LOS ASESINATOS DE NIÑOS POBRES

EGO10 septiembre, 2016

Casa Alianza en su comunicado en ocasión de celebrarse el día del niño manifiesta que «recordamos a los más de 15 mil niños y niñas que duermen en las aceras y calles de las ciudades y que luchan por sobrevivir cada día buscando, entre la basura, comida, medicina, afecto y protección, recordamos a los más de 700 niños y jóvenes que han sido brutalmente asesinados en lo que va del año; en las calles, barrios y colonias, muchos de ellos por escuadrones de exterminio que siguen sin ser combatidos».

José Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza, asegura que personas con recursos económicos asesinan a niños pobres.

Casa Alianza hace un recuento desde 1998 a la fecha de los asesinatos de niños y niñas en Honduras, de Junio 1998 a Junio de 2016 han muerto 11 mil niños y jóvenes de manera brutal, masacrados, o asesinados de manera espantosa, donde su victimario muestra odio sin conocer a su víctima. Relata el doctor Ruelas.

«El patrón de estas muertes de niños y niñas, describe el doctor Ruelas, es que son víctimas de personas con recursos, tienen vehículos o motocicleta, usan armas de fuego semi automáticas y automáticas, que no son baratas, poseen equipo, chalecos anti balas, pasa montañas, sistema de comunicación.»

Si embargo dice Ruelas que los niños que mueren no tienen chalecos anti bala, ni armas en sus manos, son niños pobres, entonces son personas con recursos que matan niños de escasos o quizá ningún recurso.

Otro elemento de esta tragedia, es que son personas organizadas y coordinadas, que salen de un punto y saben hacia donde y qué van a hacer. Asesinan a sangre fría, sin que haya conflicto alguno, por eso el laboratorio de la violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, dice que no se sabe el motivo, no hubo pelea o riña, y como resultado los matan.

Las muertes de los niños y niñas parecen estar planificadas, según Ruelas, no parece ser coincidencia.

También tienen capacidad técnica, saben disparar con el vehículo en marcha, saben como retirarse de la escena del crimen, no es cosa sencilla, todas esas maniobras requieren de entrenamiento, entonces se puede decir que son personas organizadas, con recursos y entrenamiento que de manera planificada asesinan niños y niñas pobres.

Casa Alianza ha denunciado a través de los años que existe un esquema de ejecuciones arbitrarias que se hacen desde grupos de personas que podrían ser llamados escuadrones de exterminio, por la forma de las ejecuciones.

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José Guadalupe Ruelas | Foto: honduprensa.wordpress.com

Pero lo que Casa Alianza ha denunciado se queda corto frente a lo que el mismo gobierno ha denunciado en 2016, el Estado ha admitido que dentro de los aparatos policiales y militares hay personas que se han dedicado al sicariato. Lo que Casa Alianza por evidencia de campo había denunciado, el gobierno lo confirma.

El problema es que no se está haciendo nada para detener ese tipo de ejecuciones, es por eso que cada mes en Honduras alrededor de unos 80 niños y jóvenes son asesinados bajo ese esquema descrito.

Para el defensor de la niñez, esto es como si las personas se pusieran de acuerdo para ir a matar niños que están fuera de una cancha, que están en una calle cualquiera, que andan recogiendo basura. Secuestran niñas, niños y los torturan.

Cuando nos referimos a escuadrones de la muerte, el tema es más de carácter político, en la actualidad, por los testimonios que recibimos de la gente, estos grupos están compuestos para usar un término de moda, alianza pública privada.

Según el director de Casa Alianza, los testimonios de las familias de las víctimas, es que estos escuadrones de exterminio, están compuestos por gente del crimen organizado, y otros, de gente que proviene de estamentos oficiales. La sociedad hondureña puede estar preocupada, porque el crimen organizado y el narcotráfico recluta niños, pero es porque antes reclutó policías, militares, empresarios y políticos.

Ese esquema de corrupción que ha permitido que el crimen organizado se fusione con el aparato público, es lo que mantiene al pueblo en indefención, es lo que permite que los grupos criminales tengan el control de los territorios, para el tráfico de drogas, para la violencia, consumo e incluso tráfico de personas.

El estigma es que la condición de pobreza, es una pre condición de violencia para la delincuencia, la gente lo dice sin descaro, en medios de comunicación, en organismos internaciones, agencias de cooperación, ong’s. Si el niño es pobre está propenso a ser delincuente, y es lo mas alejado de la evidencia. –Explica Ruelas.

No se debe, ni se puede evadir que el problema de la violencia, es un problema ligado a la corrupción, la desigualdad e injusticia, «cuando me refiero a los pobres no quiero decir que ellos son los que hacen violencia, hablo de igualdad en en el sentido que los poderosos no sólo despojan de los recursos a los pobres, los despojan de la vida, y también los quieren despojar del prestigio, los acusan, los inculpan de un violencia que ellos, los ricos han provocado», especifico Ruelas–.

En Honduras dice Ruelas, es válido lo expresado por el escritor sur americano Eduardo Galeano, que lo detienen por portación de cara, por la apariencia lo capturan, lo regitran, le levantan la camisa, pero si tiene dinero puede ir tatuado a los malls, y nadie le pregunta cómo se llama, si anda en la calle con un tatuaje si es pobre va preso, la pobreza se ha convertido en una condición de sospecha, el pobre es sospechoso, porque es fácil decir que el pobre es culpable de la violencia.

