LOS SICARIOS DEL AGUÁN [2/3]

EGO29 octubre, 2016

2. EL ASESINO DE «COCO»

Cuando la muerte de José Ángel, «Coco», luego de las denuncias y reclamos de justicia de familiares, amigos, organizaciones de Derechos Humanos y organismos internacionales, el reclamo más frecuente al Estado, fue la urgencia de revisar el plan de negocios firmado en 2010. Algunos comunicados denunciaban la existencia de un plan de exterminio de líderes populares impulsado por agentes paramilitares en la zona «infiltrados en el movimiento campesino» o compuesto por la guardia privada de Facussé, mientras otros medios advertían que el asesinato era una estrategia del gobierno de Juan Orlando Hernández para desviar la atención de las acusaciones por narcotráfico que versaba en contra de su hermano, Tony Hernández. Pero una y otra vez, el pedido de «renegociar el convenio» parecía ser lo más importante para los campesinos y de alguna manera, la causa del asesinato de Flores y George.

Jaime Adalid Cabrera, Coordinador de la Plataforma Agraria del Aguán, comentó en rueda de prensa en Tegucigalpa, que las amenazas en la zona son constantes. «Hay momentos en donde tenemos que salir del país», dijo, lamentando que esta vez «encontraron el espacio oportuno para asesinar a los compañeros».

«Responsabilizo al gobierno del presidente Hernández por no querer escuchar al sector campesino», continuó Cabrera, recordando que el 1 de Septiembre los líderes del MUCA tenían una reunión con la Sub Secretaria de Seguridad, Sagrario Prudot, «pero la señora suspendió la reunión cuando ya estábamos en la posta policial», lo que consideró como una humillación a la dignidad de los dirigentes.

«La señora Prudot ha ignorado las propuesta de seguridad que le hemos pedido, se quedan en papel porque no se ha cumplido lo acordado. Tal vez ahora el gobierno quiere sentarse con el sector campesino del Aguán», dijo el líder de la Plataforma Agraria, Jaime Adalid Cabrera.

Sagrario Prudot era además la persona encargada en la Secretaría de Seguridad de brindar la seguridad a Bertha Cáceres.

Lea aquí la primera parte de la investigación «Los sicarios del Aguán».

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Iguales declaraciones dio en el foro Frente a Frente de Televicentro, el anterior vocero del MUCA y actual dirigente de la Plataforma Agraria del Aguán, Vitalino Álvarez. «Responsabilizo al Estado porque no ha querido hacer nada. El Estado no se ha preocupado por atender las denuncias y exigencias que el MUCA le ha solicitado» dijo, denunciando que (el asesinato de Flores) es una estrategia de los terratenientes para recuperar la tierra que el MUCA y MARCA compraron a través del préstamo de Banhprovi.

Los comunicados iban y venían. El bajo Aguán se presentaba nuevamente como una zona de guerra en la cual las personas mueren en manos de un «grupo de paramilitares». Desde Tegucigalpa, mirábamos a dos mártires que caían en la lucha por la tierra frente a los poderosos terratenientes y desde el gobierno se miraba un tsunami político, como lo fue el asesinato de Bertha Cáceres en marzo pasado. Pero nadie explicaba qué pasó. Nadie exploraba quiénes son esos «paramilitares infiltrados» que los campesinos del Aguán vienen denunciando desde 2013, ni por qué se acusaba a Célio Rodríguez, líder de la empresa campesina La Confianza, como jefe de una «banda de sicarios» responsable por la muerte de decenas de campesinos, líderes sociales y guardias de seguridad en la zona.

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Rafael Alegría ha intentado defender a su yerno públicamente.

El diputado por Libre, Rafael Alegría, director de Vía Campesina, suegro del Célio Rodriguez, intentó por medio de un comunicado, defender a su yerno, señalando al Estado como responsable del asesinado de Flores y George: «es el Estado quien tiene la responsabilidad sobre ellos, pero no hay voluntad política para resolver los problemas de los bienes comunes a favor de los campesinos y pueblos originarios de Honduras», dijo. Cuando la prensa le preguntó por su relación con Célio Rodríguez, el diputado Alegría confirmó que era su yerno, pero negó que tenga algo que ver con el asesinato de Flores y George, porque según él, en el momento que ocurrieron los asesinatos, «Célio estaba con sus hijas en un hospital de La Ceiba».

«Es lamentable que el Ministerio Público ande tras campesinos», dijo, agregando que Célio no podría estar ligado al sicariato o narcotráfico, porque no tiene suficiente dinero y él tenía que darles combustible cuando venían a Tegucigalpa, ayudarle con la comida y unas láminas para la casa.

