Tegucigalpa, 12 de diciembre.
Sres, Sras, El Pulso:
He visto en las últimas semanas un retorno letal de los femicidios y la violencia en contra de las mujeres. Desde aquella mujer a quien su compañero de hogar le sacó un ojo con una piedra, hasta la decapitación de otra mujer en una zona residencial de San Pedro Sula. Ante esta ola de crímenes en contra de las mujeres, se me viene a la mente que la desaparición física de Gladis Lanza dejó un vacío en el movimiento feminista que no ha sido llenado todavía.
Como sociedad vemos los crímenes contra la mujer como algo cotidiano y frívolo.
El movimiento feminista está pasando por un reflujo producto de su involucramiento en las luchas durante el golpe de estado y después de este; la conversión de la Resistencia en partido político, hizo que el movimiento feminista dejara de articularse en expresiones de lucha más amplias. Hoy las veo mas cerca de los políticos promoviendo la «trenza», lavando con sus rostros la cara de los partidos, cuya integración del género en cargos de elección popular y de dirección siempre ha sido dudosa.
Cada día veo más aspirantes a puestos de elección popular que dicen ser feministas, pero que difícilmente han podido articularse en defensa de la mujer. De esa mujer golpeada, asesinada o perseguida a través de procesos judiciales o directamente por la policía. Claramente estas feministas, con la irrupción en la politiquería, han dejado atrás el reclamo por el esclarecimiento del asesinato de Margarita Murillo y Berta Cáceres, tampoco las veo en una defensa a ultranza por los derechos políticos de Marlén Alvarenga del PAC o Eva Fernandez del Partido Nacional. Ahora veos como ciertos colectivos se han articulado con el régimen de turno, haciendo eventos en conjunto o promoviendo a funcionarios.
Ya pasaron los días de jornadas protestas y sensibilización hacia los derechos de la mujer.
Pero hay esperanzas el otro lado de la moneda. Son aquellas mujeres que con tesón se han integrado a toda la cadena de denuncia de la violencia domestica, desde el acompañamiento a la denunciante, su monitoreo en juzgados e incluso su asistencia en hospitales, llegado el caso hasta sacarlas del país con tal de preservarles la vida o conseguirle el estatus de refugiadas o exiliadas.
Por el lado de los políticos, solo veo lo mismo de siempre con caras distintas o recicladas. A la fecha no se hay propuestas novedosas en la construcción de escenarios a favor de la mujer, salvo las escasas iniciativas en el Congreso Nacional.
Ojalá y este 2017 no canibalize la lucha por los derechos de la mujer, y las estadísticas de femicidios bajen o desaparezcan.
Atte: José Raúl Alemán, ciudadano.
