Mientras las protestas persisten en toda Nicaragua, dañando aún más la ya seriamente deteriorada imagen del presidente Daniel Ortega y su esposa la vice presidenta Rosario Murillo, el senador estadounidense Ted Cruz advitió esta semana, que la participación rusa en Nicaragua es una «seria señal de alarma» por la que los Estados Unidos deberían estar cada vez más preocupados.
«Una huella expandida de influencia externa en la región representa una amenaza directa a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos», dijo el republicano durante un discurso pronunciado el jueves ante la Heritage Foundation sobre la creciente inestabilidad en Nicaragua.
Cruz dijo que Rusia y Nicaragua llegaron a un acuerdo para aumentar la cooperación militar y de inteligencia, algo que El Pulso ha venido siguiendo de cerca.
«Porque ¿qué podría salir mal con tener tanques rusos en América?» Preguntó Cruz sarcásticamente.
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Por otro lado, el Ministerio Rojo Apostólico de Nicaragua, que reúne a unas 1.500 iglesias evangélicas en todo el país, pidió esta semana la renuncia del presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, y se unió al clamor de la mayoría del pueblo nicaragüense.
«Teniendo en cuenta el descontento social que existe en relación con el presidente Ortega y su esposa Rosario Murillo, creemos que es urgente que ambos respeten la voluntad de la mayoría de los nicaragüenses, ya que se ha demostrado en demostraciones públicas que la solicitud no no provienen de una minoría, por eso nos unimos y les pedimos al Sr. Daniel Ortega y a la Sra. Rosario Murillo que piensen bien sobre lo que están haciendo, que sería mejor renunciar a su cargo «, dijo el reverendo Ruddy Palacios.
Palacios pide que la pareja presidencial se vaya pacíficamente, porque «el pueblo de Nicaragua ya no acepta sus sistemas y políticas».
La Red Apostólica «está muy preocupada por lo que está sucediendo … Para Dios, una vida es muy importante y aquí se ha derramado sangre y ya no queremos eso. Queremos la paz, pero no puede haber paz sin justicia «, dijo el reverendo Roger Leyton.