«Todo mundo sabe a dónde vive Célio Rodríguez y que vive en unas condiciones paupérrimas», agregó Rafael Alegría.

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UNA DENUNCIA VIEJA

En abril de 2013 apareció un testimonio anónimo en el diario La Prensa. Era la denuncia de un testigo protegido de la Fiscalía en la investigación de varios casos de asesinatos de campesinos en el Aguán, que iniciaron con la muerte de Matías Valle. Luego que apareció esa denuncia, los organismos de Derechos Humanos y del movimiento social reclamaron la criminalización de la lucha agraria.

Dice el testimonio:

«En agosto de 2012 descubrí que la dirigencia mataba a los compañeros. Las muertes comenzaron el 20 de enero de 2012 cuando mataron a Matías Valle, secretario del MUCA, en Quebrada de Arena. A él lo asesinan porque era un hombre que defendía los derechos de todos, él no quería que uno comiera bien y otro comiera mal. 

»Nosotros no sabíamos porque habían matado a Valle, después nos dimos cuenta que eran los mismos compañeros quienes lo mataron, según dicen «para defender los derechos del grupo». Al principio tuvimos dudas de que eso estuviera ocurriendo, pero después lo descubrimos, cuando el 27 de agosto de 2012 asesinaron a Braulio Díaz. El que lo mató llegó a mi casa para pedirme dinero prestado y no pudo más: se puso a llorar y me contó que desde la muerte del compañero Matías Valle él era uno de los sicarios que los dirigentes del MUCA tenían para asesinar compañeros.

»Los que están desaparecidos, están muertos. Hay una lista de 15 personas, miembros de las empresas a los que se ha dado la orden de que sean asesinados, nos pusieron en esa lista porque reclamábamos en las reuniones nuestro derecho y porque hablábamos de los asesinatos que estaban ocurriendo en las fincas. No podíamos permitir que siguieran perdiéndose vidas, y como nos sentimos amenazados, empezamos a huir. 

»Los dirigentes del MUCA van buscando el beneficio económico, tener el control. Nosotros siempre quisimos cambiar la directiva, pero los que estaban en los cargos se molestaban. El que quería un cambio de directiva era asesinado. 

»Son millones los que la dirigencia está manejando, son fondos que salen de la venta de fruta, y ese dinero lo están usando para comprar armas, municiones, no sabemos qué más están haciendo con el dinero, siempre que les preguntaba cuánto dinero había en el banco nunca daban las cantidades. Así es como uno empezaba a caer mal y lo colocaban en la lista para asesinarlo. Yo estoy en lista por seguir el camino de Matías, de defender a los que de verdad tienen necesidad, es lo que no les gustó. 

»Cuando me di cuenta que me tenían en lista desde el mes de mayo y que habían ordenado asesinarme, sentí miedo. Durante tres ocasiones me siguieron con un rifle 2.23. Desde ese momento no dudé mas, dejé todo y salí de la comunidad. Ahora ando sin rumbo, preocupado porque pareciera que yo soy el delincuente y no los que ahora matan a los compañeros. 

»Dejé el asentamiento, hemos pensado hasta en armarnos para hacer algo porque al final cuando uno anda huyendo ya no piensa en nada, todo lo he perdido. Las autoridades no hacen nada, nos están obligando a que las 15 familias que estamos en el exilio estemos decididos a todo. 

»Yo pensé que todos nos íbamos a llevar como hermanos, pensé que iba a existir armonía, que el dolor de uno era el del otro, pero me equivoqué y eso nos entristece el alma. Por eso alerté a los que estaban en la lista para ser asesinados para que salvaran sus vidas y desde septiembre todos huimos del Aguán».

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Foto: Honduprensa

Otro relato en La Prensa, este de doña Alicia, esposa de Braulio Díaz, también asesinado en el bajo Aguán:

«A mi esposo lo mataron. Nosotros siempre teníamos sospechas, comentábamos lo que estaba pasando, la muerte de Jacobo nos impactó, era un líder que reclamó en una reunión y eso le costó la vida. Empezamos a analizar que era de allí mismo que venían los asesinatos, que no eran ni los guardias de Facussé, ni el ejército ni la Policía, pero nadie tenía valor de hablar. Teníamos miedo que nos mataran. Cuando asesinan a mi esposo buscaron un lugar estratégico por donde pasaban la policía y los guardias de las fincas para culparlos a ellos. Pero yo desde el primer momento supe que eran ellos, incluso cuando llegué a la morgue pedía que llegaran esos líderes del MUCA a matarme a mí. También les dije: “malditos todos, los han matado. Matan a la gente y luego llegan a los velorios como que si nada ha pasado, el cinismo de ellos llega a tal extremo que salen diciendo en entrevistas que habían matado a un hombre de Dios refiriéndose a mi esposo cuando fueron ellos los que le quitaron la vida”».

