LA REPRESA DE SANGRE

ALG2 marzo, 2017

«AGUA ZARCA» Y EL ASESINATO DE BERTHA CÁCERES

SAN FRANCISCO DE OJUERA, SANTA BÁRBARA

Marzo, 2016

El sol de la tarde reventaba en las paredes blancas de las casas en San Francisco de Ojuera, quemando los ojos de los que a esa hora deambulaban por las calles del pueblo. El calor era intenso, ni una pequeña brisa refrescaba las espaldas sudadas de los mozos que se agrupaban en la plaza central que lleva el nombre del alcalde: Raúl Pineda Pineda.

Era un grupo de unos diez vecinos que conversaban en una banca en el parque. Al sentirnos pasar nos observaron siguiendo nuestros pasos con la mirada hasta la alcaldía municipal. Saludamos y un silencio incómodo se instaló entre aquellos hombres. «Aquí correrá la sangre». Oí decir cuando llegamos. Más que amenazantes, aquellos sujetos parecían asustados, incómodos con nuestra llegada.

En la alcaldía preguntamos por el alcalde y nos dijeron que no estaba, que se había reportado enfermo desde el día anterior, cuando trascendió la muerte de la líder ambientalista Bertha Cáceres, y no era posible localizarlo para pedirle una entrevista. En su lugar nos mandaron a hablar con el vice alcalde, el señor Plutarco Mejía, que mantenía una reunión de emergencia con un grupo de unos cincuenta hombres, con el propósito de discutir los proyectos de ayuda social que la alcaldía había decidido impulsar ese día en las comunidades del municipio.

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Pregunté qué tipo de ayuda pensaban dar en las comunidades y nadie en el grupo supo darme respuesta. Pregunté por cuántos habitantes habían en el pueblo y nadie allí sabía el dato exacto.

En una entrevista anterior concedida a la prensa, el vice alcalde Mejía calificó al COPINH como un minúsculo grupo de borrachos y mariguaneros: «Si Bertha Cáceres quiere lavarse la cara o todo el cuerpo en el Gualcarque, que vaya a orinar al territorio de los copines que es Intibucá» dijo, remarcando que el proyecto de Agua Zarca estaba en jurisdicción de San Francisco de Ojuera y nada tenía COPINH qué hacer allí.

Cuando pregunté al señor Mejía por las acusaciones que trascienden en los medios de comunicación que responsabilizan de la muerte de Bertha Cáceres al alcalde Pineda, él nos manifestó que eso debía hablarlo con el alcalde, pero que tendría que ser otro día, porque ese día estaba enfermo.

San Francisco de Ojuera es un pequeño pueblo de 8,000 habitantes en medio de las montañas de Santa Bárbara, rodeado de potreros repletos con vacas flacas, cerros secos y pinares verdes aún libres del gorgojo descortezador que ha destruido miles de hectáreas en todo el país. Desde la muerte violenta de Bertha Cáceres el pasado 3 de marzo, el alcalde Pineda y San Francisco de Ojuera se han visto en el centro del escándalo que podría traer graves consecuencias para la vida del pueblo, al haber sido éste denunciado por familiares y miembros del movimiento social, como posible responsable del asesinato de la ambientalista.

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Entre el grupo de hombres que conversaban en la plaza era unánime el apoyo al alcalde Pineda. «El profesor Raúl Pineda ha sido alcalde por dieciséis años de San Francisco comentó el señor Ventura Leiva Castellanos, un vecino de la comunidad que se acercó a nosotros, y si ha sido electo tantas veces es porque debe ser bueno».

San Francisco es además un pueblo olvidado, lejos de los polos de desarrollo del país. En él, los jóvenes se quejan por la falta de fuentes de trabajo y comentan en las pulperías de las pericias que pasaron en su intento por llegar a los Estados Unidos.

«Un año estuve preso esperando la deportación en los Estados Unidos nos dijo un joven en una tienda, mientras miraba en la televisión un partido de fútbol de la liga europea y así como yo, hay muchos en este pueblo, porque la gente sólo quiere irse» concluyó.

El pueblo cuenta con un casco urbano recién pavimentado por el alcalde Pineda, con maquinaria de la hidroeléctrica Desarrollo Energético S.A. (DESA), según denunciara en su momento Bertha Cáceres. Constantemente se ven pasar volquetas y camiones que cargan las retro excavadoras rumbo al río Gualcarque, en donde se construye la cortina de la represa Agua Zarca.

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Es un lugar pintoresco y seco, lleno de casas centenarias de altas paredes blancas pintadas con cal y techos carcomidos de teja roja, habitadas por familias de ascendencia sefardí orgullosas de algún lejano origen español, que insisten en posicionarse como un grupo más «sensato» (a diferencia de los indígenas lencas) que según dijo el joven deportado, «son los que se meten a problemas por los ríos».

