La política en tiempos de campaña electoral

EGO29 agosto, 2017

“Un gobierno es democrático si el pueblo puede derrocarlo”.
Karl Popper.

Nuevamente el ciclo propagandístico se lanza contra el pueblo hondureño que será severamente bombardeado y dañado (mentalemente) por una canibalesca campaña electoral que carece de los medidores morales y éticos. Se podría considerar que es una estrategia de medición de fuerzas y capacidades, pero sin presentar propuestas, o planes de gobierno.

Las canciones pegajosas, jingles o promesas ambiguamente contradictorias están llegando a su fin, poco a poco (un despertar lento) los votantes (no activistas) están exigiendo un poco más de seso por parte de los coordinadores de campaña y candidatos.

La presentación de un plan de gobierno es utópico para los candidatos. La medianoche del lunes 28 de agosto, fecha en la que el Tribunal Supremo Electoral decretó que comenzaba la campaña abierta de propaganda política, muchos aprovecharon el costumbrismo folclórico para colgar cuanto cartel, banner, afiche y panfleto tenían para así trabajar en pro (o en contra depende de la relatividad por la contaminación visual) de su candidato de preferencia.

Las campañas políticas vacías, estériles de contenido y llenas o empachadas de Photoshop, carentes de un horizonte que destaque a un líder, es un problema que podría o debería considerarse electoral. La falta de congruencia y consecuencia entre acto y hecho de los políticos poco a poco les resta credibilidad y espacio. Hay que separar la base activista de sus partidos de la masa poblacional que no es activista y prefiere una propuesta seria a espejos con brillo de corta duración. El activista entrega su tiempo por un interés a futuro, por un cargo o por un plato de comida en el día que es convocado. Los temas de campaña están tan gastados como la suela del zapato del desempleado que camina y camina sin encontrar chamba. Pobreza, seguridad, alimentación, casa, trabajo, en fin, los temas son tantos y delicados que no se pueden desarrollar en un discurso prometiendo acabarlo, sin medidas sociales que en realidad funcionen y si logren un desarrollo real.

El oscurantismo de la retórica en campaña electoral

Los discursos de palabras arrastradas, gritos, consignas o insultos al contrincante dejan en claro la capacidad intelectual de los candidatos. Sin importar nada usan cualquier elemento que creen puede acoplarse a su rompecabezas electoral y de esta forma lograr la simpatía de un par de votantes. Se ha normalizado la infantilización para llegar a los sectores demográficos más pobres, donde la alfabetización político-partidario ha funcionado y cada cuatro años solo llegan al silo a abastecerse de votos, con una bolsa solidaria, una foto, una medicina, confites, o una foto para presumirla en reuniones del partido.

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Un ciudadano ejerciendo el voto. Foto: diario La Tribuna.

La herencia política arraigada de generación en generación es un asunto serio que ha deformado el desarrollo de políticas de planeación para un gobierno. Administrar un Estado no es como vender productos estéticos, hay leyes y teorías sociológicas que aplicar, no se es presidente de un grupo, se es de un país entero, a lo largo y ancho. El político folclórico está acostumbrado a presentarse en foros y defender a su candidato como un perro que defiende su comida, claro la alegoría antropomorfizada es explicable únicamente en la defensa de un principio, no como un aforismo peyorativo relativo al un enamoramiento político-sectario.

El malinchismo o el transfuguismo ideológico, el adoctrinamiento y la polarización social hace de estas elecciones un campo de batalla minado por todos lados, pero qué de aquellos que quieren escuchar un asomo de inteligencia en los políticos, una chispa que demuestre que más allá de la campaña son seres conscientes y preocupados por la seguridad social de una población que las estadísticas colocan en los primeros lugares de pobreza. El miedo al cambio de modelo político es entendible al ver los ejemplos de los fracasos de esas formas de gobierno, pero no debe ser bandera de batalla, o fantasma para intimidar a los votantes que aún no deciden por quien votar.

La guerra mediática ha comenzado y es consigna oficial:

“No hay campaña electoral, sin guerra mediática”, como digo el Magistrado Presidente del Tribunal Supremo Electoral David Matamoros Batson.

Karl Popper habla de una sociedad abierta y es aquella donde se promueve la libertad tanto para promover acciones y leyes como para criticarlas.

La ecuación: intelecto + promesas + campaña= mentiras ha estado presente en las campañas políticas desde el inicio de los tiempo democráticos en el país. La retórica de los políticos de campaña está llena de sueños, vida mejor, maniqueísmo caótico, sin posición claramente establecida; es un juego de ajedrez muy dañino para la sociedad, el político miente, logra y se olvida del embarazo mental de la población que luego le reclama en protestas ciudadanas y que se reprime con una base de gases y golpes. ¿Hay un político que presente un plan de gobierno, una agenda que especifique el qué, el cómo, el cuándo y el tiempo en que se harán los proyectos de desarrollo o la forma en las que se abrirán las oportunidades laborales, cómo se resolverán los problemas de inseguridad y pobreza? La educación es un herramienta bidireccional para los políticos, no hay sistema que avance son una educación mediocre, no es la cantidad de días de clase lo que hay que celebrar, es la cantidad, maestros capacitados (no activistas) el problema núcleo de la política de Honduras es la falta de capacitación y el padrinazgo político o el nepotismo, la herencia, el poder se pasa a allegados o simpatizantes de las políticas, no necesariamente a un personaje que de verdad quiera ejercer el poder para cambiar una situación.

 “El poder se ejerce mediante procesos de dominación que son muy numerosos”
Michel Foucault, El Poder una Bestia Magnifica.

Esta bestia manipula, obliga y deshumaniza, en un buffet multicolor, multiétnico y pluricultural, el político en campaña es un personaje que haría y hace cualquier cosa por parecer humano, se desconfigura de su mitomanía y desciende de su Olimpo para convivir mientras logra la anestesia social y la parálisis de los grupos de oposición que se vuelven de anti sistémicos a sistémicos y constructores del panóptico, ese sistema que resolvió sus problemas.

La campaña electoral comenzó y no se nota nada distinto, mismas practicas, palabras, eslóganes, promesas y el empoderamiento de un “pueblo” que se desconoce, porque no se desarrolla, mientras podemos empacharnos por TV, cable y redes sociales de jingles sin más sentido que la dominación por medio de palabras de fácil y corto entendimiento, la emoción más que la reflexión y la culpabilidad de los individuos, de ambos lados la política de campañas carece de estrategia y abunda en pobreza intelectual. Un gobierno que no se capacita en políticas sociales se convierte en una dictadura camuflada.

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