Transexualidad y Violencia Social

EGO14 septiembre, 2016

“Ellas comienzan a las siete de la noche a maquillarse y a vestirse para estar listas a eso de las nueve o diez de la noche para salir a alquilar su cuerpo, luego llegan a sus domicilios de madrugada y extenuadas, esa es la vida de ellas.” Relata Dany Montecinos, presidente de Kukulcán, organización que defiende los derechos de la diversidad sexual.

El tema de la transexualidad y la venta de servicios sexuales es muy controvertido, puesto que la sociedad ha impuesto naturalmente dos identidades de género, lo que causa antipatía en los grupos religiosos y la sociedad en general. La mayoría de las trabajadoras sexuales trans deben emigrar de ciudad en ciudad o entre países para poder vivir de su trabajo; en otros casos, son controladas por los pandilleros para la venta de drogas e igual que las mujeres biológicas que practican este tipo de comercios son denigradas hasta en el sistema de salud. Asimismo, carecen de zonas de tolerancia donde se les permita laborar sin miedo al hostigamiento social por su decisión de identidad de género; el hecho de que su trabajo es nocturno las somete a situaciones de crueldad y violencia, además el uso de drogas y alcohol que también son generadores de estrés entre ellas.

Transexualismo o transexualidad: Las personas transexuales se sienten y se conciben a sí mismas como pertenecientes al género opuesto que social y culturalmente se asigna a su sexo biológico y optan por una intervención médica –hormonal, quirúrgica o ambas– para adecuar su apariencia física–biológica a su realidad psíquica, espiritual y social.

“Crecí en el orfanato de una iglesia muy conocida. Desde pequeña, traía de gustarme los chicos”, cuenta  a los dieciséis o diecisiete años todos en el orfanato se dieron cuenta de mis preferencias sexuales y me dijeron que una persona perdida, no podría estar con las demás porque las podriría, entonces me mandaron con mi familia sin importar que no terminara la escuela.” Cuenta Rihanna Ferrrera mujer trans.

En Tegucigalpa, la población LGTBI (Lesbiana Gay Transgénero Travesti Transexual Bisexual e Interesex) y en especial las mujeres transexuales, sólo gozan de algunos derechos que ellos mismos como entes organizados y a través de Organizaciones no gubernamentales han conseguido en temas de salud, protección y discriminación. Esta última resulta un poco irónica, pues parte del problema es gestado desde la iglesia, que es el órgano que se encarga de generar gran parte de la intolerancia, pero que  a juicio de muchos deberían ser quienes brinden y aboguen por un poco de respeto.

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Población que ejerce trabajo sexual en Tegucigalpa        

“En cuanto a la población de trabadoras sexuales trans en Tegucigalpa, no existe un censo que indique cuantas trabajadoras hay en la ciudad, ni en las demás ciudades, esto es por el tema de la migración ya que la mayoría se dedica a vender sus servicios por temporadas en diferentes ciudades o países a nivel centroamericano: Honduras, Costa Rica, Guatemala y México. Yo le podría hablar de una 60 a 100 personas trabajando en Tegucigalpa actualmente, tratando de acercarme a la realidad, pero como no existe ningún tipo de evidencia, esas serían las aproximaciones que yo podría brindar, además ellas no están tan organizadas como quisiéramos, se acercan a nosotros para que les brindemos los insumos de condones y lubricantes, pero luego se pierden por la misma situación migratoria en la que viven”, explica Montecinos.

Las mujeres transexuales brindan sus servicios a todo tipo de población, es decir desde gente que ahorra toda la semana  para poder contratar los servicios, personas con ingresos arriba del salario mínimo, hasta altos funcionarios. “Las mujeres transexuales no sólo son contratadas por hombres para relaciones homosexuales sino también por parejas heterosexuales que buscan experimentar algo nuevo y modificar sus placeres íntimos”, indicó un miembro de la comunidad LGTBI.

Igual que las trabajadoras sexuales biológicas, ellas no tienen precios fijos ya que varían dependiendo del cliente, es decir, si es un cliente frecuente o la capacidad adquisitiva del mismo. A diferencia de las primeras, que  tienen tres tipos de forma de trabajo que son: ambulantes (las que trabajan en las calles) espacios cerrados (las que trabajan en night clubs, cabarets etc.) y las prepago (las que trabajan a través de internet), para las trabajadoras sexuales trans sólo aplican dos tipos de espacios: prepago a través del internet y las ambulantes, puesto que no existen en Tegucigalpa espacios cerrados especializados en la comercialización de estos servicios. Sin embargo, existen páginas web especializadas en publicitar este tipo de comercio como: www.trans.hn, donde muestran incluso los perfiles de las personas trans que venden sus servicios y tienen perfiles en redes sociales, incluyendo algunas páginas de clasificados dedicadas a este tipo de actividades, aunque la mayoría utiliza los dos medios, por cuestiones de seguridad, lo que también les facilita la conveniencia de horarios.