El 10 mayo de 2013 a través del diario El Tiempo, apareció la denuncia de un campesino en contra de la dirigencia del MUCA. Según indica la nota, «ellos tienen grupos fuertemente armados que se encargan de intimidar a la gente que labora en los asentamientos».

«Estas personas lo que pelean es el liderazgo, que mientras los trabajadores comen, como dicen, salteado, los dirigentes son los que están haciendo grandes negocios porque ellos son los que se encargan de lo que es el dinero, compra de armas, incluso niegan todo eso cuando es una realidad», dice el campesino que afirmó ser del MUCA, acusando directamente a «Célio Rodríguez junto a sus guardaespaldas».

Vitalino Álvarez, secretario en ese tiempo de relaciones públicas del MUCA, desmintió en esa ocasión las declaraciones que vinculan a la dirigencia con asesinatos de campesinos en el Aguán, calificándolas como parte de «una campaña que les está ocasionando muchos problemas y persecución».

«Son declaraciones absurdas, sin ningún fundamento, alejadas de la verdad. Yo fui a levantar a Matías Valle y la mayoría de los cuerpos de compañeros que han sido asesinados y me ha dolido en el alma porque ellos han andado conmigo peleando esta batalla que no ha sido fácil y me duele mucho que la esposa del compañero Braulio Díaz, doña Alicia, se esté prestando para este juego sucio para desacreditar esta lucha del movimiento campesino», dijo Vitalino Álvarez.

El 15 mayo de 2013, la Plataforma Agraria del Aguán respondió a las acusaciones con un comunicado en respaldo y apoyo a la dirigencia campesina de MUCA. En su inciso uno, decía el comunicado: «Denunciamos el plan de hostigamiento, persecución, criminalización y muerte a través de una campaña de desprestigio generada por el Coronel Germán Alfaro Escalante, jefe de la fuerza Xatruch III, al pretender vincular a Yoni Rivas, Vitalino Álvarez, Juan Chinchilla y Celio Rodríguez, todos dirigentes de MUCA, en las muerte de campesinos en la zona del bajo Aguán».

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Protesta de campesinos del Aguán. Foto: ENMEDIO.ORG

Varias personas que consultamos nos describieron como Célio en efecto es un líder querido en el asentamiento. Llevó a las Chicas Rolland a presentarse en una cuadrangular de fútbol que él organizó en La Confianza. Cuándo era presidente, la violencia se redujo y no hubo muertes ni conflictos. Las fechas de su presidencia coinciden sí con las denuncias presentadas en la prensa en 2013, en donde argumenta que la persecución se dio en contra de quienes criticaban su administración financiera.

«Cuando Célio fue presidente de La Confianza, él andaba a su antojo. Llegaba a los karaoke como narco, seguridad armada y todo. Se movía con dos o tres vehículos. Tenía plata a disposición de él. Hacía fiestas, conciertos, cuadrangulares en La Confianza. El controlaba todo, tenía un grupo armado a su disposición», nos dijo un vecino de Tocoa que conoce a Célio Rodríguez.

Célio Rodríguez, además de ser yerno de Rafael Alegría, es además cuadro de base del diputado Óscar Nájera, según nos manifestaron en entrevistas analistas políticos locales. Es amigo de militares y policías. Cuando en 2013 se libró orden de captura en su contra, por suponerlo responsable del asesinato de varios guardias de la finca de Facussé, fue el COFADEH quien lo sacó de la zona y lo puso a salvo. Según la organización de Derechos Humanos, estaba protegiendo a un líder campesino perseguido por los terratenientes. Mientras, los muertos en la zona seguían apareciendo.

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Estructura de sicariato identificada por la Fiscalía. En el orden: Orlin Nicolás Padilla, Armando Rodríguez, Adalid Alvarado, Darwin Perdomo, Santos Lemus, Celio Rodríguez, Marvín Acosta, Juan Portillo.

En la próxima entrega, una carta de «Coco» nos describe con detalle el infierno que viven los campesinos del Aguán, a manos de quien debía defenderlos.

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