RESEÑA UN MUNDO MARAVILLOSO: LA NOVELA TRÁGICA DE ROBERTO CARLOS PÉREZ

EGO25 julio, 2018

Por William Grigsby Vergara

San Agustín decía que los muertos son unos invisibles, pero no unos ausentes. Pocas veces tenemos la oportunidad de encontrarnos con un libro que nos deja con insomnio luego de leerlo. Pocas cosas en el mundo, además, son tan sagradas como el sueño reparador de todos los días. Y si un libro interfiere en ese proceso natural de ensoñación quimérica, significa que ese libro encontró un lector agradecido en el espacio íntimo de quien lo leyó.

Tal es el efecto que tiene Un mundo maravilloso, escrito por Roberto Carlos Pérez, donde el autor se adentra en la humanidad de Francisco Ruiz Udiel (1977-2010) para luego confesarse ante nosotros a través de sus dolores psíquicos, sus contingencias, sus desventuras, sus dichas y sus desgracias. Con esta obra, Roberto Carlos ha hecho visible lo invisible, ha llenado el espacio ausente que dejó la desaparición física de Ruiz Udiel a través de una obra que se suma al legado póstumo del laureado artista nicaragüense nacido en Estelí.

Para los que no lo conocieron en persona, entre ellos el mismo autor de esta novela corta, Ruiz Udiel fue una de las promesas literarias más grandes de la Nicaragua del segundo milenio, cuya trágica vida se vio truncada por una muerte igual de trágica. Su joven obra noblemente reconocida abarca dos poemarios llenos de un lirismo suplicante cuyos abrevaderos son los poetas fatalistas del siglo XX, desde César Vallejo hasta Alejandra Pizarnik, atravesados por el existencialismo de Camus y Sartre, donde la plasticidad de las imágenes poéticas llevadas a un terreno tan oscuro como desolador revelan el triunfo de la esperanza resignada sobre la soledad abúlica.

Un mundo maravilloso es el retrato literario de un muchacho que garabatea con palabras el paisaje inédito de un héroe derrotado en medio de los escombros de su amargada infancia.

El primer libro de Fran fue publicado tras merecer el Premio Internacional de Poesía Joven Ernesto Cardenal 2005, donde uno de los miembros del jurado, Claribel Alegría (1924-2018), elogió aquel conjunto de poemas por su hondura cromática y su agitado tono conmovedor. El segundo poemario fue un libro póstumo, y avizoraba la madurez lírica que iba tejiendo Ruiz Udiel en el inicio de sus treintenas. Con el título Memorias del agua, esta compilación de versos representa el testamento literario de un joven angustiado que intentó apagar el incendio de sus depresiones por medio del poder sanador de la palabra escrita.

Para quienes tuvimos la fortuna de conocer a Fran, y de ser amigos no sólo de su persona, sino también de su poesía, el libro de Roberto Carlos viene a completar el rompecabezas que representó para todos nosotros explicar el injusto final de su fecunda existencia. Conocido en Managua como el poeta bohemio de los girasoles sembrados en el mar, la figura de Fran se fundió lentamente con el paisaje de la ruinosa Managua de la posguerra sandinista, y sufrió la ciudad junto con sus escombros. Es difícil imaginar cómo reaccionaría nuestro poeta frente a una obra escrita especialmente por una persona que le fue desconocida y elaboró toda una ficción maravillosa en torno a sus últimos días. Lo cierto es que Roberto Carlos ha logrado elevar un poema en prosa cuya épica existencialista les corresponde a las biografías exegéticas de los poetas tocados por la gracia y la desgracia al mismo tiempo.

Narrada con agilidad, sensibilidad y elegancia, esta novela corta respira intensamente con el lector al punto de acorralarlo frente a las escenas desgarradoras que imprimen su numen en quienes pasan por sus páginas y no las pueden soltar. El lector se enfrentará, por lo tanto, a una obra que lo retará hasta la última línea. El dramatismo con el que está escrito el texto apócrifo se corresponde sorprendentemente con la realidad de los hechos narrados, y se complementa con un trabajo artesanal cuya estructura está magistralmente lograda por Roberto Carlos Pérez, quien seguramente será recordado por esta mística narración junto con su exacto protagonista, ese joven invisible pero presente entre todos aquellos que lo admiramos y lo quisimos, con sus luces y sus sombras en la tierra trágica y fecunda de Rubén Darío.

WGV2017

William Grigsby Vergara. 1985. Managua, Nicaragua. Maestro en Estudios de Arte por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y Licenciado en Diseño Gráfico por la Universidad del Valle de Managua. Colaborador de la Revista Envío de la Universidad Centroamericana (UCA) y catedrático de la misma en la Facultad de Humanidades. Mención de Honor en el Concurso Internacional de Poesía Joven Ernesto Cardenal 2005. Ha publicado cuatro libros hasta la fecha: Versos al óleo (Poesía, INC, 2008), Canciones para Stephanie (Poesía, CNE, 2010), Notas de un sobreviviente (Narrativa, CNE, 2012) y La mecánica del espíritu (Novela, Anamá, 2015).

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