LA FRÁGIL UNIDAD DEL CAUDILLISMO

ALG12 octubre, 2016

AURELIANO MOLINA, CANDIDATO A ALCALDE

SAN FRANCISCO DE LEMPIRA.

«Yo le digo que no vaya agarrar por el barranco porque se va mal», dijo en una conversación don Aureliano Molina (padre), refiriéndose a las intenciones políticas de su hijo, también llamado Aureliano, quien el domingo pasado inició la carrera para alcalde de San Francisco de Lempira.

La asamblea estaba programada para las 9 de la mañana, eran las 10:30 y la gente seguía llegando. Desde temprano la familia de Aureliano preparó la comida. No sabían cuántas personas iban a llegar, pero esperaban muchas. Al final, unas quinientas personas llenaron el patio de la casas de los Molina.

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Fachada de la iglesia de San Francisco de Lempira. Foto Martín Cálix.

San Francisco de Lempira es un pueblo de 8,000 habitantes, cercano a la frontera con El Salvador. Uno de los pueblos más olvidados de este país. Distante, a seis horas de la capital, 17 kilómetros por un camino apenas transitable en vehículo 4×4.

La economía de San Francisco es precaria, apoyada mayoritariamente en la agricultura y las remesas. Según los vecinos afirman, en los últimos 10 años San Francisco ha visto mermada su población por la migración: cerca de 600 personas se han ido mojadas a los Estados Unidos.

La principal molestia de las comunidades, en todo caso, siguen siendo las vías de acceso. Porque si el camino al casco urbano es intransitable, para las aldeas apenas hay senderos de herradura.

«El presidente Juan Orlando no le quiso arreglar la calle al alcalde Elmer Molina», dijo Kevin, un joven que atiende la pulpería frente a la catedral del pueblo, aduciendo que la negativa se debió al alcoholismo del alcalde.

«El alcalde es un alcohólico y dejó pasar la oportunidad de reparar los 17 kilómetros de camino que separan a San Francisco de Honduras», dijo Kevin.

«La principal molestia de las comunidades, en todo caso, siguen siendo las vías de acceso», poblador de San Francisco. Foto Martín Cálix.
«La principal molestia de las comunidades, en todo caso, siguen siendo las vías de acceso», poblador de San Francisco. Foto Martín Cálix.

La asamblea de Libre se definió como «autoconvocada», un término usado durante las jornadas de resistencia de 2010, cuando Libre aún no existía como partido y las acciones las lideraba el Frente Nacional de Resistencia Popular. Quiere decir, de forma general, que no cuenta con la autorización de las estructuras formales del partido. Tiene sentido que se use ese término ahora, después de todo Aureliano Molina (hijo) es un joven  de apenas 27 años que se define como líder de base formado por COPINH, fogueado en aquellas jornadas de lucha de la Universidad Pedagógica Francisco Morazán en contra del golpe de Estado, cuando se desconocía la autoridad del gobierno de facto, amparados en el artículo 3 de la Constitución de la República: «Nadie debe obediencia a un Estado usurpador…»

Cuando iniciaron los discursos el sol ya molestaba. La gente buscaba sombra bajo los árboles para cubrirse de los rayos, mientras desde el pórtico de la casa daban la bienvenida a la asamblea que no contaba aún con el optimismo que caracteriza a los mítines políticos.

No hubo bandera ni afiches de colores, apenas un toldo de plástico azul que nadie parecía identificar que era para hacer sombra y un equipo de altoparlantes con la canción de Xiomara Castro de la elecciones pasadas.

Si alguien hubiera llegado sin saber qué había allí, quizás habría pensado que era una fiesta de cumpleaños, la celebración del día de la madre o en el mejor de los casos una asamblea comunitaria.

Aureliano Molina hablando a la asamblea. Foto Martín Cálix.
Aureliano Molina hablando a la asamblea. Foto Martín Cálix.

Primero habló Filadelfo Claros, Coordinador departamental del partido Libre en Lempira.

«El partido va a cambiar la constitución», dijo, asegurando que «las nuevas generaciones deben ir al frente». Según Filadelfo Claros, la actual Constitución no deja avanzar al país. «Estuvo buena cuando la hicieron hace 40 años, pero ya no nos sirve», afirmó, a un audiencia que poco respondía.

«Nosotros como partido vamos a garantizar que a la alcaldía la elija el pueblo y si hay otra asamblea, vamos a ir a elecciones para que se integren conforme el pueblo elija», dijo, llamando al final de su discurso a la unidad.

Luego fue el turno del diputado Yester Muñoz, que toda la jornada pareció sorprendido por el número alcanzado en la convocatoria.

