Sobrevivir a Honduras: los niños y la violencia

EGO16 octubre, 2017

El pasado 11 de octubre se conmemoró el Día Internacional de la Niña, una fecha que aspira impulsar el liderazgo de las niñas en la sociedad. Pero en Honduras, ser niño o niña es peligroso. Al mismo tiempo, Honduras es el segundo país con la tasa más alta de nacimientos en Centroamérica. La población menor de 18 años representa 43% de la población.

Un total de 1.084 niños y jóvenes murieron a causa de la violencia en 2015, el 50% de ellos asesinados. 11.894 menores de 23 años fueron asesinados los últimos 18 años. 2 niños cada día mueren por causas violentas. 240.000 niños sufren desnutrición crónica o sea, un niño sobre cuatro sufre desnutrición. 66% de los niños no tienen acceso a la educación secundaria. 2.500 niños cada año sufren agresiones sexuales. 95% de las violencias sexuales vienen del entorno familiar.

10.028 niños que viajaban solos hacia Estados Unidos fueron detenidos y deportados. 99% de la población no tiene acceso a la educación superior. 10% de los niños son víctimas de bullying. Más de 10.000 niños viven en las calles. 30% de las mujeres embarazadas es menor de 18 años. 50% de los embarazos en menores tienen su origen en violaciones, y el 14% de los niños trabajan.

Así lo muestra el informe sobre Niños y Violencia en Honduras 2017.

Delia, de trece años, manifestó que «no puede estudiar por la pobreza». Actualmente, 800 mil niños hondureños están excluidos del sistema formativo. Hasta 2014, Honduras registraba un 77% de cobertura en la educación primaria, lejos de la universalización que conoce la mayoría de los países del continente. «Existe en el país, una fractura asociada al paso de la primaria a la secundaria, lo que implica una reducción sustantiva de la cobertura. 35% de los niños “se pierden en el camino”».

La situación es aún más grave en la educación media. 1,2 millones de hondureños entre 3 y 17 años no estudian. La cobertura del sistema es de 58,2% a nivel nacional. Unos 25.000 niños dejan las aulas de clases anualmente en Honduras siendo la brecha más fuerte la zona urbana/rural. Por cada 100 alumnos que acaban la educación primaria, sólo hay 34 plazas en secundaria; 66 personas se quedan fuera y solamente el 23% de los jóvenes terminan la secundaria.

Según el informe, en Honduras se registran los mayores niveles de exclusión social de jóvenes en la región, pues un 27% de los muchachos y muchachas ni estudian ni trabajan, y unos 200 mil alumnos resultaron suspendidos en el sistema educativo en 2015. De cada 10 centros educativos, 7 están totalmente destruidos y los 3 restantes se encuentran en condiciones regulares y sobreviven por el apoyo de los padres de familia y los docentes.

En materia de acoso escolar, la Secretaría de Educación de Honduras registra en su plataforma a nivel nacional 150 reportes diarios de denuncias de bullying. Las denuncias y quejas provienen en su mayoría de las instituciones privadas y en segundo lugar de los centros públicos, con diferentes formas de actos que afectan a la población estudiantil.

Isidora, de doce año, vende chicles en la calle «porque e grande quieres ser doctora».

La OMS define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no consiste únicamente en la ausencia de enfermedad o discapacidad”. Si un niño no goza de un sistema de protección de la salud, no tiene acceso a los medicamentos esenciales, y no tiene acceso ni a la prevención ni al tratamiento de las enfermedades, entonces, vive una violencia que reduce drásticamente sus oportunidades.

Según la misma Organización Mundial de la Salud; en 2010, el gasto per cápita en salud en Honduras fue de 176 dólares, uno de los países con un valor más bajo frente a 802 dólares en Costa Rica y 663 dólares en Panamá. Honduras se muestra como el país donde mayor incidencia tiene el gasto de bolsillo en salud sobre el empobrecimiento de los hogares. 84% de los hombres y casi el 90% de las mujeres no tienen seguro de salud. Además, las desigualdades en la utilización de personal calificado para atender los partos son particularmente notorias.

