PREMIO ROBERTO CASTILLO, LOS LAURELES BAJO LA SOMBRA

EGO11 mayo, 2016

El 19 de marzo de 2016 el escritor hondureño Gustavo Campos había denunciado que el Premio Centroamericano y del Caribe de novela Roberto Castillo 2014 estaba viciado. En su muro de Facebook agregó una lista de connotados novelistas de la región. Decía que «si alguno de esos escritores habían participado y enviado sus obras el último día, no estarían concursando sus obras». Lo que significa que quien se acredite dicho premio lo seguirá la sombra de la corrupción y de la irresponsabilidad de un hombre a cargo de la institución que convoca.

La convocatoria la realizó la Editorial Universitaria desde el 2014 y se concedió el lapso de un año para escribir la novela y postularse al premio. Algunos escritores consultados contaron a El Pulso que al enviar sus obras no recibieron acuso de recibo, otros que sí lo recibieron, pero en unos casos desde el correo personal del ex director de la Editorial, Rubén Darío, mencionando el nombre de los escritores: «Roberto, hemos recibido su obra». En tal caso, surge otra interrogante sobre el proceso de recepción de obras por correo electrónico sobre el poder de decisión del encargado de una institución que convoca a concurso. ¿Pudo él decidir qué obras participarían y cuáles no? ¿Quiénes sí serían remitidos al pre-jurado calificador? Al responder a los escritores por su nombre, implica que Darío abrió las plicas virtuales, una violación a las reglas del concurso.

Existiendo la opción de obviar o eliminar el correo recibido, lo cual pudo haber ocurrido. Además, está el hecho de que en Honduras sean pocos los escritores y todos muy conocidos entre sí.

Los escritores que enviaron a última hora sus obras, no participaron, según fuentes. Claro, la carga no recae en la UNAH sino en el ex director de la Editorial Universitaria, Rubén Darío, quien ahora guarda prisión acusado por violación en perjuicio de una de sus hijastras.

El cantautor Marvin Valladares Drago había comentado en el muro del escritor Gustavo Campos que esas «historias de compadre hablado son harto conocidas». Por su parte, Jessica Sánchez, comentó que «algo parecido ocurrió en certámenes anteriores del Premio Europeo Hibueras, donde abrieron primero las plicas y luego decidieron a quién otorgárselo». Distintos escritores también supieron sobre la irregularidad en la concesión de dicho premio. Al consultarle a Gustavo Campos, él nos confía que varias personas también le dijeron el secreto, que el primer lugar se lo habían adjudicado a su libro Los inacabados, pero que abierta las plicas, y al ver la edad del escritor, decidieron correrlo al tercer lugar y a Amanda Castro al primero, debido a su precaria situación de salud.

A raíz de la publicación del escritor Campos, se originó una serie de preguntas entre el ámbito literario centroamericano, cuestionando la credibilidad del premio y las razones de esa mácula que acompañaría al ganador por el resto de sus días.

El certamen quedó en incertidumbre, suspendido entre un nubarrón de dudas y preguntas. El fallo del premio demoró más de lo esperado ya que sería anunciado en noviembre de 2015. Luego se hizo cargo del concurso la Vicerrectoría, quedando en manos de Rutilia Calderón.

Se supone que concursaron poco más de cuarenta obras, las que recibió el primer jurado nacional. De ese primer filtro, conformado por el diplomático y crítico literario Hernán Antonio Bermúdez y el poeta y gestor cultural Rolando Kattán, quedaron cinco novelas finalistas que fueron dadas a los escritores Manlio Argueta, novelista salvadoreño, Leonel Alvarado, poeta y académico hondureño, y el escritor y periodista costarricense Óscar Núñez Oliva.

En ceremonia oficial, el día de ayer 10 de mayo de 2016, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) dio a conocer el nombre del ganador del Premio.

El certamen fue ganado por el escritor hondureño Geovany Rodríguez con la obra Los días y los muertos. Este escritor había publicado anteriormente la novela Ficción hereje para lectores castos y varios libros de poesía.

El evento se realizó a las 10:00 de la mañana en los predios de la Librería Universitaria.

Fuentes a las que tuvo acceso El Pulso ya habían ventilado que uno de los finalistas era Geovany Rodríguez, grupo en el que se incluyen otros cuatro escritores de tres nacionalidades: hondureña, nicaragüense y guatemalteca.

El escritor Geovany Rodríguez ya había ganado con anterioridad el Premio de Poesía Juegos Florales de Quetzaltenango, Guatemala, siendo el tercer hondureño en ganarlo, después de Óscar Acosta y Amanda Castro. Asimismo, el año pasado ganó el certamen de cuento patrocinado por la UTH de La Ceiba, que tuvo por jurado a sus amigos y colegas Mario Gallardo y Félix Martínez.

Una historia que se repite.

El poeta y diplomático Óscar Acosta confesó en una ocasión que la novela La guerra mortal de los sentidos, del escritor hondureño Roberto Castillo, premio creado en su honor, concursó en un certamen internacional y quedó como ganadora, pero el jurado o los organizadores decidieron adjudicársela al famoso novelista mexicano Carlos Fuentes para darle renombre al concurso. Las desventajas de ser escritor de la periferia y no pertenecer a ciertas mafias de las casas editoras.

Un certamen que debió declararse desierto

Según Constantino Bértolo, reconocido crítico y editor literario del sello Caballo de Troya, perteneciente al grupo Penguin Random House, dice que «los premios literarios son una de las formas de corrupción más claras en este país», refiriéndose a España.

El reconocido filósofo Fernando Savater también se ha referido a que los concursos «no tienen la más mínima credibilidad». Lo que nos recuerda el famoso caso de no otorgarle el Premio Nobel a Jorge Luis Borges si visitaba al dictador Pinochet.

Pese a que el premio haya estado cubierto por una sombra de dudas desde el principio, hay que precisar y recalcar que tanto el ganador como ambos jurados quedan exentos de responsabilidades.

El concurso se lo quedó un hondureño, lo que puede traducirse en lo siguiente: ¿goza de buena salud la novela hondureña, siendo esta la «asignatura pendiente» en el país?

El ganador del concurso, Geovany Rodríguez, editor de mimalapalabra y profesor universitario de la UNAH-VS,  de reconocidos méritos literarios, ganó el Primer Premio Centroamericano y del Caribe de novela Roberto Castillo 2014, agregando un premio más a su  biografía, y otra mácula con él.

Acerca de El Pulso

Propósito: Somos un equipo de investigación periodística, que nace por la necesidad de generar un espacio que impulse la opinión sobre los temas torales de la política, economía y la cultura hondureña. Estamos comprometidos con el derecho que la gente tiene de estar verdaderamente informada.

Derechos Reservados 2019-2021