OPINIÓN | HISTERIAS, LISTAS ANÓNIMAS Y EL TERROR DE LOS HOMBRES EN LA UNAH

ALG6 noviembre, 2018

«Es un momento muy aterrador para los hombres jóvenes en Estados Unidos, ya que puedes ser culpable de algo de lo que tal vez no seas culpable.» -Donald Trump, a propósito de la denuncia de conducta sexual inapropiada en contra del Juez Kavanaugh.

Una serie de carteles anónimos aparecieron desde el viernes anterior en las instalaciones de la UNAH, denunciando a varios profesores y alumnos universitarios de una serie de conductas sexuales abusivas, que van desde acoso sexual hasta la violación.

Con la consigna: «Nosotras te creemos,» los carteles buscan crear un espacio para la denuncia, de un problema que todos reconocemos como legítimo y urgente de solucionar, el acoso sexual en la Universidad, si bien no hay coincidencia en el cómo hacerlo.

Aunque las autoridades responsabilizan a un grupo de estudiantes «recién formadas en el feminismo,» no existe aún una organización que asuma la responsabilidad de los carteles anónimos, que dan la lista de catedráticos y estudiantes (y de una banda musical llamada «pata de chucho,» la cual desconozco), con una marcadas advertencias sobre su conducta sexual.

Los señalados se defienden argumentando una oscura intención de dañar su buen nombre y reputación, exigiendo a las acusadoras a presentar las pruebas que sustenten la denuncia.

Pero seamos honestos, en primer lugar, todos los que en algún momento son señalados por abusos sexuales de este tipo, argumenta que la intención es dañarle su nombre y siempre piden a la víctima que presente pruebas, que todos sabemos además son difíciles de presentar, en especial porque quienes cometen este tipo de abusos, lo hacen con la plena consciencia de la ilegalidad de sus acciones y salvo raras excepciones dejan huella.

El acoso sexual en las universidades no es nuevo, recuerdo desde hace casi 25 años escuchar de historias de maestros en la Ciudad Universitaria que exigían «favores» de alumnas específicas para pasar la clase. El rumor se pasaba, hace décadas como ahora, de boca en boca, advirtiendo a las compañeras sobre conductas que se volvían modus operandi de los catedráticos abusadores, llegando a la generalidad de los estudiantes quienes comprendíamos que las autoridades universitaria eran (y siguen siendo) cómplices por permitir ese tipo de acciones aún siendo de conocimiento público.

En muchos de los casos, las relaciones sexuales se dan en apariencia «consensuadas,» pero hay que reconocer que desde que se hace en uso de una posición de autoridad y poder, dicho consenso es cuestionable.

Un catedrático universitario, señalado en la lista de acosadores sexuales, a quien entrevisté para este artículo que pidió luego no publicar su nombre por temor a «generar más conflicto», reclama que la denuncia esté presentada de forma anónima y sin pruebas, con ánimo, afirma, de dañar la carrera de profesores.

«El asunto es que se llevan de encuentro a otras personas sin tener contundencia de pruebas para hacerle tales acusaciones», afirma el catedrático, quien agrega que la acción del mural fue planificada y no espontánea, con una lista de nombre ya preconcebida, creada por razones que van desde políticas hasta venganzas personales.

Jessica Sánchez, escritora y feminista, directora del Grupo Sociedad Civil aclara que la violencia sexual es algo recurrente a nivel público en todos los espacios y la UNAH no está exenta de ese problema. «Se ha demostrado -agrega Sánchez- que las denuncias de acoso en la universidad casi no tienen seguimiento y no solo eso, sino que se expone a la víctima».

Sánchez recuerda, como un ejemplo de por qué las estudiantes denunciantes habrían escogido la acción anónima en este momento, al caso de una estudiante de odontología que denunció acoso sexual por parte de un catedrático, y luego de haber sido expuesta y acusada públicamente, ella, la víctima, al catedrático solo se le dio una pena leve por una falta administrativa. No fue retirado de su puesto.

«Lo que están haciendo las chicas al actuar de esta manera, es visibilizar a los agresores, desviando la mirada de ellas hacia los culpables,» afirma Sánchez, agregando que no cree que sea una campaña en contra de una persona específica.

Si bien el anonimato pareció ser la primera intención, ese se ha ido perdiendo con forme se va conociendo quiénes están detrás del mural, con la consecuencia que eso trae para ellas. Ayer por la tarde, una estudiante denunció que un compañero (alumno) le levantó la falda y la tocó sin su consentimiento, agrediéndola como represalia por formar parte del grupo de estudiantes que organizó el mural.

«Ahora andá a poner mi nombre en la pared», denuncia la joven que le dijo el compañero que luego se alejó riendo con otros amigos.

