Rodrigo Wong Arévalo y la Etimología de su Demagogia

EGO7 septiembre, 2016

En una entrevista, Andrés Pavón, líder del partido político FAPER y defensor de los DDHH, comentaba que él, Ramón Custodio, Bertha Oliva y Rodrigo Wong Arévalo, estaban en la defensa de los derechos humanos en la década de los 80, tiempo en que la represión hacia los estudiantes universitarios era de magnitudes descomunales. Hubo desaparecidos a lo ancho y largo de la extensión territorial hondureña y en base a esos sucesos se escribiría el célebre libro Cuando las Tarántulas Atacan, obra que cuenta la historia y sufrimiento de una familia de clase media baja que perdió a un integrante de su seno por las políticas de «cero tolerancia» bajo el mandato de Roberto Suazo Córdoba y sus estructuras de seguridad, que no eran más que herramientas para desvanecer todo pensamiento de libertad. Con el paso del tiempo, esta defensa de los derechos humanos por parte del periodista dueño de canal 10 se degeneró con los cambios políticos que sufrió Honduras a través de los procesos involutivos en los que el Partido Nacional y el Partido Liberal fueron los actores estelares, sobre todo en la desarticulación de algunos sindicatos públicos y por ende la privatización de gran parte de las empresas del Estado, además de la compra de consciencias y la toma del poder mediático, en el que estaba inmerso Rodrigo Wong Arévalo, como uno de los periodistas más representativos del país. ¿Qué hizo Rodrigo para lograr tal mérito?

Yo no percibía que en aquel tiempo Rodrigo, lo haya hecho por medio de la corrupción, yo lo miraba trabajar y todos trabajábamos por eso…” comenta un ex empleado de esa cadena televisiva, refiriéndose a su éxito.

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Wong Arévalo comenzó como comentarista deportivo y luego entró en el mundo de las noticias en Radio América, y ha sido uno de los periodistas más reconocidos a nivel nacional. En 1988 fundó Abriendo Brecha, que comenzó a trasmitirse en la televisión por TELECADENA 7 y 4 de grupo TELEVICENTRO, propiedad de la familia Ferrari. Durante el decenio de los 80, tuvo una participación activa trasmitiendo denuncias sobre los actos de corrupción gubernamentales y militares. Entre esas denuncias figura el apoyo a los estudiantes, en contra de los abusos que el Estado cometió en ese tiempo bajo el mandato de Roberto Suazo Córdoba, lo que logró que el telenoticiero llegara a ser el más importante del país durante aquellos años. 

En 1993, Wong Arévalo recibió una alerta de atentado en la que se le avisaba que su automóvil estaba intervenido con C4 (dinamita de uso militar). Al hacer las revisiones pertinentes, se dio cuenta de que era cierto y en las investigaciones se develó como supuestos implicados al general de infantería Mario Hung Pacheco, quien a su vez es responsabilizado por COFADEH (Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos en Honduras) por la desaparición permanente de Roger Samuel González Zelaya (dirigente de la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza; FESE y empleado de la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal; COHDEFOR) en abril de 1988, en el asesinato del Comerciante y Agricultor Mauricio Ernesto Hernández Rosales, en julio de 1989 en El Mulular, Cedros, Francisco Morazán y de la apropiación indebida de la cosecha de maíz de la víctima, la cual transportó en los camiones del Ejército, así como al ex jefe de la Policía Nacional depuesto en  junio de 2016 Juan Carlos «el tigre» Bonilla. En el atentado también fueron implicados Eduardo Vásquez Jimminson y el coronel Carlos Andino Benitez, quien ahora milita en el Partido LIBRE, luego de estar al servicio del Partido Nacional, no sin antes pasar por el partido Democracia Cristiana, en representación del cual conseguiría una regiduría en la Corporación Municipal del Distrito Central. 

«Él sabe quién fue, él siempre supo quién fue, es un periodista que tiene muchos informantes, por eso atacó de manera agresiva a los militares».

«En aquel tiempo desaparecían muchos jóvenes y los mataban pero nadie decía nada y él era el único que pasaba esas notas», comenta un televidente.

Según Wong Arévalo, el atentado fue una represalia por la magnitud de las denuncias emitidas por aquellos años en ese noticiero contra el poder militar y los abusos cometidos durante ese período escabroso, además de la enemistad con el ex presidente Rafael Leonardo Callejas, a quien se le responsabilizaba por escándalos como el «Chinazo», la compra fraudulenta de tierras a través de la CONADI, el «Pasaportazo» y otras irregularidades ligadas a la corrupción gubernamental y el crimen organizado en la primera mitad de los 90, lo que no agradó a Callejas y convirtió al periodista en persona non grata para el partido de gobierno en aquella época. 

Para algunos sectores más críticos, el «coche bomba» sólo fue parte de una estrategia para ganar rating; una manera de hacer creer a los demás en una imparcialidad que no existía. 

«En el tiempo de Mel, al hombre todavía se le notaba algo de coherencia. El cambio radical, yo lo vi en el 2009, después del golpe de estado, ahí si cambió completamente», expresó Roberto Budde, quien trabajó en Abriendo Brecha y Canal 10, frecuencia donada a Wong Arévalo por favoritismo político de Manuel Zelaya durante su gobierno.

«Yo le di a Rodrigo un canal pensando que era un hombre honrado, que lo iba a utilizar para la educación y ahora me pagó atacándome, le di un canal, Ferrari se opuso cuando empezamos a hacer las gestiones con Rasel Tomé, para darle ese canal 10 a Rodrigo», declaró Manuel Zelaya en 2009 luego del golpe de Estado en su contra, develando la falta de escrúpulos y amor al poder de turno en el andar de Wong Arévalo.

