PERIODISTAS POLÍTICOS, UNA COMBINACIÓN DESAFORTUNADA

EGO14 junio, 2016

Dos crisis se juntan en un mismo espacio: la de la falta de credibilidad de la población en los Partidos Políticos y la del periodismo, convertido en una comparsa de payasos, donde cualquier mentecato con micrófono se convierte en formador de opinión y pretende luego saltar a las papeletas aprovechando un supuesto caudal político.

De esto ningún partido se salva. Desde el Partido Nacional con figuras ridículas como el diputado Juan Fernando Lobo que con su programa “Radicales” se dedicó a recaudar fondos de su tío (y morbosear en el proceso el trasero de las mujeres en el set) o el ministro de cultura Ponce Morazán, quien confunde un eslogan con un tratado y aporta un “pun-pun” que por suerte se disuelve en la historia sin dejar mayor resultado. Ni el Partido Liberal se salva, aunque quizás más cuidadoso en su selección, igual cayó en la tentación de poner a Chelato Uclés como diputado, cuyo mayor aporte a la historia fue llevar a la selección a un mundial y una frase seudosocrática, ahora popular: nunca se sabe; o el periodista y precandidato presidencial Eduardo Maldonado, quien para ganar simpatía con el electorado confesó en campaña que cuando joven tuvo sexo con una burra.

Quizás el PAC merezca un párrafo aparte. Este, más que un partido, sigue siendo manejado como un club de gente buena (parafraseando a Edmundo Orellana), en donde su dueño, el comentarista deportivo Salvador Nasralla, ha demostrado que su control lo ejerce desde el set de televisión, como concurso de belleza o sátira de desprestigio y ha sido incapaz de prever la crisis interna, propia de toda entidad política y ahora amenaza con fragmentar al partido en pequeños feudos incapaces de articular ninguna propuesta, sino la difusa promesa de luchar en contra de la corrupción.

Y si el PAC merece un párrafo aparte, el partido Libertad y Refundación (LIBRE) necesita un estudio completo, que lamentablemente este artículo no podrá profundizar y que invitamos a su dirigencia a evaluar, porque no hay peor necio que aquel que comete dos veces el mismo error.

Libre es un partido nuevo que surgió de la fractura que vivimos en el 2009, cuando carecíamos de fuentes para conocer lo que en el país ocurría y por necesidad nos vimos forzados a escuchar a una pequeña pandilla que en otras circunstancias no hubiera pasado de ser meros extorsionadores del micrófono. Hablo de Esdras Amado López, un periodista que de la noche a la mañana hizo fortuna y construyó un pequeño (e insignificante) canal de televisión, desde donde hubiera seguido acumulando fortuna sino se cruza con ser el diputado más votado del partido que luego de dos años le expulsó por traidor y oportunista; Luis Galdamez, quien con un programa de insultos llegó al congreso nacional para un año después ir a la cárcel por el asesinato de un taxista que lo confrontó en la vía pública; Audelia Rodríguez que del programa de televisión “Al Despertar”, pasó al congreso en representación del departamento de Atlántida, para luego salir del partido “por diferencias con Manuel Zelaya”.

Mala suerte ha tenido Libre con sus periodistas políticos. Se salva de momento la diputada suplente Gilda Silvestrucci, quien quizás por ser suplente no ha tenido un papel tan protagónico en el Congreso Nacional, si bien desde su programa “En la plaza” y con la corresponsalía de TeleSur en Honduras pretende hacer periodismo “independiente” en contra del gobierno al cual es oposición.

No mencionamos en la lista a los muchos periodistas que fueron candidatos y no ganaron, quizás la historia les de otra oportunidad para sumarse a esta tendencia; ni mencionamos al periodista David Romero Ellner, porque aunque intentó no pudo conseguir la amnistía en el gobierno de Lobo Sosa y no fue candidato (aunque metió a su esposa y su hijo como candidatos), si bien aún contempla la idea de continuar su carrera política en el punto a donde la dejó en 2004, cuando por sentencia judicial se le suspendieron los derechos políticos luego de haberse declarado culpable de la violación en contra de su hija de 22 años.

Como hondureños, todos tenemos el derecho de participar en un partido y ser electo para un cargo. Elegir y ser electo es un derecho que garantiza la Constitución de la República. Pero hay combinaciones que resultan desafortunadas y hasta perjudiciales, como cuando mezclamos la mentira habitual del político de carrera, con el micrófono del periodista.

De esto, nada bueno puede salir.

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