie. 

[1] Para ahondar es importante ver: Análisis de situación de población en Honduras; población y salud. Cuaderno n°2, 2088-215. UNFPA. p. 18.

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