Honduras sigue incrementado su arsenal de guerra, ¿Para qué?

EGO12 octubre, 2017

Honduras obtendrá una nueva flota de aviones de combate operados a distancia. La adquisición de esta nueva flota será posible en los próximos dos años, y es parte del Acuerdo Marco de Cooperación entre el Gobierno de la República de Honduras y el Estado de Israel. En total serán 12 aviones, más un buque; que llegan para unirse a los recién adquiridos barcos de combate valorados en unos 28 millones de dólares y comprados a Colombia. Todo ello le costará a Honduras unos  5,458 millones de lempiras.

Según las autoridades del gobierno, se trata de “fortalecer la institucionalidad militar y para nivelar el poderío militar en Centroamérica”; pues “desde 1980 las Fuerzas Armadas de Honduras se han mantenido con el mimo equipo”.

El Ex-Comandante de la Fuerza Aérea Hondureña, Venancio Cervantes, declaró a la prensa que toda la inversión que el Estado hace en la reformulación del aparato militar “es necesario para operar con más seguridad”.

Por su parte, la representante del Comité para la Libre Expresión (C-LIBRE), Amada Esperanza Ordóñez, expresó a El Pulso que “C-LIBE ve con preocupación el interés de militarizar el país de forma sistemática, pues el proceso denota intenciones que van más allá de garantizar seguridad a la ciudadanía”.

El acuerdo militar entre los Estados de Israel y Honduras  fue establecido mediante el decreto 139-2016 publicado en el Diario Oficial La Gaceta el 6 de diciembre de 2016. El mismo fue firmado el 27 de julio del mismo año entre la Secretaría de Defensa Nacional de Honduras (SEDENA) y el Ministerio de Defensa de Israel (IMOD). En suma, el acuerdo tiene como principal objeto el “fortalecimiento naval, aéreo y terrestre del ejército hondureño”.

Se espera que para 2020 todos los nuevos equipos militares adquirido por el gobierno hondureño estén en funcionamiento.

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Entre las adquisiciones se encuentra un armamento naval a control remoto: cañones  a control remoto diseñados para buques de patrulla, con un sistema avanzado de estabilización y control de tiro, operación remota de día y de noche, seguimiento automático del blanco, y una alta probabilidad de acierto.

Una Patrullera Oceánica (OPV), un buque con capacidad para helicópteros a bordo y botes rápidos, una tripulación de al menos 64 marinos, un desplazamiento de 1, 828 toneladas, dos motores diésel, autonomía de hasta 40 días, cubierta de vuelo y hangar para un helicóptero mediano, y un sistema de portante para el despegue de dos botes de hasta siete metros.

La empresa encargada de suministrar  los equipos será la compañía Elbit Systems, una de las principales fabricantes de materiales electrónicos de Defensa israelita.

A la compra de este nuevo lote militar comprado a Israel se suman los dos barcos de guerra que el gobierno de Honduras negoció con la República de Colombia y que llegarán muy pronto. Según se informó, el segundo barco (que aún no ha sido entregado a Fuerza Naval) estaría llegando al país en los próximos días, bajo un costo cercano a los 28 millones de dólares (unos 13.5 millones por unidad).

El 29 de septiembre el astillero de la Corporación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de la Industria Naval (COCTEMAR) realizó la ceremonia de botadura del nuevo buque de apoyo logístico y de cabotaje (BAL-C), Gracias a Dios (FNH-1611) de la Fuerza Naval de Honduras, según lo informó el sitio infodefensa.com.

El sitio amplía que la ceremonia de votación fue presidida por el Ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas, el vice-Almirante Jorge Carreño, Presidente de COCTEMAR; el General Francisco Álvarez, Jefe del Estado Mayor Conjunto de Honduras; el Contralmirante Jesús Benítez, Comandante General de la Fuerza Naval de Honduras, autoridades locales y miembros del Cuerpo de Agregados Navales en Colombia.

El nuevo buque de guerra Gracias a Dios “tendrá la capacidad de transportar a 15 pasajeros, 4 personas de enfermería y otras 36 personas como tropa flotante, que pueden ser perfectamente acomodadas dentro de los cuatro multipropósitos y sobre cubierta. Debido a lo extenso de esta área (cubierta) se pueden transportar 12 contenedores de 20 pies, con una capacidad de carga de 210 toneladas que pueden ser paletizada, unitarizada o carga rodeada. Incluso se puede acomodar a unas 210 personas. La embarcación es igual a las desplegadas por la ARC, sin embargo, su diseño le permite la entrega de gasolina por solicitud de la FNH”.