«Yo creo que sí hay un problema en la UNAH que tiene que ver con muchos elementos -agrega el catedrático en la entrevista teléfonica-, que tiene que ver con todo tipo de violencia. Vivimos en una sociedad en donde la gente pasa histérica, creo que hay algunos sicólogos que han explicado eso desde la academia, que somos una sociedad con un alto índice de histeria,» indica, aclarando que habla en términos generales de la sociedad que «premia mucho el chisme,» y no de este grupo específicamente.

Histeria… me parece un calificativo interesante por parte del catedrático para señalar en este caso. Si nos vamos al significado etimológico de la palabra, histeria viene del griego hystera, que significa útero. Se le asignaba a las mujeres cuando sufrían un problema en el útero, el que le hacía entrar en caos y en crisis nerviosas. Que el catedrático use esta palabra, deja claro su visión peyorativa en cuanto a la acción de las jóvenes estudiantes que hoy lo denuncian por acoso sexual, pues por histéricas (locas por tener útero) no se les debe de tomar en serio.

«Si las gente tiene pruebas que las presente. -Termina su entrevista el catedrático-. No puede ser que nomás se pegue un cartel en la pared y le dañen la imagen a las personas. Este país es muy dado a eso, al daño de la imagen de las personas. Cualquiera se levanta en la mañana y decide… vivimos en un país en donde no hay respeto por la ley y tampoco existe ética personal y hay pequeños grupos que se vuelven una especie de cofradía para tratar de lanzar ese tipo de campaña.»

La Unidad de Acoso Sexual de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), dependencia adscrita al Comisionado Universitario, declaró este año que hasta la fecha atienden seis casos de parte de maestros hombres hacia estudiantes mujeres. La unidad lleva un promedio de nueve casos al año desde 2013, y este año la prevalencia de casos parece haber aumentado.

Habrá que ver qué va a hacer la universidad con estas denuncias. Si las estudiantes van a proceder legalmente, si bien eso significaría para las chicas, como señala Jessica Sánchez, exponerse a las represalias de los señalados como abusadores.

Un catedrático de filosofía de la UNAH, parte de la lista de abusadores, increpó ayer a un grupo de estudiantes (de eso existe prueba en un video que circula en las redes sociales) pidiéndole que presente las pruebas que lo acusan a él como acosador. Molesto, y luego de un par de minutos de cruces de palabras, el catedrático termina la discusión diciendo a la chica que ellas actúan así, porque «son feas y nadie les hace caso».

Independiente del resultado de esta acción realizada por las estudiantes, se vuelve urgente que la universidad se pronuncie con un mensaje contundente en cuanto a la violencia sexual que viven las alumnas diariamente, no solo en las aulas, por parte de catedráticos y compañeros, sino en los buses y en las calles. El problema existe, es real y todos lo sabemos. Deben hacerse las investigaciones respectivas para deducir responsabilidades y en su defecto, si no hay reacción por parte de la UNAH, le tocará a las estudiantes intensificar sus acciones, exponiéndose a la represalia de catedráticos que ven sus carreras desmoronarse por el mal uso que dieron a su poder, pero extendiendo las denuncias a otros ámbitos de la vida nacional que también encubren agresiones en contra de las mujeres.

Sanciones establecidas en reglamento para erradicar acoso sexual en la UNAH

Cuando los acosadores son empleados docentes, administrativos y de servicio, dicha ley especial establece las sanciones siguientes:

  1. Amonestación escrita con copia al expediente laboral u hoja de servicio, aplicada por el superior jerárquico inmediato.
  2. Suspensión de goce de salario por un periodo no mayor de ochos días, aplicada por la rectoría a propuesta de la secretaría ejecutiva de desarrollo personal.
  3. Perdida de derecho a ascenso o promoción hasta por dos años aplicados por rectoría.
  4. Cancelación del contrato por servicios o despido sin responsabilidad indemnizatoria para la universidad.

En el caso de los titulares de órganos unipersonales o colegiados

  1. Serán sancionados por el órgano superior jerárquico

En el caso de los estudiantes

  1. Amonestación escrita, con copia al expediente o ficha personal, aplicada por el decano o director de centro.
  2. Suspensión temporal hasta por ocho días aplicada por el director de centro
  3. Expulsión limitada, desde la suspensión de un curso, periodo o ciclo hasta dos años. Dicha sanción será aplicada por la rectoría, recomendada por la Vicerrectoría de Orientación y Asuntos estudiantiles.
  4. Expulsión definitiva aplicada por el consejo universitario a propuesta de la rectoría.

Entre las agravantes contempladas está:

  1. Reincidencia
  2. Incurrir en acoso aprovechando su jerarquía Premeditación, daño físico o psicológico.

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