 El 24% de los recién nacidos no reciben atención en los dos días del parto. La atención posnatal es más baja para los recién nacidos de zonas rurales, y menos frecuente en cuyas madres carecen de educación. La prevalencia del retraso del crecimiento es sistemáticamente mayor en los niños más pobres que en los de quintiles más ricos. Honduras registra alto índice de niños con bajo peso al nacer y tasas elevadas de infecciones respiratorias agudas y diarreas, infecciones que al ser frecuentes y permanecer por largos períodos ocasionan un grave deterioro nutricional que muchas veces desencadena la muerte del recién nacido

«Hago acrobacias en la calle para poder comer. Compro maíz y frijoles con mi dinero», dice Nelson, de ocho años.

En la región hay actualmente 6,1 millones de niños menores de 5 años con desnutrición crónica, de ellos 3,3 millones de Sudamérica, 2,6 millones de Mesoamérica y 200.000 del Caribe. En Honduras, unos 240.000 niños sufren desnutrición crónica, o sea 25% de los niños del país.

En 2015, la desnutrición crónica afectó a 240 mil niños y niñas hondureñas, que representan el 23% de la población. Como consecuencia, tres niños de cada diez son anémicos. La desnutrición, que incluye la limitación del crecimiento fetal, ha provocado el retraso del crecimiento subyacente y, con ello, un 45% de las defunciones de niños menores de 5 años.

Todo ello implica retardo de estatura y dificultades para el aprendizaje, asociado a situaciones de pobreza y a una alimentación inadecuada. La obesidad está intrínsecamente interconectada con otras formas de malnutrición. Los lactantes con retraso del crecimiento tenían el triple de riesgo de tener sobrepeso que los que no sufrían retraso, especialmente en el contexto de la pobreza. Los adultos que sufrieron de desnutrición en su infancia ganan 20 por ciento menos en promedio que los que no. El 50 por ciento de todas las muertes infantiles son atribuidas a la desnutrición (PMA 2015/ OMS 2016).

Por otro lado, el agua cubre el 70,8% de la superficie terrestre, pero menos del 1% del agua dulce del mundo está disponible para el consumo. Al igual que en los países en desarrollo, el mayor problema de acceso al agua y saneamiento en Honduras se concentra en los pobres. Las actuales coberturas en Honduras dejan a cerca de 1 millón de hondureños y hondureñas sin acceso a agua potable, entre ellos aproximadamente 500 mil niños y 2,2 millones sin acceso a saneamiento básico, incluyendo cerca de 1,1 millones de niños y niñas. Como consecuencia de ello, un 25% de los centros educativos no tienen agua.

«Mataron a un hombre en el campo y ahora tengo miedo», dice José, de 10 años.

1.031 niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultos (18 a 23 años de edad) han muerto de forma violenta entre enero a diciembre del 2014. El contexto de violencia e inseguridad existente en Honduras coloca a la infancia y adolescencia en una posición de particular vulnerabilidad.

A nivel nacional, en el 2015 se registraron 1.084 muertes de niños y niñas por causa externa. Las niñas representan el 26,7% del total de casos y los niños el 73,2%. Desde el año 2008 hasta el 2015 en Honduras 21,563 jóvenes (12/30 años) han perdido la vida mediante el uso de armas de fuego (83,1%) incluyendo 4.627 homicidios de niños y niñas.

El instrumento más usado en homicidios de niños y niñas es el arma de fuego con un 68,6% del total de casos. De 2010 a 2014 se han registrado 936 homicidios de estudiantes, de los cuales el 53% (497) corresponde a alumnos de educación media, el 14% de superior (133) y el 10% de niños y niñas de primaria (90).5.

Los casos de abusos sexuales a niñas, niños y adolescentes se habrían incrementado en un 200% en los últimos dos años (2014/2016). En promedio, 35 niños, niñas y adolescentes serían víctimas de abuso cada mes. La mayor parte de estos delitos ocurrirían en el entorno familiar.

Entre 2014 y 2016, se han registrado 2,607 muertes violentas y/o ejecuciones arbitrarias de niñas, niños y jóvenes menores de 23 años en el país o sea un promedio mensual de 75 homicidios.

