POR QUÉ ASESINARON A BERTA

EGO5 marzo, 2019

Por Óscar Esquivel

En tiempos difíciles como los que vivimos, donde se pretende y se ha logrado en una buena parte convertir al ser humano en mercancía, donde se ha manipulado a un segmento importante de la población en consumidores y se ha llegado a un hartazgo sin precedentes en el que los bienes comunes pasan a manos privadas sin mayor resistencia de las mayorías, a excepción de seres particulares que asumen sin condicionantes causas beneficiosas para toda una población. Berta Cáceres fue y es, a través de su asesinato, de esos seres humanos –escasos hoy en día– que se enfrentan a toda una maquinaria económica, política y social en defensa de la causa humana.

Berta Cáceres habría cumplido, el recién pasado 4 de marzo, 46 años de vida, de lo que resalta que aún siendo una mujer bastante joven ya se había colocado como una figura política nacional e internacional al entender la política en su amplitud y no reducirla simplemente al plano electoral. Un día antes de celebrar su natalicio fue asesinada, a la edad de 43 años, en su natal Intibucá. Anteriormente había denunciado amenazas de muerte y fue víctima permanente de hostigamiento, como cuando se le interpuso la acusación del 24 de mayo de 2013 por el supuesto delito de “posesión ilegal de armas de fuego en perjuicio de la seguridad interior del estado de Honduras”. Berta fue detenida temporalmente el 26 de enero de 2014, pese a que había recibido un sobreseimiento temporal por la corte de apelaciones de Comayagua en 9 de enero de 2014. El 10 de febrero de 2014, en el Juzgado Primero de Letras de Santa Bárbara, recibió el sobreseimiento definitivo.

Berta Cáceres, junto a Salvador Zúniga, fundaron en el año 1993 el COPINH, una organización política y social indígena nacida para la defensa de los derechos del pueblo lenca en el departamento de Intibucá. Desde ahí, Berta Cáceres fue constituyéndose, sin proponérselo, en una figura nacional e internacional por la defensa de los recursos naturales y contra las empresas de energía hidroeléctrica, que en la mayoría de los casos dejan desierto y contaminación a su paso en nombre de un falso desarrollo para los pueblos. Berta se enfrentó también contra las empresas mineras que se llevan nuestros minerales hacia otro país reportando solo haber encontrado “broza”. Berta participó activamente contra el golpe de Estado en el 2009, siendo una de las fundadoras del Frente Nacional de Resistencia Popular. Posteriormente militó en el partido Libertad y Refundación, donde a raíz de sus posturas enérgicas contra la dirigencia no siempre era bien recibida.

La figura de Berta Cáceres iba creciendo cada día más y se volvió incómoda para muchos por
su naturaleza trasparente y sin agendas ocultas; por su desprendimiento y su accionar sin condiciones; por su espíritu inquebrantable en el que el dinero u otro tipo de extorsión no tuvieron cabida. Berta Cáceres no era una santa, sino humana, profundamente humana, como su disposición por la causa colectiva. La noticia de su muerte fue desgarradora y desesperanzadora. Ya no había nada que hacer, ya todo estaba perdido. «¡Si fueron capaces de asesinar a Berta, de qué no serán capaces!» se decían quienes la conocieron.

Tres años han pasado desde el asesinato de Berta Cáceres y su figura se agiganta cada día
más, convirtiéndose en esa gota de agua que logró abrir esa grieta por donde se reventará el cajón que aparenta ser muy fuerte, para que los ríos corran por donde tienen que correr.

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