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Foto: honduprensa.wordpress.com

A los pobres hay que capturarlos, llevarlos a los batallones para educarlo, el programa «Guardianes de la patria», es para niños pobres, el criterio es que en vez de que los recluten los pandilleros los reclutarán para los batallones, si son programas efectivos porque el presidente no manda a sus hijos, siendo un programa que él implementó, con todo y las recomendaciones internacionales lo sigue manteniendo. No son los hijos de los ricos los van ahí, porque tienen una posición antropológica negativa del pobre.

Los asesinatos se han salido de control, en 2008 se tenía una tasa de 41 niños y niñas asesinados al mes, ahora la cifra ha ascendido a 80 niños y niñas asesinados al mes. A pesar de la militarización, o por culpa de la militarización, a pesar de la inversión en seguridad o por culpa de a mala inversión en seguridad, los asesinatos de niños se han duplicado.

La lógica del gobierno es que la seguridad es a cargo de policías y militares, para ellos, hay delincuentes en la calle, lo que se tiene que hacer es capturarlos y meterlos a la cárcel. Un manejo alejado de la realidad, porque el problema de Honduras es que el crimen organizado, de la mano con la corrupción gubernamental, se ha apoderado de los territorios, antes las maras estaban preocupadas de cuidar su barrio de la otra mara.

Ahora esa mara controla ese territorio, para ser mas eficiente ante el crimén organizado porque son un brazo operativo de ese crimen organizado, ya no es el pleito con otra pandilla ahora lo que hacen atemorizar a la comunidad para controlar el territorio.

Cuando a un adulto lo amenazan tiene temor, pero cuando le amenazan a sus hijos la gente se aterroriza y está más dispuesta a guardar silencio, a no organizarse, a no decir nada.

El gobierno gasta mucho dinero en tecnología militar y en patrullar, pero esto no tiene impacto porque los policías sólo pasan por las calles o avenidas o en la posta, pero los delincuentes también viven ahí, entonces en una comunidad, pueden llegar a vivir 500 personas, pero 10 criminales las tienen aterrorizadas.

Se tiene identificado caracteres de los grupos que cometen estos crimines atroces, y el otro tema son las armas que también están fuera de control, las estadísticas es que circulan más de un millón, o sea, que cada 8 personas alguien tiene una arma de fuego de diferentes calibres.

Pero el monopolio de la venta de armas lo tiene el ejército, la otra es la entrada de armas ilegales que quizá puede ser la mayoría, pero comprar un arma automática no es barato, y no es la cosa que el pobre esta pensando hacer.

El doctor Ruelas es del criterio que hay varias lógicas tras ese comportamiento de asesinar a los niños pobres, una puede ser la falta de esperanza, o sea, hay personas que piensan que el pobre es el culpable y que se va a ser delincuente, que es mejor asesinarle porque la justicia no va a hacer nada, con una visión negativa del Estado, lo ven como una acción preventiva para crear terror.

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Foto: conexihon.hn

También puede ser, crear el clima de terror para imponer el sistema de seguridad privada, antes de la depuración habían 12 mil policías y unos 15 mil militares, pero existen 80 mil guardias de seguridad privada en unas 800 compañías de seguridad, es un negocio floreciente en el país, los datos que se registran en el 2014 revelan que los hondureños pagaron en extorsión unos 200 millones de dólares, siendo el sector transporte el que más ha sufrido, pero se habían pagado en tasa de seguridad, 350 millones de dólares, y aunque asombre, en seguridad privada 650 millones de de dólares. «¿Qué ha salido más caro? Si la población sigue sin seguridad», se preguntó Ruelas.

El defensor de los derechos humanos aseguró que los grupos criminales más numerosos no son las pandillas o maras, según un estudio del Programa de prevención y reinserción social y UNICEF, En el 2012 habían en Honduras 5 mil miembros de pandillas, dista mucho de la percepción que la población tiene del fenómeno, pero hay más delincuentes de maras con denominaciones, nombres y apellidos, los combos dedicados a la extorsión, secuestros, asaltos, sicariato pero todos los metemos en el mismo saco.

El problema es que cuando se generaliza, también las medidas son generalizadas y no llegan a lo particular, por eso es que no se resuelve el problema de las maras y pandillas, no se resuelve el problema de la criminalidad organizada, ni se está resolviendo el problema de la recuperación del territorio de manera pacífica.

Casa Alianza denunció el emblemático caso «CUATRO PUNTOS CARDINALES» por el trágico asesinato de 4 jóvenes, detenidos y ocultados por sus victimarios (la policía), se descubrió quienes eran los asesinos, pero no hay nadie en la cárcel por el dantesco crimen, como no hubo justicia entonces en el caso que se llevó a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, a pesar que hay una sentencia, el Estado de Honduras no ha cumplido con llevar a la justicia a los responsables, «el caso es emblemático, reflexiona Ruelas–, no es por lo atroz sino porque refleja el mal funcionamiento de la estructura policial y judicial del país».

El observatorio de la violencia de la universidad, en sus datos registra estudiantes, niños escolares asesinados, niños de la calle asesinados, niños que iban a migrar, asesinados, la realidad no es que la gente sale a matar niños de la calle como tal, pero siempre los niños que mueren son pobres, esa pobreza puede estar presentada en distintas formas. Concluyó el director de Casa Alianza.

C.P.

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