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Otras naciones del istmo como Panamá, suspendieron la compra de éstos buques a la misma compañía. Tras alcanzar un acuerdo para la compra de dos naves custodias de la costa panameña entre los gobiernos de Panamá y Colombia en 2016, en enero de este año el Ministro de Comercio de Panamá, Augusto Arosemena, anunció que el gobierno de Panamá Suspendió la decisión de adquirir dichas naves a un costo de 30 millones dólares debido a las diferencias comerciales entre ambas naciones, actualmente dirimida en la Organización Mundial del Comercio.

Mientras tanto, en los últimos dos años, Nicaragua ha anunciado la compra de un arsenal militar de características poderosas. Tanto Nicaragua como Honduras aducen que su desbordada inversión militar obedece no sólo al emparejamiento militar de la región, sino, y sobre todo, “a la obtención de herramientas logísticas para la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico”.

En la opinión de Ricardo de León Borge, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Humanidades de la Universidad American College, “la experiencia en Centroamérica ha demostrado que militarizar la lucha contra el crimen común y el narcotráfico no ha dado sus resultados. Es un error creer que se va a luchar contra el narcotráfico con la compra de más armamento, ya El Salvador, demostró que las capacidades policiales y militares se ven desbordadas en la lucha contra el narco o el crimen transnacional, con los planes Mano Dura y Súper Mano Dura”, expresó.

“Aún militarizando la seguridad ciudadana, Honduras sigue siendo el país con el más alto índice de homicidios a nivel mundial, igualmente vemos a México que no puede salir de la espiral criminal en la que está sumida desde hace ya varios años, por lo que considero, no es la mejor manera de indicar que Nicaragua luchará contra el narcotráfico, de hecho ya se nos considera como uno de los países más eficientes en esa lucha, sin necesidad de aviones militares de combate, pero si con ayuda técnica, estratégica y financiera”, añadió el experto.

¿Para qué necesita un país tan pobre y con tantos problemas económicos, políticos y sociales como Honduras (o Nicaragua) un gasto militar semejante mientras enfrenta gigantescos déficits en salud, educación y empleo?, es una pregunta sin respuesta inmediata, pero muchos analistas sospechan que el incremento militar en el país (en alza desmedida en el último gobierno) responde a los intereses políticos del gobernante de turno por hacerse con la simpatía y apoyo de las Fuerzas Armadas para el aval de su proyecto político continuista.

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Desde el fin de los gobiernos militares del siglo XX, ningún gobierno había invertido tanto capital del erario público en el fortalecimiento de grupos armados. El gobierno de Juan Orlando Hernández ha destinado una cantidad desmedida en creación, renovación y reacondicionamiento de los grupos armados, en contraste con la escasa inversión en materia de bienestar ciudadana.

En el presente gobierno (y desde al anterior) el Presidente Hernández ha regresado un poderío sin precedente a la FF AA desde el inicio de la primera etapa democrática surgida en el país en 1982: creación de la Unidad Élite TIGRES, la Policía Militar, “depuración policial”, incremento de policías, adoctrinamiento militar para niños (Guardianes de la Patria), incremento del presupuesto militar, Tasa de Seguidad, etc.

Desde 2014 —en realidad desde 2010— el presupuesto militar se ha elevado exponencialmente. El informe presentado en octubre del 2016 por el Quinto Informe del Estado de la Región reveló que el gasto militar en Honduras se había incrementado hasta en un 149% con respecto a las partidas presupuestarias para este rubro en gobiernos anteriores.

«El aumento en el tamaño del equipamiento de los ejércitos puede afectar la vigencia y tutela efectiva de los derechos humanos, si paralelamente no se fortalecen las instituciones del Estado de Derecho», apunta el documento. Además destaca que Centroamérica sigue siendo la región sin guerra con las tasas de homicidios más elevadas del mundo.

Al respecto, el representante del Programa Estado de la Nación, Alberto Mora, indicó que «solo en el período 2004-2014, las planillas de las Fuerzas Armadas de El Salvador, Guatemala y Honduras crecieron más del 50%».

Por otra parte, El Quinto Informe Estado de la Región destaca que el gasto militar por persona aumentó entre 2004 y 2014 en Honduras de nueve (L. 203.85) a 30.7 dólares (L. 695.36), tres veces más que el presupuesto destinado al Poder Judicial (11 dólares per cápita —lo que equivale a 249.15 lempiras— para 2014).

En total, entre 2004 y 2005 el presupuesto militar del país aumentó de aproximadamente 94 a 234 millones de dólares, un incremento aproximado de 140 millones de dólares que equivalen a unos 3,290 millones de lempiras.

Una cosa es cierta, el incremento acelerado del arsenal militar en Centroamérica no ha resuelto ni resolverá los problemas de la región; tampoco lo hará en Honduras. Pero sí puede despertar, tarde o temprano, una situación álgida en la región.

 

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