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Violencia y Maltrato sexual

 “Miré la muerte, dice transexual agredido por médico y militares”, dicta el encabezado de una nota de La Prensa del 30 julio del 2014

APUVIMEH (Asociación para una Vida Mejor de Personas Infectadas y Afectadas por el VIH-SIDA en Honduras), brinda datos que muestran que hasta noviembre del 2015 se sumaban por lo menos 78 muertes por odio hacia las mujeres transexuales y en ningún caso se especifica si fue por homofobia, algún cliente en estado de ebriedad o crímenes pasionales, o bien, si fue la misma policía. En resumen, la mayoría de estos casos están engavetados en la impunidad.

Las trabajadoras sexuales biológicas como las transexuales sufren de acoso por parte de la población en general y también de las autoridades.

Según las organizaciones LGTBI, algunas situaciones han cambiado por la lucha que ellos han construido, sin embargo, no quiere decir que no se den altercados de violencia y discriminación. En comparación hace diez años, las cosas han cambiado un poco, puesto que ahora los policías no pueden hacer redadas para someterlos sin razón, como hacían antes. Ahora deben tener motivos específicos. Sin lugar a dudas, siguen existiendo situaciones de maltrato físico, psicológico y sexual; por ejemplo, si un policía las detiene por alguna polémica, entre ellas mismas o con clientes, generalmente les suelen pedir favores de carácter sexual para dejarlas en libertad y en algunos casos, cuando se niegan a este tipo de convenios, son abusadas y humilladas por parte de ellos. Por otro lado está el tópico de las drogas y no sólo el consumo sino la venta. Aún hay mucha homofobia y transfobia, que son elementos que generan violencia hacia la comunidad de la diversidad y sobre todo a las trabajadoras sexuales de este grupo.

Otro tema importante es la venta de drogas. Estas mujeres muchas veces son obligadas a servir de “dealers” (vendedoras), es decir, son utilizadas para la venta de drogas en sus lugares de trabajo. En este tema están involucradas las maras, ya que ellos tienen el control de las calles y ahí está incluido el comercio sexual tanto de hombres, mujeres y personas trans.

Hay muchos casos en los que hombres han contratado alguna de estas chicas para luego abusar de ella y dejarla abandonada en condiciones deplorables, en algún kilómetro fuera de la ciudad.

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Violencia social

“Cuando cargó su arma yo me debilité… Todo mundo era mi enemigo para mí, en ese momento”. Relata cómo fue víctima de agresión Josselin López. En El Rostro de la Discriminación, publicado por asociación Kukulcán en 2014

Con el tema de la homo y transfobia, aún se promueve y manifiesta mucha hostilidad hacia ellas. Hay personas que aparecen con heridas de balas, grupos de personas que salen a las calles a dispararles con pistolas de balines, o les tiran botellas por el hecho de estar de pie en una esquina comercializando con su cuerpo. En el ambiente nocturno, el consumo de drogas y alcohol genera acciones violentas hacia estas personas. Muchas son asaltadas continuamente, incluso la rivalidad entre ellas mismas y las trabajadoras sexuales biológicas es un tema que les crea paranoia y discrepancia, ya que hay mujeres que violentan a las transexuales y transexuales que violentan a las mujeres que se dedican al mismo negocio, lo que también dispara los índices de violencia.  Ni siquiera en las iglesias son bien recibidas, aunque vayan a buscar ayuda.

“Una vez me contrataron entre dos hombres y me subieron a un carro, los dos me violaron y luego me fueron a dejar a una carretera, sin mi dinero y muy golpeada”, cuenta Charlotte, una ex trabajadora sexual transexual.

Dany Montecinos cuenta que hace unos cinco días (7 de septiembre de 2016) fue contratada una de estas chicas de Tegucigalpa, para brindar un trabajo sexual en el Lago de Yojoa y que hasta el día de hoy no se ha sabido nada, aunque se han puesto denuncias, se ha puesto su foto en las redes sociales y se ha buscado por todas partes, pero no se ha averiguado nada del paradero de esta persona.

Las organizaciones LGTBI, manifiestan que han intentado acercarse al Gobierno de la República  para conversar sobre estos temas y no han sido atendidos. Exigen que se les haga escuchar, porque cualquier tema de violencia y/o discriminación hacia cualquier ciudadano es también problema del país.

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Salud

 Al igual que otros grupos, como el de las trabajadoras sexuales, son menospreciadas por el sistema de salud y no son atendidas en todos los Centros de Salud y clínicas públicas, lo que supone un grave problema por su condición de trabajadoras del sexo que las expone a una infinidad de Infecciones de trasmisión sexual y VIH. Por otra parte, las mismas organizaciones que defienden los derechos de la diversidad han implementado en sus organizaciones apoyo clínico y orientación sobre temas de uso de hormonas y tratamientos estéticos sobre el cambio de apariencia en pro de cuidar la salud de los miembros de su comunidad para que no corran muchos riesgos en cuanto a este tema.

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