Ha sido costumbre de los últimos directores de la Marina Mercante, mover la oficina de lugar en cuanto toman posesión de su cargo y nunca queda clara la razón de la mudanza. Quizás es una costumbre muy antigua, no solo de esa institución sino de la burocracia toda. Ya en 1880 Marco Aurelio Soto movió la capital a Tegucigalpa, por razones aún no muy claras que aún nos pasan factura a los hondureños y poco es de extrañar que la abogada Vera Rubí lo haya hecho para favorecer un contrato de arrendamiento a su amigo Nick Atala, o que el actual director, el abogado Roberto Cardona López, haya trasladado las oficinas de la Dirección Nacional de la Marina Mercante al edificio perteneciente a Miguel Antonio Gonzales, también su amigo.
EL COSTO DEL ARRENDAMIENTO: DE US$8,000 A US$17,000.
De 8,000 US$ mensuales que pagaba antes la Marina Mercante, según consta en el último contrato de arrendamiento firmado en fecha 1 de enero de 2013 por el entonces director Nelson Willys Mejía Mejía y la arrendadora Jennie Margarita Atala Farach, y que especifica que el edificio está ubicado en la avenida La Paz y cuenta de 5 niveles con un área de 573,80 m2, que hace un total de 2869 m2 (2.78 US$ por m2); pasó a pagar un edificio ubicado en el bulevar Suyapa, de 3 niveles de 690 m2 que hacen un total de 2070 m2 (800 m2 menos que el edificio anterior) a 17,000 US$ mensuales (8.21 US$ por m2, 5.43 US$ más que el edificio anterior) y que, según indican los empleados de la institución, ni siquiera reúne las condiciones mínimas para albergar a más de 120 personas, entre empleados fijos y por contrato.
«Sólo el tercer piso en donde está el Director y su gente es de lujo» -nos dice un empleado de la institución que pidió mantener su nombre en el anonimato por temor a ser despedido. «Los baños en el tercer piso son carísimos -continúa-, nada que ver con los que Los gatos tenemos que usar en los otros dos pisos, que son unos baños insalubres que más parecen de mercado. Es horrible este edificio y vale el doble de donde estaba antes. Los pisos son de cemento, ni cielo falso tiene…»
El contrato que el actual director de la Marina Mercante firmó con el arrendador Miguel Antonio Gonzáles Gradis el 1 de marzo de 2015, indica que el mismo deja a la institución atada hasta el año 2017 «o hasta que se construya un Centro Cívico Gubernamental». Aquí la cláusula segunda del contrato, inciso A, que indica el plazo de arrendamiento: La Duración de este Contrato será a partir del día primero (1) de marzo al treinta y uno (31) de diciembre del año dos mil quince (2015), prorrogable a voluntad de ambas partes, no obstante, a la firma del presente contrato de arrendamiento queda convenido el compromiso que EL ARRENDADOR se obliga a rentar este inmueble hasta el 30 de junio de 2017 (aun en caso de venta del bien inmueble), en virtud de que el ARRENDATARIO por mandato del Poder Ejecutivo deberá cumplir con el traslado de sus Instalaciones al Centro Cívico Gubernamental, pudiendo en todo caso, ser prorrogado por ambas partes, si este Centro Cívico no está concluido a la fecha anteriormente indicada.
El Centro Cívico Gubernamental aún no inicia su construcción.
LA PLANILLA
En una reunión realizada en marzo de 2015 entre los empleados de la Marina Mercante con el director Roberto Cardona, Cardona dijo que en junio de ese año (2015) no habría dinero para pagar las prestaciones a los empleados despedidos y si no se iban en esa fecha se quedarían sin sus derechos laborales «ya que solo habría dinero para los despedidos de la ENEE y HONDUTEL, y que el pago (de las prestaciones de los que no se fueran en esa fecha) seria en bonos». Al final el abogado Cardona recomendó a sus empleados a que renunciaran a su puesto, argumentando una necesidad de ahorrar en la planilla.
Todo bien hasta allí. Comprendemos la necesidad de ahorrar y estamos seguros de que una planilla de 120 empleados con salarios que van entre los 15,000 a 35,000 lempiras mensuales debe ser onerosa. Pero aunque en el discurso el director Cardona dijo una cosa a sus empleados, en las planillas se demuestra lo contrario.
Al comparar las planillas de enero de 2015 a marzo de 2016, vemos que las mismas se han inflado, especialmente en los pagos a asesores, que entraron ganando 40,000, a los dos meses 50,000 y a los cuatro 60,000 lempiras, mientras los demás jefes intermedios pasaron de ganar 25,000 a 40,000 en el mismo período.
Para ejemplo el Asesor Marítimo Externo ganaba en enero de 2015, según consta en el detalle de personal del Sistema de Administración Financiera integrada de la Secretaría de Finanzas, un salario mensual de 25,666.66 lempiras y pasó a ganar en marzo de 2016 un salario de 43,750 lempiras mensuales.
Los empleados de la institución aseguran que ese aumento desproporcionado se debe a la amistad que el director tiene con su grupo de asesores, algunos de los cuales vienen de SEPLAN, en donde Cardona era capacitador.
LA MARINA MERCANTE
Tres instituciones civiles hondureñas son de importancia estratégica para Honduras en la lucha contra las drogas: Migración, que controla el flujo de personas por las fronteras nacionales; Aeronáutica Civil, que controla el tráfico aéreo civil; y la Marina Mercante, que se encarga de todo lo que es el tráfico marítimo, abanderamiento de buques y capacitación de la gente de mar.
En el contexto del golpe de Estado de 2009 y luego de tomado el control del ejecutivo, el presidente Porfirio Lobo Sosa nombró a tres oficiales del ejército para liderar esas instituciones: el general Manuel Enrique Cáceres en la Dirección general de Aeronáutica Civil, el general Venancio Cervantes en Migración y el general Nelson Mejia en la Marina Mercante. Cada uno, hombre de confianza de la embajada norteamericana.
En 2014, al asumir la presidencia Juan Orlando Hernández, comenzó una serie de cambios en esas instituciones volviéndolas a manos civiles. La abogada Carolina Menjivar asumió Migración en 2014, el también abogado Roberto Cardona asumió la Marina Mercante en 2015 y al final de ese mismo año se nombró a Miguel Peláez Lira como director de Aeronáutica Civil.
La Marina Mercante recibe sus ingresos por el registro de buques. El registro de buques es abierto, o sea que se pueden abanderar buques de otros países, tal como lo hace Liberia o Panamá. El otro ingreso proviene por la formación de marinos en las dos escuelas de la institución, una en Omoa y la otra en Tegucigalpa.
