Teletón ¿Una cruzada de amor?

EGO7 diciembre, 2016
Por René Alfaro.

La fundación Teletón de Honduras nace en 1987, desde esa época hasta la fecha, los hondureños se ha unido a esta iniciativa privada y la ha adoptado como suya, demostrando el espíritu solidario, fraterno y noble que existe en cada uno de nuestros conciudadanos que, sin importar la penurias, se desprenden de lo poco que tienen para contribuir con un granito de arena.

Este año no será la excepción, cientos de jóvenes se apuntaron como voluntarios para recorrer las distintas ciudades con botellones de agua que se convierten en alcancías, donde la ciudadanía podrá depositar sus donativos, artistas nacionales e internacionales también dicen presente, adultos, niños, ancianos y “empresarios” darán su aporte.

No tengo nada en contra de iniciativas altruistas, que brotan de nuestro pueblo, que, aun empobrecido -por una clase avarienta de políticos y algunos empresarios inescrupulosos-, y golpeado por un sin número medidas fiscales injustas, acuerpan la “cruzada de amor” sin distingos de colores políticos, credo, raza, sexo, clase social, etcétera, siendo está una de las pocas actividades, por muy fugaz que sea, que crea una cierta “comunicad nacional”.

Dicho lo anterior, apoyo este espíritu y sentimiento colectivo de los pobladores, en vista que nadie con un pequeño grado de sensibilidad, puede mostrarse ajeno al dolor, sufrimiento, discriminación que adolecen nuestros connacionales que, debido a situaciones tales como: enfermedades, accidentes, edad… sufren de alguna limitación física o mental.

Pero también debemos ver la otra cara de la moneda, leer entre líneas, revisar el accionar de algunos de los miembros de la fundación Teletón, que deben millones al fisco y no honran sus obligaciones. ¿Qué intereses ocultos hay detrás de las 27 horas de “amor”, como dicen las campañas del medio televisivo que “patrocina”? ¿Cómo no mencionar las ambiciones personales, políticas y corporativas que animan a algunos de los participantes?

Es necesario señalar el afán de lucro, empresas que dedicadas a la misma actividad que otras, compiten deslealmente no pagando impuestos, debido a que gozan de prerrogativas y regímenes especiales que los protegen y les hacen llevar ventaja sobre las que si tributan al Estado; la mayoría se acoge al argumento que fomenta el turismo –hamburguesas, pollos, pizza—, otros que generan empleo-textiles, manteca, pan- y con las “donaciones” dicen ser “Empresas Socialmente Responsables”.

Con sus “aportes” buscan ocultar, lavar o blanquear la inmensa deuda social que han creado al no tributar -40 mil millones de lempiras han dejado de pagar las comidas rápidas- por las millonarias utilidades que perciben y como agravante, que en la mayoría de los casos no pagan ni el salario mínimo, sometiendo a humillaciones a los empleados y negándoles los derechos laborales contenidos en el Código del Trabajo.

Las figuras políticas no se quedan atrás, estos convierten un acto humanitario en un evento de proselitismo politiquero, que tiene varios objetivos definidos: dar la imagen de una persona desprendida y preocupada por los desposeídos, para capitalizar votos en una candidatura a cargo de elección popular, y, distraernos para que no cuestionemos de donde provienen los fondos, que en síntesis son del mismo erario.

Pero si continuamos observando nuestro derredor, encontramos que hay empresas que recaudan fondos con la venta de calcomanías, brazaletes, relojes, pines, retenciones a sus empleados, entre otros y entregan ese dinero, no en nombre de los verdaderos aportantes, que es cada uno de los que adquirieron los productos o aceptan la deducción.

Al hacer la donación en favor de la institución, adquieren un beneficio fiscal, al poder deducir del pago del impuesto sobre la renta un porcentaje, sin contar el efecto publicitario. Del mismo modo, nadie audita que las sumas declaradas correspondan al monto verdadero de lo obtenido, convirtiéndose en un fraude y un hurto.

Pero si vamos mas al fondo es necesario cuestionarnos los siguiente: ¿Por qué un tema de salud pública, tan sensible, como es la rehabilitación de niños, jóvenes, adultos y de aquellos que peinan canas, debe ser asumido por una institución privada, con campañas que financiadas por los verdaderos héroes de estas cruzadas de recolección son las capas populares, aquellos que entregan lo que les hace falta y no lo que les sobra.

Es contradictorio lo anterior, al leer la mancillada Constitución de la Republica, cuando en su articulado reza, que el Estado de Honduras está en la obligación de dar salud a los habitantes de este, y no como sucede en el caso planteado donde los mismos hondureños, asumen algo que está enmarcado en la Carta Magna como una obligación.

Finalmente, si el Gobierno entrega millonarias sumas de dinero a esta corporación de forma directa -Ministerios, Municipalidades, Congreso Nacional-, o indirecta, vía deducción que hacen los empresarios del impuesto sobre la renta; no hay un auditor del Estado y de la sociedad civil velando por el buen manejo de cada lempira que se invierte.

Si sumamos el total manejado por la Fundación Teletón, desde su inicio hasta la actualidad, contabilizando el efectivo, el valor de los inmuebles cedidos para la construcción de los cinco centros que funcionan en la actualidad y equipo entregado, llegamos a la conclusión que es imperioso nos den cuentas de estos recursos.

Mi respeto, admiración y agradecimiento a todos los niños, jóvenes, profesionales, empleados responsables y voluntarios que dan lo mejor de sí, para rehabilitar a los compatriotas que padecen afrontan un reto especial. En general a todo el pueblo de este hermoso país que demuestra la grandeza, nobleza, entrega y solidaridad con los más necesitados.

A los organizadores de las 27 horas de amor les dedico la canción delos prisioneros, interpretada en la Teletón del 2002 en Chile, “Quieren dinero”.

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René Alfaro, Director del foro «OJO CRÍTICO».

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