GERMAN, UN VIAJE AL INTERIOR DE LAS PANDILLAS (I)

ALG12 septiembre, 2016

PRIMERA PARTE

Conocí a German en San Pedro Sula, en aquel tiempo yo comenzaba la investigación del documental El Porvenir y él trabajaba de cerca con un proyecto de rehabilitación de pandilleros. Cubría sus brazos con camisas mangas largas hasta abajo de las muñecas para ocultar las marcas de una etapa de la infancia que jamás lo dejaría. Durante más de dos horas conversamos de la pandilla, de su vida. German fue asesinado años después en su barrio, andaba en una bicicleta y  un sicario se acercó a él y le disparó en la cabeza. Joaquín Pasos dice que solo estando vivo se puede conocer la muerte. Yo pongo en duda que lo que se vive en la pandilla sea vida. Aquí el registro de aquella tarde calurosa de San Pedro Sula.

¿Cómo fue que ingresaste a la pandilla?

Yo ingresé a la pandilla por los amigos de mi barrio allá al lado de las brisas. Donde yo vivía había casi solo MS, yo me iba donde mis amigos porque me invitaban a fumar marihuana y me fueron gustando los bultos. Hablábamos de vives y con ellos decidimos formar una pandilla de los Vatos Locos. Fue antes de que saliera la película. Que cuando salió nosotros ya rifábamos con la VLS.  Decíamos que éramos la  Vatos Locos Solos o Vatos Locos Sobados, después salió la película de los Vatos Locos.

¿Sangre por sangre?

Si, Sangre por sangre. Cuando esa película salió nosotros decidimos quitarle una letra a la placa, porque nosotros rifábamos VLS y la dejamos solo como VL, de Vatos Locos. Poco a poco la pandilla fue creciendo. Yo estaba junto con mis compañeros y creía que la pandilla nunca mas iba a dejar de existir, que las pandillas iban a ser algo de que al tiempo no las iba a afectar como nos afecto a nosotros. Éramos como ciento quince chavalos.

Caí como cuatro o cinco veces al presidio por andar metiéndome a problemas con otras pandillas. Nosotros no podíamos salir a buscar trabajos a otros lados porque no había colonia en donde no hubiera pandillas. Como ya no podíamos salir ni a trabajar ni a nada, aparte de que de el trabajo no nos gustaba la verdad, si no que sólo mirábamos bonito la calle, o sea el vive que teníamos, el andar rifando barrio y las chavalas decían «que aquellos son mas fuerte que el otro» y todo eso nos iba conquistando el morro a que nosotros nos metiéramos mas de corazón a la pandilla. Cuando mirábamos de que ya no podíamos salir por las otras pandillas, salíamos a otros sectores pero a robar, a los sectores donde habían otras pandillas a robar y a asaltar. Decíamos que éramos MS, para que le echaran la culpa a los de otras pandillas. Decíamos que éramos MS o Dieciocho cuando asaltábamos.  Cuando hacíamos esos brincos luego nos veníamos para la cuadra y ahí tras que llegábamos nos empezábamos a meter coca o crack.

La primera ves caí al tambo caí por robo y ya cuando estaba en el presidio me fui a encontrar, no con los mismos amigos pero con otros amigo. Habían 18,   MS, Vatos Locos, de toda clase de pandillas. Yo me fui a encontrar con ellos. Todavía yo no andaba manchado, pero ya tenia la mente cegada por la pandilla, porque ya me habían gustado los rebanes del baile. Me gustaba agarrarme a pedradas, porque antes a pedradas nos agarrábamos y salir corriendo y cuando yo llegue al presidio, ya los otros muchachos que estaban ahí me terminaron de enganchar y decirme: «¿vos sos de la cuadra verdad?». Porque a donde yo vivía habían solo MS. Y si me iba para donde estaba mi pandilla, ellos me decían: «ey, ¡pero vos vivís donde los MS!». Así como se insultaban: los «mierda seca». Me decían que se las subía que no me quedé con ellos, sabiendo que vivías ahí. «No te quedás con ellos y vas a buscarnos a nosotros», «uy, me la sube de cora». Y al verme rodeado de un montón de amigos, yo decía «púchica, aquí esta todo». Y sin saber de qué, a la hora de la hora me pasé con todo eso.