«Todos los diputados de Lempira están ricos», dijo, afirmando que sólo él «ha dicho no a los millones (que le han ofrecido)» y esta igual o peor que antes. «Me dicen chusma porque casi le quebré la campaña al presidente (del Congreso Nacional), pero es porque me indigné. Se me olvidó lo cristiano».

«Están vendiendo nuestro país», argumentó el diputado Muñoz, agregando que se siente traicionado por el Presidente Juan Orlando Hernández, que siendo hijo del Lempira, ha traicionado los ideales del legendario cacique «y está vendiendo el país».

Y nuevamente el diputado de Libre habló de la «unidad» en el partido.

Diputado de Libre, Yester Muñoz.
Diputado de Libre, Yester Muñoz. Foto Martín Cálix.

«Ya hemos tenido reuniones con todos los grupos para no dividirnos. Nos sentamos y llegamos a un consenso. Y si no hay consenso vamos a ir a asamblea. Y si no hay consenso en la asamblea vamos a ir a una «internita», porque aquí el pueblo es que el manda, pero siempre dejando la unidad».

Viniendo de afuera, se podía apreciar una asamblea armónica y disciplinada. Los asistentes llegaron desde muy lejos, algunos luego de dos horas de duro camino, para escuchar los discursos, a pesar del sol y el hambre, y nada indicaba división o discordia. Pero algo había allí entre los discursantes, algo que mostraba, que la división existe a otro nivel. El diputado Muñoz se disculpó argumentando que iba a otras reuniones.

«Solo son dos reuniones por día, pero decidimos estar en ésta también para fortalecer la unidad», dijo. Nuevamente usó la palabra, que más parecía ya un mantra y siguió: «el pueblo debe decidir quién es el mejor. Hasta tirando la moneda al aire se puede. Hemos venido a San Francisco a felicitarlos por este proyecto que llevan. Hay que buscar la unidad. Son nueve corrientes en Honduras de Libre, en Lempira hay cinco y nos unimos las cinco en un solo movimiento», dijo.

Al final dejó la fecha del primer sábado o el segundo sábado de noviembre para las «internitas» en pro de la «unidad».

Pasaban de las once de la mañana cuando llegó el turno de Aureliano Molina. El altoparlante lo anunció como se anuncia a una celebridad antes de subir al escenario. Los aplausos sobrios y cierta familiaridad en el discurso recordaba más a una reunión de vecinos que a un movimiento político de base.

Foto Martín Cálix.
Foto Martín Cálix.

«¡Con ustedes llega Aureliano Molina, un joven luchador, emprendedor, entusiasta, con nuevas ideas y sobre todo con mucha juventud…!» el anuncio pregrabado se disolvió dejando un vacío que tomó Aureliano, saludado a la asamblea con el «compañeros y compañeras» que aprendió en Copinh, cuando junto a Bertha Cáceres (su expareja) formó su estructura de pensamiento político que ahora busca usar en su campaña por la alcaldía.

«Debemos de tener claro de qué tipo de unidad vamos a hablar», dijo, tomando el toro por los cuernos y continuó: «debemos estar conscientes de qué unidad estamos siendo responsables o cómplices. San Francisco tiene más de doscientos años de fundación, el hambre, el cólera, la miseria nos ha diezmado. Por más de  dos siglos las autoridades en San Francisco han sido puestas de dedo. Este tipo de autoridades sigue siendo cómplices y responsables de la destrucción, de la miseria y de la pobreza en que nos tienen y nos van a seguir teniendo».

«Si ustedes no quieren cambios —habló a la asamblea enfáticamente— y quieren que la misma gente siga en el poder, regresen a sus comunidades y voten por ellos, que cuatro años más de miseria es lo que van a recibir».

«Otras corrientes del partido dicen que no podemos gobernar porque somos jóvenes. Yo, que he estado en muchos espacios y en muchas luchas les digo, que ese es el argumento más retrógrado que he escuchado», y señalando al diputado Múñoz, que a pensar de haber anunciado su salida se quedó en la asamblea hasta el final, dijo: «no es cierto, diputado Yester, que vamos a “internitas». Hemos establecido diálogos con otros supuestos movimientos y llegamos a la conclusión de que cada movimiento haría su asamblea y a la otra asamblea apenas once personas llegaron. San Francisco ha sido gobernada veinte años por dos familias y siguen aspirando más».

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Asamblea. Foto Martín Cálix.