«A nosotros eso no nos mueve» comentó.

En una esquina del pueblo estaba un grupo de indígenas comiendo pan dulce con refresco y nos invitaron a hablar con ellos sobre Bertha Cáceres. Estaban enojados. Comentaban una y otra vez que Bertha era la madre de todos los lencas, repitiendo la sospecha de que el alcalde era el responsable de su asesinato.

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«A mi me levantaron los policías que nos mandó el alcalde hace cuatro años y me tiraron sobre el machete que estaba en el suelo dijo don Manuel Díaz, un anciano lenca de 81 años de edad, que se quitó los zapatos para mostrarnos la cicatriz en la planta del pie. Fue Bertha la que nos fue a sacar de la cárcel. A ella la mataron por defender los derechos de nosotros los indios».

«Esa mujer no se vendía a nadie comentó entre lágrimas Isaías Hernández, otro indígena de la zona, ese alcalde siempre ha querido robarnos la tierra y ella lo detuvo. Por eso la mataron».

AGUA ZARCA

Desde el años 2009, DESA pretende construir la represa Agua Zarca en el río Gualcarque, en la frontera de la reserva de vida silvestre Montaña Verde, con una capacidad de producción de 21.3 MW de energía, a una inversión de veinticinco millones de dólares (US$25,000,000) según informa en su portal el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

A diferencia de otros proyectos hidroeléctricos en el país, que fueron ejecutados con poca o nula resistencia, Agua Zarca se ha visto obstaculizado por la persistente oposición de los indígenas lencas del municipio, apoyados por el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (COPINH) que dirigía Bertha Cáceres. Desde el inicio de la lucha, los copines asistieron a las comunidades en la campaña en contra de Agua Zarca, porque según indican los vecinos lencas de San Francisco, la represa les afectaría el ecosistema del río que claman como parte de su territorio ancestral.

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Antes de DESA, el proyecto hidroeléctrico fue impulsado por la estatal china SINOHYDRO, que cuenta además con varios proyectos hidroeléctricos en Centroamérica, como la represa Chalillo en Belice, que desde 2009 fue denunciada por los habitantes de la zona como responsable de la contaminación irreversible del río Macal.

En 2013 y luego de la presión que ejercieron los indígenas agrupados en COPINH bajo el liderazgo de Cáceres, SINOHYDRO anunció su retiro del proyecto. Victoria por la cual Bertha Cáceres fue premiada en 2015 con el Premio Ambiental Goldman, mismo galardón que anteriormente habían recibido, el ahora exiliado sacerdote Andrés Tamayo en 2005, por su lucha en contra de la tala ilegal de los bosques en Olancho y en 1999, Jorge Varela, por su defensa del ecosistema en el golfo de Fonseca.

Pero si bien la victoria en contra de SINOHYDRO fue contundente, no se produjo sin efusiones de sangre. El 15 de julio de 2013, el ejército hondureño disparó en contra de una manifestación de indígenas lencas que se oponían a la represa, matando en el acto a líder Tomás García e hiriendo a su hijo Allan García, según lo denunciara en su portal electrónico el COPINH.

El 5 de marzo de 2014, un grupo de hombres supuestamente contratados por la compañía hidroeléctrica, atacaron con machete y piedras a la líder lenca María Santos Domínguez, causándole heridas de gravedad. En el hecho fue herido también su hijo de 12 años, quien perdió una oreja a causa del ataque.

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Bertha Cáceres fue procesada en su momento por el supuesto delito de posesión ilegal de arma de fuego en perjuicio del Estado de Honduras en los juzgados de Santa Bárbara, logrando el sobreseimiento definitivo el 11 de febrero de 2014. Ella denunció, en muchas ocasiones, el constante hostigamiento a que la mantenía el personal de la empresa DESA y hombres organizados y pagados por el alcalde Pineda, razón por la cual la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares.

Hoy las maquinas trabajan en la construcción de la cortina de la represa sobre el río Gualcarque y el cuerpo de Bertha Cáceres yace en el cementerio de la ciudad de La Esperanza. Nada se sabe aún de quién o quiénes son responsables de su muerte. Pero queda claro, que sobre la represa Agua Zarca ha corrido mucha sangre y aún más correrá, antes de que alguien haga algo.


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COPINH

A mediados de la década de los noventa aparece en la escena política nacional, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares Indígenas de Honduras (COPINH), fundada en 1993 por el matrimonio que componían Bertha Cáceres y Salvador Zúñiga, entre otros líderes comunitarios. Su intención, en un inicio, era agrupar las distintas organizaciones sociales del occidente de Honduras. Fue la dinámica comunitaria de la zona la que los llevó a consolidarse como una organización indigenista y en defensa de los recursos naturales.

