UN SALVAVIDAS PARA LA ENBA

EGO18 abril, 2016

La historia de la Escuela Nacional de Bellas Artes, ENBA, se remonta a principios de los años cuarentas, en aquellos días del caríato, en donde la escuela buscaba alumbrar en medio del oscurantismo que por entonces atravesaba la sociedad hondureña. Sería la dictadura la que pondría en marcha el proyecto de una escuela de las Artes que tanto soñara el pintor Pablo Zelaya Sierra (1896-1933). La historia y el tiempo registran el interés del gobierno de Tiburcio Carías Andino por echar a andar la institución de donde saldrían muchos de los artistas plásticos de este país. Pero hoy, a merced de la misma historia, la ENBA parece sucumbir lentamente al paso del tiempo y el olvido.

En la actualidad la población estudiantil de la ENBA supera levemente los doscientos estudiantes que quedarían sin centro de estudio de agudizarse la ya precaria situación de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

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Óscar René Portillo, director de la ENBA, manifiesta que durante el año 2015, maestros, personal administrativo y alumnos, realizaron una serie de actividades de protesta en los bajos del Congreso Nacional, con la intención de que el Legislativo prestara atención a la alarmante situación que la escuela atraviesa. La protesta pacífica, que consistió en desarrollar las clases en horario normal al aire libre, parece haber funcionado.

La bancada de Libre, a través del diputado Jari Dixon, se comprometió a presentar un proyecto de ley para garantizar la subsistencia de la ENBA. El Proyecto parece estar estancado. Pese a esto se aprobó una donación de dos millones de lempiras para Bellas Artes. El dinero estará destinado para el desarrollo de los programas didácticos y académicos.

En una constancia emitida el 6 de abril de 2016 por Jorge Alexander Fiallos, Director General del Presupuesto de la República, fue entregado en un acto oficial en las instalaciones de la Escuela Nacional de Bellas Artes por el diputado Dixon, un desembolso de L.412,631.00. Portillo manifestó que éste es apenas el primero de varios desembolsos que se realizarán hasta completar la cantidad acordada en el Legislativo, que consigna el apoyo para la institución.

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La Escuela Nacional de Bellas Artes, en sus 75 años, jamás ha tenido presupuesto para su funcionamiento. El gobierno, según Portillo, únicamente ha pagado los salarios del personal de servicio, administrativo y docentes; pero la ENBA no cuenta con presupuesto para el mantenimiento de la institución, o para cubrir las necesidades de las clases talleres que los alumnos y alumnas reciben e incluso los gastos básicos de materiales didácticos no pueden ser resueltos.

Para Portillo, la ENBA es en realidad una escuela de artes plásticas, ya que el concepto de «Bellas Artes» incluye otras disciplinas como la música, el teatro o el cine, que no figuran en el currilum académico de la institución. Sin embargo la Escuela Nacional de Bellas Artes, es la única con sus características en todo el país y esto ha permitido aprovechar la oportunidad de contribuir con el desarrollo de la plástica nacional de una manera técnica y científica.

«De Bellas Artes han egresado algunos de los artistas más importante de Honduras», nos comenta el director, señalando algunos nombres de esa vasta lista de egresados que hoy ocupan un prestigioso lugar en las Artes a nivel internacional: Ezequiel Padilla, Mito Galeano, Miguel Ángel Ruíz Matute, Teresa Fortín, Dino Fanconi, y los más jóvenes como Léster Rodríguez, César Chinchilla, César Manzanares, Adán Vallecillo y Leonardo González son algunos de los que mencionó.

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