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¿Cómo fue con los tatuajes?, cuéntanos ¿cómo comenzaste a hacer los tatuajes en la pandilla?

Sí, a eso vamos. Cuando yo empezaba en la pandilla yo era el mas aventado. Cada ves que íbamos a hacer una bronca, yo me iba adelante. Y ellos me decían que yo era de cora. Y ahí fue a donde me empezaron a preguntar a dónde quería la letras: «¿las querés en la panza, en los brazos, en la cara? O si querés pedí gustos —me dijeron— que aquí nosotros te vamos a manchar». Y como yo miraba bastantes de los mismos amigos míos con grandes placas y según yo los miraba lujosos, decía «puta, este es de cora ¿y yo, por qué no? A la hora de la hora yo les dije: mira haceme un VL aquí en la panza y se pusieron en el mismo ratito que yo les dije. Ese día yo venia llegando al presidio, me mandaron a comprar unas tajadas porque tenía hambre y me conectaron un puro, ¿me entiende? casaquita pues. 

«Después de que comamos vamos a ir a bajoniar oiga jomito, —decían—. Aquí los demás no lo vayan a mal irrespetar y si viene un 18  y le hace un mal pase a usted, se muere ese cabrón. Acá tenemos que morirnos todos juntos, tenemos que tomarnos como hermanos, hermanitos…»

Yo que me acosté y ellos comenzaron a rayarme. Fue el primer VL que me hice, este VL que tengo en el pecho.

German por un momento tuvo el impulso de desabotonarse la camisa, luego lo pareció recapacitarlo y siguió su relato.

¿Vos hacías tatuajes? ¿Cómo los hacías en la cárcel?

Yo tengo una maquinita de tatuar, de las que hacen estos dibujos. La última vez que yo estuve en el presidio, yo ya tengo como dos o tres años de estar retirado de la pandilla. Andaba manchado sí, pero no rifaba barrio ni andaba peleando con mareros. Cuando caí, yo no pedí que me llevaran a donde estaban los demás integrantes de la pandilla, sino que pedí que me llevaran a donde estaban los paisas, o sea, gente que no anda manchada, que nunca ha sido marera. Yo pedí que me pasaran para ahí con los paisas y ellos me preguntaron si yo estaba firme aún con la mara. «¿Estás firme?», «No estoy firme, mire que yo me los estoy borrando», les dije, porque yo estaban tachándome ya los tatuajes, borrándolos. Pero como los paisas de los presidios no se dejan comer el morro de gente como nosotros que hemos sido mareros y siempre tienen una desconfianza al que se ha retirando, ellos me dijeron: «eso que andás ahí tachado con rayo láser es porque hay pandillas que dejan que se tachen los tatuajes con el rayo láser, con tal de que no se tire un dibujo encima del de la pandilla, o no se tire una equis o se ponga otro dibujo. Vos podés después regresar a la pandilla y pedir que te den el pase, decirles que no te quisiste echar otro dibujo encima, que no te pusiste una equis encima de la letra y la pandilla te va a dar el pase de vuelta, solo te piden que matés a tal persona y si lo hacés volvés a la pandilla.

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¿Y te tachaste los tatuajes?

Me dijeron, «bueno, para creerte y como aquí mismo vendemos maquinitas, tenés que comprarnos una y aquí nosotros mismos te vamos a tirar otro dibujo encima, a ver si es cierto. Yo les dije que sí, que la siguiente semana me iba a caer visita y que les iba a comprar la maquinita con tal de que me crean de que yo ya no soy de pandillas. Me rodearon bastantes paisas y pesetas igual que yo o sea vatos que están retirados ahí junto con los paisas y me dijeron: «si venís aquí a hacer cuadros de que sos peceta y de que no sos nada y jodés alguno de nosotros, te va a salir el diablo»

Ahí compre la maquinita y me tire una tela de araña aquí donde esta la VL, solo para que ahí en el presidio lo miren. Cuando salí, ya seguí mi tratamiento para borrar los tatuajes, pero no los pude borrar todos, el rayo láser no los pudo quemar, porque ando demasiado tatuaje y no me puedo quemar todo el cuerpo. Ahorita el proceso en que estoy es de quemarme los de la cara, porque son los mas urgentes para poder salir a cualquier lado a buscar trabajo.

¿Cómo era el manejo de armas en las pandillas y que tipo de armas usaban?