En 1994 las calles de Tegucigalpa se llenaron, por primera vez, de indígenas lencas, en lo que llegaron a llamar la «Primera peregrinación por la vida, la libertad y la justicia», logrando el reconocimiento por parte de las autoridades gubernamentales de los derechos de los pueblos indígenas.

A partir de entonces y según lo manifiestan en su portal de internet, la organización consolida su tendencia de ser un movimiento social con clara orientación indígena, fomentando y canalizando su participación, sus reclamos para mejorar sus condiciones de vida, por establecer vínculos de solidaridad con otras etnias y por ligar lo regional a lo nacional.

El 12 de octubre de 1997, en la conmemoración del Día de la Hispanidad, un grupo de aproximadamente 100 indígenas iconoclastas de COPINH, derribaron la estatua hecha a base de mármol de Cristobal Colón, en protesta por la colonización de la que fueron objeto los pueblos de América cuando el almirante llegó al continente.

Da inicio así a una relación tensa entre el COPINH con el Estado y las élites locales y nacionales, por su confrontación y denuncia permanente de las condiciones de vida de las comunidades indígenas. COPINH se declaró en contra del Plan Puebla Panamá (PPP), el Plan Colombia, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el Tratado de Libre Comercio (TLC), la Organización Mundial del Comercio (OMC), el FMI, el BM, el BID y otros organismos financieros internacionales.

En 2009, en el contexto del la convocatoria para la consulta popular impulsada por el entonces presidente Manuel Zelaya, el COPINH se incorpora al proceso, buscando posicionar que la Asamblea Nacional Constituyente fuera Popular e Incluyente y no sólo una negociación entre las élites políticas. Ese mismo año se impulsó desde las organizaciones populares la candidatura independiente a la presidencia del líder sindical Carlos H. Reyes, formula en la cual iba Bertha Cáceres como primera designada presidencial.

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En 2009, COPINH se involucró de lleno en el Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado, mismo que más adelante pasó a llamarse Frente Nacional de Resistencia Popular, participando activamente en la discusión del camino a seguir para oponerse al golpe de Estado, formando parte de lo que se llegó a conocer como «Espacio Refundacional», que se oponían a la participación del FNRP en las elecciones generales de 2009 y de 2013, por considerar que no habían condiciones favorables para participar en la lucha electoral y los esfuerzos del partido desviarían la atención de los verdaderamente urgente, que era la defensa de los recursos naturales y los territorios indígenas.

Esa postura le produjo tensiones con los sectores tradicionales de la izquierda hondureña y del melismo, que miraban en las elecciones de 2013 una oportunidad para recuperar el proyecto frustrado en 2009. Pero era tal el prestigio que COPINH y Bertha Cáceres habían logrado en el movimiento social, que esos sectores de la izquierda no podían prescindir de su participación en las acciones de calle y movilización, hasta la conformación del partido LIBRE, en donde COPINH y Bertha Cáceres deciden separarse del FNRP, por considerar que el esfuerzo organizativo que había venido gestándose desde julio de 2009 sería aprovechado por los sectores liberales que tomarían control del nuevo partido.

Consolidado el gobierno de Porfirio Lobo Sosa y cerrado el capítulo del golpe de Estado de 2009, las organizaciones de financiamiento del movimiento social comienzan a retirarse de la escena, empujadas por la creciente crisis económica en Europa y un cambio de interés de las agencias que desvían su atención al norte de África y sudeste de Asia, dejando a muchas organizaciones populares hondureñas sin fondos suficientes para operar, en medio de la avanzada de los proyectos neoliberales de concesiones de ríos y montañas por todo el país.

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COPINH se queda sin fondos y la crisis económica se agrega a la fractura interna. En 2013 COPINH se divide, cuando líderes de la organización denunciaron a Salvador Zúñiga de haber negociado el apoyo al proyecto hidroeléctrico de Río Blanco, en nombre de los pueblos indígenas, cerrándole los espacios de articulación con otras organizaciones del movimiento social, que optaron por sumar su respaldo a Bertha Cáceres. Se expulsó a Salvador Zúniga de la organización y Bertha terminó con él su matrimonio. Zúñiga fundó su propia organización, la Coordinadora Indígena del Poder Popular de Honduras (CINPH) llevándose consigo a la mitad de la militancia de COPINH y desde entonces se dedicó a bloquear los espacios políticos de Cáceres, asegurando en distintos espacios que lograría terminar con la organización que ella dirigía. Actualmente la CINPH es coordinado por la hija mayor del matrimonio Cáceres Zúñiga.

Los últimos años han sido difíciles para COPINH. Los recursos para funcionar se han ido reduciendo a un punto mínimo, la militancia ha desertado producto de las necesidades económicas que han obligado a muchos a migrar a los Estados Unidos, o por miedo a morir a manos de sicarios que han aumentado como amenaza en los últimos años.

