ROD MC KUEN, SORPRENDIDO EN EL SILENCIO

EGO5 agosto, 2016

Mi hermana tenía tres muñecas, / Imogine, Diane y Vera. / Un día las operé y se quitaron las cajas de llorar. / Ahora no llorarán nunca más. / Pero la gente realmente llora…

(fragmento: Caugth in the quiet, 1969. Traducción de El Pulso.hn)

Por: Albany Flores Garca.

De nadie es desconocido que la literatura estadounidense de la primera mitad del siglo XX —sobre todo la narrativa—, ha sido una de las principales fuentes de inspiración de los autores latinoamericanos más destacados, no sólo en estructura técnica y estética, sino también en contenido y forma. Muchos de los más célebres creadores norteamericanos como William Faulkner, John Steinbeck, Ernest Hemingway, Flannery O´Connor, Carson Mc Cullers y Thomas Stearns Eliot, dejaron profundas huellas en las literaturas hispanoamericanas surgidas a partir de la década de 1950; influencia que demostraron en sus obras enormes recreadores de la lengua castellana como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Octavio Paz, Juan Rulfo, y José Donoso, autor, este último, de El obsceno pájaro de la noche, acaso la novela latinoamericana más notable del siglo pasado.

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No obstante, en la escena poética norteamericana de post-guerra, dominada desde los 50´s por las propuestas rebeldes, liberales y excesivas representadas por la Beat Genaration de Ginsberg, Kerouac y Borroughs, también se abrió campo un estilo poético sosegado, de corte amoroso y de profundas reflexiones sobre de la extensa complejidad del espíritu humano; representado casi en su totalidad por un solo nombre: Rod McKuen.

Rodney Marvin “Rod” McKuen nació en Oakland, California, el 29 de abril de 1933, y murió recientemente el 29 de enero de 2015 en Beverly Hills. Fue cantante, compositor, músico y sobre todo, poeta. Como compositor estuvo nominado a dos premio Oscar y un Pulitzer. Sin embargo, su tarea más encomiable fue su trabajo como escritor de versos cadenciosos, sensibles y honestos, que habitaron en la órbita de las palabras sencillas, sin diseños ajustados y dentro de una estética simbólica llena de imágenes reales, cotidianas y silentes. Un particular estilo al que David Foster Wallace denominó como la sencillez difícil, o la difícil sencillez.

Para McKuen, como para George Simenon, las palabras sencillas son siempre las más verdaderas, las más reales; pues éstas encierran los grandes significados de las cosas, los más hondos sentimientos, pasiones y contradicciones humanas. Su obra es testimonio de la vida, del amor que se envuelve en las hojas de los días, de las noches que se abrazan al pájaro que canta, del aciago corazón que espera las tormentas sin lluvia, de la lluvia y del silencio.

Hasta el día de hoy, McKuen es uno de los poetas de habla inglesa más leídos de su tiempo, con al menos 60 millones de libros vendidos en todo el mundo, con innúmeras traducciones y reediciones de sus textos, y con una de las formas poéticas más nobles y admiradas de los Estado Unidos. Escribió sobre el amor, la naturaleza y su espiritualidad, esencialmente. Algunas de sus obras más leídas son Listen to the warm, 1967; The sea around me, 1975; Lonesome cities, 1968; In Someone´s shadow, 1969; y quizá su texto más hermoso, Caugth in the Quiet (sorprendido en el silencio, 1969).

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