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En el editorial del día 14 de junio del 2016, Arévalo dedicó esos minutos al ataque contra los estudiantes que desde hace unos meses están defendiendo la autonomía de la universidad más importante de Honduras.

La Universidad Nacional Autónoma de Honduras está cruzando por una crisis de gobernabilidad desde principios de 2015 con la entrada en vigencia de normas académicas y cambios en el plan de arbitrios. Con ello comenzaron una serie de protestas que han desembocado en lo que hoy es la lucha por tener una representación auténtica dentro del engranaje gubernamental que dirige Julieta Castellanos, para lograr un equilibrio en la toma de decisiones en temas académicos y universitarios, buscando liberarse también del sesgo que han producido los frentes tradicionales. El surgimiento de MEU (Movimiento Estudiantil Universitario) es la manzana de la discordia en la burocracia estudiantil. El movimiento se opone a la comodidad dirigente que han tenido los frentes más antiguos y busca encontrar dentro del seno universitario un equilibrio que permita al estudiante promedio decidir sobre el futuro de la UNAH mediante procesos verdaderamente representativos, según sus declaraciones. 

El dueño de Torre Libertad comienza diciendo que «la toma casi permanente de la Universidad Nacional, es una evidencia de que la izquierda ha convertido el Alma Mater en su laboratorio de ingeniería social». Lo curioso es que en la década de los 80, él mismo avalaba los movimientos estudiantiles y los defendía, permitiendo que su noticiero emitiera reportajes en los que se denunciaba el acoso de las autoridades hacia los estudiantes y obreros. El discurso utilizado por Wong Arévalo evidencia un sesgo unidireccional creado por las reglas del gobierno de planta en este país, que no permite siquiera que se levante una sola voz en su contra y en contra de su erróneo desarrollo. Ejemplo de esto es la estudiante asesinada Soad Nicole Bustillo, cuya muerte tiene claras connotaciones políticas para un gran sector de la sociedad; su error, consideran muchos, fue decirle la verdad al Presidente de la República y al Secretario de Educación. 

Wong Arévalo prosigue luego argumentando que los estudiantes quieren imponer su propio modelo educativo mediante el diálogo. ¿Cómo es posible que un sector disponga de actitudes intransigentes «mediante el diálogo», si el diálogo es y ha sido la única forma que ha permitido la convención entre los seres humanos? El siguiente punto que aborda es que el agravio de buscar el diálogo no es sólo en contra de la universidad sino en contra del resto de la sociedad pero sobre todo en contra del Estado, quien a través del dinero de los contribuyentes mantiene a la UNAH.  Luego de hablar sobre la apología del odio que genera la búsqueda del diálogo, critica la terrible acción de un estudiante que en su ceremonia de graduación hace un par de semanas llevaba una pancarta que decía: «La universidad es tuya, es mía», haciendo hincapié en que la Universidad no es de nadie más que del Estado  y según sus propias palabras, «el Estado son los contribuyentes». En ese sentido, el estado serían todos aquellos que pagan sus impuestos, que engloban incluso a los que viven de la economía informal, tomando en consideración las nuevas disposiciones tributarias implementadas por el actual gobierno. ¿De quién es la UNAH entonces? 

«El Estado no aporta semejante barbaridad de dinero para que unos muchachitos pretendan romper las normas y hacer lo que quieran de la universidad (UNAH)» dijo en la última parte del tercer minuto. Ahora, si el Estado, a través de los contribuyentes, es quien sostiene a la universidad, ¿no son los hijos de los contribuyentes los que deberían velar por aprovechar al máximo el legado que sus padres les entregan a través del pago de impuestos, y quienes deberían tener el deber de defender su propio futuro y el de sus hijos, al procurar que esa institución les brinde una representación digna como estudiantes y como ciudadanos? Encima de ello, la rectora Julieta Castellanos, en su papel de administradora de esta institución, está al servicio de los estudiantes y en ese aspecto su papel no es el de dueña, su posición no debería ser abandonar el diálogo que los estudiantes, que son el propósito principal de la institución, le demandan.

«Profesionales egresados con estas pseudo virtudes, desde ahora están apostado por su propio fracaso personal» expresó finalmente, refiriéndose al espíritu de lucha que han manifestado «los encapuchados», como la cobertura mediática ha denominado a los estudiantes que se encuentran en la lucha por una representación incluyente dentro de la Ciudad Universitaria.

En conclusión, el proceder de Wong Arévalo ha abandonado todo atisbo de objetividad, y se ha plegado a un discurso político específico, haciendo su labor cuestionable en demasía; búsqueda de cuotas de poder (TEN canal 10) a través de favores y alianzas con políticos, deslealtad hacia con sus trabajadores, todo esto es lo que forma el camino de Wong Arévalo. La ética laboral puede ser manipulada en pos del favoritismo político y el éxito económico a cambio de parcialidad en el pensamiento y la acción. Rodrigo Wong Arévalo ha permitido entrever una extrema metamorfosis al estilo Dr. Jekyll (antes) y Mr. Hyde (después), producto de la ambición y el sesgo que producen la comodidad y el poder. 

Nota: Los salarios en el campo laboral del periodismo son menores a cien mil lempiras. En ese sentido es un imperativo categórico dar respuesta de cómo se obtienen los canales de televisión ¿Dónde colocamos  la ética periodística? 

Un factor que nos facilita esa investigación sin duda es por lo que ahora está PRIVADO DE LIBERTAD EL EX PRESIDENTE callejas donde se declaró culpable de los DELITOS DE ARREGLOS DE TRANSMISIÓN CON LAS Corporaciones televisivas.

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