María Eugenia Ramos: «La literatura es una realidad en sí misma»

EGO10 febrero, 2017

Por Albany Flores


María Eugenia Ramos, Honduras, 1959. Estudió Literatura y periodismo. Ha escrito numerosos artículos para diarios y revistas, y su obra figura en una importante cantidad de antologías publicadas en Honduras y el extranjero, siendo parcialmente traducida al inglés y francés. En 2011 la Feria Internacional de Libro de Guadalajara la seleccionó como uno de “Los 25 secretos mejor guardados de la literatura de América Latina”.

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En el preámbulo de la presentación de la sexta edición de su libro Una cierta Nostalgia, que tendrá lugar el próximo 14 de febrero a las 6:30 de la tarde en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa, conversamos con la autora sobre el éxito internacional de su libro, su trayectoria literaria, su visión del oficio de escribir, y sobre su género narrativo predilecto: el cuento.

—. En la sexta edición de su libro Una Cierta Nostalgia, ¿cómo ve el libro después de todo este tiempo, qué considera que ha hecho posible su vigencia después de casi dos décadas de su primera edición?

—.«La verdad estoy sorprendida del alcance que ha tenido, porque no he tenido la suerte de sentarme a trabajar concretamente en un nuevo libro, y por eso, a veces hasta dudo de mi vocación como escritora. Siento que de repente soy más editora, o una escritora que está muy constreñida por los ajetreos del día a día. Para mí, este libro ha sido una sorpresa. En primer lugar poder armarlo como tal, y también, porque al momento de su publicación pasó casi desapercibido en Tegucigalpa. De hecho, la única presentación que hice de él fue en San Pedro Sula, donde Sara Rolla y Hellen Umaña lo acogieron muy bien. Esta sexta edición es para resarcirme de la deuda que tengo con él, porque gracias a Una Cierta Nostalgia se me han abierto muchas puertas, y lo siguen haciendo. Respecto a su vigencia creo que es mérito de las y los jóvenes, quienes después de encontrarse con él, han encontrado cosas interesantes, y quizá se han visto identificados. Algunos me han contactado, y de esos contactos han surgido muchas buenas amistades. Tanto así, que la mayoría de mis amistades son personas menores que yo, de quienes siempre aprendo, en especial a renovarme».

—. Cuando habla de ese “casi temor” a ser una escritora de un solo libro, ¿lo dice porque considera importante ser un escritor de muchos libros?

—.«No, no creo que eso sea necesario. Pero incluso mi madre; una lúcida e inteligente mujer de noventa y cuatro años, me ha dicho que ha estado muy bien que hiciera una nueva edición del libro, pero que debía escribir otro».

—. ¿Será por ese temor que sólo tenemos un libro de María Eugenia Ramos?

—.«Puede ser. Tal vez sea como cuando tuve a mi hija, que me pregunté si podría sentir lo mismo por otra criatura; porque para mí, mi hija es todo. Pero sí tengo por ahí otros cuentos, y si decido publicarlos tendrán el mismo meticuloso proceso de varios años que el anterior. Sé que el tiempo corre y que ya no estamos jóvenes, pero yo no tengo prisa. Porque mi ambición es llegar a ser una buena cuentista».

—. ¿Qué concepción tiene del cuento como género literario?

—.«Yo me identifico mucho con el concepto que tenía Cortázar, para quien un cuento es como una fotografía, mientras que la novela se parece más a una película de cine. No es que crea que es la única manera de hacer cuento, pero sí la que me gusta hacer. Me gusta un cuento breve con un buen final, aunque en Una cierta nostalgia  hay un par de ellos con un final abierto. En ese sentido sí siento que tengo diferencia con las nuevas generaciones de escritores, porque ellos se van más por el relato».

—. ¿La postergación de un nuevo libro tiene algo que ver con la duda de que no alcance la misma calidad que Una cierta nostalgia?

—.«Sí, creo que hay mucho de eso. Me he encontrado escribiendo cosas y desechándolas inmediatamente, porque no las considero suficientemente buenas. Pero de lo que he escrito, sí hay un par de cosas rescatables».

—. ¿Qué características tiene una historia contada por María Eugenia Ramos, cuándo está lista para llegar al público?

—.«Primero que me convenza a mí, que me guste al leerla. No necesariamente debe responder a un estado emocional, porque pienso que la literatura pierde mucho cuando publicamos inmediatamente lo que escribimos, y cuando lo defendemos a capa y espada sólo porque «así nos sentíamos». Siento que se debe tener un distanciamiento, y si no lo logramos, no hay oficio.  En mis historias debe haber un rechazo de la simple anécdota. Creo que de las vertientes que le dan sustento a lo que escribo está el surrealismo, y no tanto del realismo mágico. De hecho, si hay que inscribirse en una línea, lo haría en la cortazariana. Pero obviamente, lo que uno escribe es resultado de la realidad en que vive. No hay que reescribir la realidad tal cual es, porque la literatura debe ser una realidad en sí misma.

Yo no podría escribir como una persona nacida y crecida en Francia; escribo como hondureña. En eso difiero con algunos amigos escritores, quienes me dicen que el secreto del éxito está en que los textos no parezcan hondureños. Les digo que no opino así, porque la literariedad es más amplia; está en que la historia trascienda de lo local a lo universal, y para lograrlo, no es necesario que hablemos de manera diferente; con lo que tenemos, ahí están las herramientas que necesitamos para encontrar ese mundo de la literatura».