En una conversación privada, Aureliano nos explicó cómo por veinte años, dos familias han gobernado San Francisco de Lempira. Una es la del actual alcalde Elmer Molina (que aunque lleva el mismo apellido no se reconocen como familia), ha gobernado por doce años y aspira a reelegirse; y la otra es la de la regidora y excandidata a la alcaldía (candidata oficial del partido en las actuales elecciones) por libre, Suyapa Nohemy Ramos, esposa del exalcalde Jose Naún Gámez Cárcamo, que gobernó la corporación municipal con el Partido Liberal por ocho años (más doce que recibió como diputado al Congreso Nacional).

Según Molina, el pueblo de San Francisco está cansado de estas dos familias, que luego de dos décadas de gobierno nada han logrado para las comunidades.

«En el período pasado, las elecciones se ganaron en las internas, no en las generales. Nosotros no vamos a crear un movimiento para vender las credenciales», dijo, reclamando que quien empezó a pagar votos en San Francisco fue el Partido Liberal y después comenzó el Partido Nacional a duplicar el precio.

«Si alguien llega a su comunidad a ofrecerle plata —dijo Aureliano a la asamblea—, cemento, varilla, lo que sea, agárrelo, que será la única forma como usted podrá ver algo de los recursos de la comunidad. Si le ofrecen 500 pesos, agárrelos, cómaselos, bébaselos, que es lo único que le va a quedar».

«No esperen una varita mágica que venga a resolver las necesidades del pueblo. Somos nosotros los que tenemos que hacerlo. Esos viejos retrógradas que han gobernado todos estos veinte años deben entender que su etapa terminó. Que llegó la hora de una nueva generación para gobernar. Dicen que San Francisco es cachuela, pero no es cierto. El Partido Nacional, para ganar las elecciones pasadas, tuvo que invertir plata. ¿Cómo es que un partido tiene que comprar votos de su propio partido? Estas elecciones no las va a definir el dinero».

Equipo de campaña de Aureliano Molina. Foto Martín Cálix.
Equipo de campaña de Aureliano Molina. Foto Martín Cálix.

Al final Aureliano preguntó a la asamblea enfáticamente: «¿Quieren a la familia Gámez adentro de la planilla?», la respuesta fue contundente. La asamblea dijo que no.

«Si quieren unidad —dijo, viendo al diputado Muñoz—, que apoyen al movimiento de la juventud. Las comunidades están unidas. El pueblo de San Francisco está unido y decidido a que quieren un cambio. Entiéndalo, su etapa pasó, su etapa terminó y ahora nos corresponde a nosotros gobernar este pueblo».

La propuesta de Aureliano Molina a la alcaldía de San Francisco de Lempira se centra en tres líneas:

1. Transparencia administrativa a través de las auditorías populares.

«Para parar la corrupción de la administración y el tráfico financiero de las alcaldías. Esta alcaldía maneja entre dieciocho millones de lempiras al año y nadie sabe quién lo maneja y cómo. La alcaldía son administradores de los bienes populares y de la naturaleza, deben dar informes».

2. La autogestión financiera.

«La creación de un equipo técnico y político con capacidades administrativas y de gestión, integrado desde el seno de las comunidades que se dedique a la gestión de proyectos y a traer la inversión a nuestro municipio».

3. La descentralización.

«Ellos manejan todo porque manejan la plata. Nosotros proponemos que la alcaldía sea un canal para inyectar los fondos directamente a las comunidades. Que la alcaldía sea solo un mecanismo de control, de vigilancia, que no maneje los recursos».

Final de la asamblea de Aureliano Molina en San Francisco de Lempira. Foto: Martín Cálix.
Final de la asamblea de Aureliano Molina en San Francisco de Lempira. Foto: Martín Cálix.

Al final de la asamblea, Aureliano dejó claro que aún no han seleccionado el candidato para el puesto de vice alcalde.

«Hay uno de los puestos que no están decididos, porque habíamos hablado con compañeros para integrar la vice alcaldía, pero ahora sabemos que es ley que si el alcalde es hombre, el vice alcalde debe ser mujer», afirmó.

Los organizadores de la asamblea se sintieron optimistas al terminar. Su balance es positivo. Lograron la convocatoria que esperaban y todo alcanzó conforme lo planificaron. Los asistentes volvieron a sus comunidades dejando preocupación en las viejas estructuras políticas de San Francisco, que ven en el Movimiento de Aureliano Molina, un movimiento que nace desde abajo, de una figura política que a diferencia de ellos tiene proyección internacional. Un joven que amenaza cambiar las estructuras de Libre en el departamento y advierte, que sino inscriben su movimiento en la alcaldía, está listo para organizar planillas en diez municipios del departamento y romper esa frágil unidad forzando elecciones internas en Lempira.

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