El 95% de las violencias sexuales vienen del entorno familiar. Entre los agresores sexuales figuran los padrastros; en segundo lugar, los padres biológicos; y en tercer lugar los primos, tíos, hermanos y abuelos; y en cuarto lugar los vecinos y amigos de la familia. Las evaluaciones médico-legales por abusos sexuales realizadas durante el 2015 sumaron 2,420 casos, siendo las niñas una de las poblaciones más afectadas con un total de 87,4% (2.116) de los casos. Cada día las denuncias por maltrato infantil se incrementan, según el Ministerio Público local, pero lamentablemente no a todas las denuncias se les da seguimiento por falta de interés de las autoridades.

«(En la ruta) nos asaltaron y de ahí nos tiraron al monte y nos quitaron las mochilas. A mí me quitaron los zapatos y a los otros muchachos les robaron el dinero y los golpearon», dice David, de 15 años.

Entre el 1 de octubre de 2009 y el 31 de agosto de 2015 fueron detenidos en la frontera sur de EE.UU. 35.627 niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados de origen hondureño. El 2014 ha sido el año de mayor número de detenciones, con 18.244 personas. Solo entre enero y mayo del 2016 fueron apresados 4.224 niños que viajaban solos. El 92,2% de los migrantes y refugiados atendidos por los equipos de salud mental de Médicos Sin Fronteras durante 2015 y 2016 sufrió un evento violento en su país de origen o durante la ruta a través de México.

«Mi bebé está a punto de nacer, no tengo donde vivir. Es imposible encontrar trabajo por mi embarazo», dice Daniela, de14 años.

En América Latina, el 11% de los nacimientos corresponden a madres entre 15 y 19 años. El 19% de todas aquellasjóvenes que tuvieron relaciones sexuales prematuras quedaron embarazadas. En Honduras, la tasa promedio de embarazos adolescentes en el país es del 24%, lo que representa alrededor de 98.900 jóvenes que han sido madres o que se encuentran en estado de gravidez.

Cerca de 50 mil adolescentes y niñas son madres cada año. Cuando una niña es madre a los 16 años, tiene decidido el 90% de su vida futura. El embarazo, además, acarrea gran cantidad de problemas escolares en las adolescentes, dificultando su inserción en el mundo laboral e interfiriendo notablemente con la posibilidad de conseguir unos ingresos suficientes.

Las posibilidades de llegar a conseguir una buena formación se ven claramente disminuidas, ya que la mayoría opta por abandonar los estudios. Tal como se analizó en el punto 8, el 50% de los embarazos en menores de entre 10 y 14 años están vinculados con violaciones por parte de familiares cercanos como hermanos, padres y abuelos, o personas próximas al círculo familiar.

«Es de ahorrar para pagar una cena navideña, regalarle algo a mi mamá que necesite para que no explote (se sacrifique) tanto ella. Lo veo como una oportunidad». Dice Juan, un albañil de 13 años.

Del 2010 al 2015 la cantidad de niños entre 8 y 16 años realizando trabajos se elevó en más de 40.000, llegando a la cifra de 450.000 niños y niñas trabajando, sobre una población infantil estimada en 2,5 millones. El trabajo infantil impide al menor estudiar y jugar. Lo obliga a ejercer labores que ponen en peligro su vida y su futuro.

La mayor parte de los niños que están expuestos al trabajo infantil, y alejados de las escuelas, son de las áreas rurales del occidente del país y de las zonas urbano-marginales de las principales ciudades. Es común ver en la capital niños esperando en los semáforos para limpiar parabrisas o niñas trabajando limpiando casas, otros trabajan como recicladores, o bien están al servicio de los grupos juveniles armados. En el campo, los niños cosechan café o arroz.

Las causas del trabajo infantil son diversas y hay una relación directa con la pobreza. Juegan también un papel importante los factores culturales, la discriminación contra las mujeres y la falta de alternativas educativas.

La situación de los niños y niñas de Honduras es desalentadora y temeraria. Es un desafío de supervivencia.

 

Citas al pie.

*Niños y violencia en Honduras 2017.

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