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—. ¿Tiene la literatura la responsabilidad de contar un tiempo o una sociedad?

—.«Creo que la principal responsabilidad de la literatura es encontrar su propia realidad y forma de decir las cosas (la técnica del oficio). Y la primera responsabilidad del escritor es con su oficio. Como ciudadanas y ciudadanos, los escritores sí tenemos una responsabilidad social, pero no tiene por qué transcribirse textualmente en la obra literaria. Pero al mismo tiempo, como decía Cortázar, se debe encontrar la manera de trascender y que esas herramientas no se queden en el simple juego de palabras, sino en encontrar la profundidad, ésa que sólo se consigue viviendo, porque esas vivencias quedan plasmadas no sólo en lo que escribimos, sino en cómo lo hacemos».

—. ¿Cuál es la estructura de un buen cuento?, ¿existe una?

—.«Bueno, aquí debo hacer un paréntesis anecdótico. Me es algo difícil contestar a su pregunta, porque sé que se van a horrorizar las personas que me tienen aprecio en la Carrera de Letras, pero debo confesar que me arrepiento de haber estudiado Letras, porque cuando leo forzada, dejo de disfrutar la literatura, aun cuando la amo. Allá fui muy feliz, y a nivel humano no tuve conflicto alguno, pero sí con los contenidos de las clases. Porque eso de diseccionar la literatura a través de estructuras está bien como método de crítica, pero para los creadores no lo creo. No sigo ninguna estructura, pero sí es muy importante para mí, que tenga un buen comienzo; uno que atrape al lector».

—. ¿A qué debe aspirar la literatura en sí misma, tiene alguna aspiración?

—.«Lo que pienso es que la literatura es igual a cualquier otro arte, y que su aspiración debe ser acompañar y trascender un momento histórico, porque forma parte integral del ser humano».

—. ¿A qué escritora del país admira?

—.«Clementina Suárez. Me cuesta mucho identificarme con Lucila Gamero de Medina, pero sí respeto mucho su obra, especialmente por el hecho de que haya escrito en las circunstancias en que lo hizo. Encuentro en las obras de doña Lucila, una crítica social con la que me identifico, pero con su forma de escribir, pues no. Pero para mí —como menciono en el prólogo del libro de su obra completa—, Clementina Suárez fue una poeta que logró trascender a través de sus viajes, lecturas y experiencias. Logró pasar de un romanticismo inicial (bastante cursi para mi gusto), a poemas fuertes, humanos y muy bien logrados».

—. ¿Cómo ve la situación actual del cuento en Honduras?

—.«Hay algo muy bueno, y es la diversidad. Porque siempre de ella se obtienen buenos resultados, aunque por ahora no pueden verse. Me alegra ver que hay personas que se están tomando el oficio con seriedad, y que pueden lograr muchas cosas, siempre y cuando no cedan. Porque hay dos riesgos cuando se comienza a escribir: el afán por ganar concursos y la prisa por publicar. Respecto a lo primero, claro que hay que concursar, pero un premio no debe ser la prioridad. Y con lo otro, pues desgraciadamente, muchos jóvenes publican porque se les pega la gana; porque quieren que se les reconozca, y no debe ser así».

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—. María Eugenia Ramos también es autora del poemario Porque Ningún sol es el Último, publicado en 1989, pero prefiere ser denominada como narradora. ¿Por qué insiste en la diferenciación?

—.«Lo hago porque respeto mucho el oficio de la poesía, y no considero que el título de poeta deba ser usado a la ligera. Eso desgraciadamente pasa mucho acá, y más ahora con ese asunto de las redes y la tecnología, con las que uno publica como quiere y cuando quiere. Se ha perdido el criterio de lo que un poeta es. Para serlo, no es suficiente que nuestros amigos y personas afines nos llamen así, y para hacer poesía no basta con escribir frases con un lenguaje fuera del que comúnmente usamos, y cortarlas a modo de versos».

—. En Una Cierta Nostalgia nos encontramos con recurrencia temas como la muerte, el distanciamiento, la soledad, etc. ¿Por qué la preponderancia de estos temas?

—.«Tiene mucho que ver con experiencias de vida y con las lecturas. Personalmente, he pasado periodos de extrañamiento, soledad, exilio, violencia doméstica, y hasta estuve en tratamiento  durante quince años por depresión clínica, pero también he vivido periodos muy felices. Todo eso me ha forjado como persona y escritora. Respecto a las lecturas, pues desde pequeña me han gustado los libros góticos, y el tema de la muerte, es recurrente porque lamentablemente, es ineludible en nuestra realidad».

—. ¿Qué motivó la escritura de “Cuando se Llevaron la Noche”?

—.«Ese cuento no parte de una experiencia personal directa, pero sí de experiencias con el desamor  y la falta de comunicación. Es una metáfora que me gusta mucho, de hecho, cuando me antologaron en el Fondo de Cultura Económica, nos permitieron a los autores seleccionar el cuento que se incluiría y yo escogí ése, porque siento que me representa muy bien».

—. ¿Qué les diría a los jóvenes que intentan abrirse paso en la escritura?

—.«En primer lugar, que sean sumamente críticos con ellos mismos y exigirse cada vez más. Que no corran a publicar, que no cedan ante el halago fácil, porque es un gran peligro. Siempre hay que estar comparando el trabajo con lo que se está haciendo afuera, y con los libros que han logrado superar la prueba del tiempo. Además, hay que leer».

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