En 2015 Bertha Cáceres recibe el premio Goldman, un galardón que se constituye en 175,000 dólares para su uso personal. La situación parecía dar un respiro para COPINH, pero el respiro duró poco.

BERTHA ISABEL CÁCERES FLORES

Quienes conocieron a Bertha Cáceres en vida, coinciden en definirla como una mujer valiente. Desde muy joven se involucró en las operaciones de la guerrilla en El Salvador y cuando volvió, después de firmados los acuerdos de paz en 1992, inició su lucha en el movimiento social de occidente. Una vida en la lucha la hizo una líder astuta y con una gran capacidad de lectura de la realidad. Se involucraba con igual pasión en el tema indígena, social, político, antipatriarcal o antimperialista. Su lucha, más que de un sector, era de todos y de todas.

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Hija de una familia de políticos, su hermano Gustavo Cáceres fue Ministro de Manuel Zelaya en la cartera de Juventud y su madre, Austra Bertha Flores, fue gobernadora del departamento de Intibucá y Alcaldesa de La Esperanza. En el contexto de la muerte de Bertha Cáceres apareció el padre, Plutarco Cáceres, como convencional del Partido Nacional, quien de inmediato dedicó su tiempo en Tegucigalpa a posicionar en los medios que la muerte de su hija había sido usada por el partido Libre.

A pesar de simpatizar con esa institución política, como casi todos en el movimiento social lo hacen, Bertha nunca se involucró en el partido y fue dura crítica a las actuaciones autoritarias y demagógicas del ex presidente Zelaya.

EL ASESINATO DE BERTHA CÁCERES

Bertha Cáceres fue asesinada en su casa de habitación en la ciudad de La Esperanza, en la madrugada del 3 de marzo de 2016. En los primeros reportes que aparecieron en la prensa se dijo que dos hombres armados habrían entrado a su casa y forcejeado con ella, provocándole fracturas en los brazos hasta causarle la muerte de cuatro disparos de bala.

Ahora se conoce que no hubo fracturas en los brazos y sólo fue un disparo de bala que le perforó el pulmón derecho causándole la muerte. La teoría, incluso, de los dos hombres armados y encapuchados se ha puesto en tela de juicio. Se dice que realmente fue sólo uno y que lejos de parecer un trabajo profesional, fue un asesinato burdo.

Inmediatamente y por el alto perfil de Bertha, el caso fue sellado con «secretividad», impidiendo así a la prensa que pueda especular con el mismo en el proceso de investigación.

Quedó como único testigo, el mexicano Gustavo Castro, que ese día estaba hospedándose con ella y a quien el Ministerio Público mantuvo en el país sin causa aparente, por casi un mes después del asesinato.

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En dos ocasiones Castro logró comunicarse con cartas públicas dando valiosa información. En la primera carta, él habla de como las autoridades policiales le obligaron a ver varias veces las fotos que la policía guarda en su poder de las movilizaciones del COPINH, pidiéndole que identificara al posible homicida. En la segunda carta, lanza la alarma de que teme ser procesado como responsable por la muerte de Bertha Cáceres.

Finalmente y antes de abandonar el país, Castro dio una entrevista a Radio Progreso, la única que concedió en el país, en donde habló de cómo se sentía atrapado en Honduras, «como en una ratonera» refiriéndose también al proceso de investigación del caso de Cáceres.

Lo cierto es que la presión internacional continúa creciendo en el caso, exigiendo al gobierno de Honduras que de pronta respuesta en las investigaciones, que a pesar de tener en el país al Buró Federal de Investigación (FBI), no ha logrado presentar públicamente una sola línea de investigación en el caso.

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El asesinato de Bertha Cáceres sigue en la impunidad. Al momento de escribir este artículo no se ha presentado un culpable y todo se maneja aún en la especulación, moviendo el dedo acusador a las autoridades del gobierno que debieron dar protección a Bertha Cáceres, a la empresa DESA y el alcalde Pineda quienes la hostigaron en repetidas ocasiones, hasta su compañero de lucha y expareja sentimental Aureliano Molina, líder de base del COPINH, que apareció en algún momento como posible sospechosos del crimen. Molina fue liberado horas después del asesinato por falta de pruebas contundentes, según lo manifestó en su momento la misma policía, que ahora dicen contar con a lo menos cuatro líneas de investigación. 

Los dirigentes provisionales de COPINH acusan hostigamiento por parte de las autoridades al querer manipular las pruebas para involucrarlos en el asesinato de su líder, haciendo creer que se produjo a causa de tensiones internar relacionadas con el dinero recibido del premio Goldman. Mientras, las miles de voces que clamaron justicia en el entierro se silencian poco a poco, dejando el grito solitario de las hijas de Bertha Cáceres, quienes aún mantienen el reclamo de justicia, en un país que no cree en nadie.

Fotos de Delmer Membreño.

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