Como nosotros empezamos a agarrar armas fue vendiendo droga, o sea, antes hubo una temporada al principio de la pandilla en dónde usábamos de esos alambres que se enrollan con piedras con botellas y machetes. Luego vino la época de la chimba, nosotros comenzamos a darnos cuenta de que tal pandilla ya tenia una chimba y nos comenzamos a preguntar quién les dio la idea. Nos dejamos ir para los cementerios a destartalar las cruces de las sepulturas y de ahí nos fuimos un taller de soldadura en el barrio y ahí le decíamos: «hacenos esta chimba», le llevábamos válvulas de carro, tubos de esos de doce y otro mas grandecito, ellos le soldaban la válvula de carro cortada, le hicieran punta y le metíamos los tiros de doce. Así empezó la segunda etapa o sea donde ya la pandilla iba creciendo mas y la cosa iba siendo mas de muerte, porque antes nosotros agarrábamos un pandillero contrario o ellos nos agarraban a nosotros solo lo golpeaban y lo dejaban por ahí golpeado. Ese era el vive. Ya después cuando el tiempo de las chimbas, ya nosotros andábamos con grandes tubos. Le estoy hablando de que eran grupos de cuatrocientos mareros a cada lado. Era guerra a morir. La tercera etapa es la que acaba de pasar ahorita, porque a nivel Centroamericano yo miro que ya eso ya esta pasando, nosotros nos dimos cuenta que tal pandilla de barrio pobre o tal pandilla de MS tenía un cuete, una pistola y nos comenzamos a preguntar cómo hicieron esos majes para conseguirla. Hicimos un miri, hablamos de que nosotros teníamos que ponernos vivos y conseguir armas de verdad, porque la cosa se estaba poniendo mas caliente. Y pues planeamos que cada quien iba a dar diez lempiras y así planeamos comprar una libra de marihuana. Recogimos el pisto de esa libra de marihuana la poníamos a cartoniar. Salían hasta sesenta y dos sesenta y cuatro puros de una libra, los dábamos a veinte lempiras a quince lempiras el purito, nosotros sacábamos el doble de lo invertido.

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¿Que hicieron con el dinero que reunieron?

Recogimos todo ese pisto y lo guardamos donde un mismo maistro de ahí mismo y cada vez que deshacíamos la libra, volvíamos a comprar otra libra y guardando el pisto. Cuando caíamos a la posta porque nos agarraba la policía, de ahí mismo agarrábamos para darle de comer al que estaba en la posta, llevarle los cigarros, el fresco. Seguíamos vendiendo marihuana y finalmente fuimos a comprar una 38. Así empezamos, vendiendo y vendiendo después teníamos otros cuatro mil pesos guardados y compramos una AK, porque aquellos de allá dicen que andan una AK y no nos van a partir sino tenemos algo.

¿Era fácil comprar las armas?

Si, lo era. A veces los amigos que nos conectaban la mota nos decían quien vendía un cuete, ya nos decía que tal persona vende un M16, que otra vende una escopeta, entonces nosotros corríamos a comprarla. Así estábamos, agarrando feria y comprando armas. Pero así como las íbamos comprando, así la policía nos las iba quitando también.

¿Como era el enfrentamiento con la policía?

Los enfrentamientos con la policía se daban cuando, tal vez nosotros veníamos de aquel barrio a otro barrio a pelear con AKs y caían las patrullas  y entonces todos salíamos corriendo a meterse en las casas y a camotear los cuetes para salír sin nada. Al siguiente día íbamos a la casa  y le decíamos a los dueños que metimos una pistola ahí. Con el tiempo vimos que ya la venta de droga se nos estaba caducando, ya habían matado casi la mitad de la pandilla.

¿Quién los mató?

Los mataron pandilleros contrarios, los iban a matar al barrio o los agarraban por otro. O personas que tal vez eran familia de mareros que la pandilla mía mataban. Nosotros mirábamos que la droga ya no nos daba para comprar más armas y mandábamos a vigiar guardias para quitarles las armas. A veces  hasta policías nos daban, llegaban a donde nosotros y nos decían «mira que allá a tal MS le quité tal chimba o tal pistola, aquí la ando, yo no la voy a entregar si querés danos tanto ahí», y se las comprábamos.

-CONTINUARÁ…-

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