Por Julio Raudales.
El presidente de los Estados Unidos dio la nota desastrosa en la última reunión del G-7, el grupo de los países mas industrializados del planeta, es decir, las economías que, gracias al fomento de la innovación, el apoyo al libre mercado y su vocación democrática, han conseguido los mejores niveles de vida del mundo para su ciudadanía.
Se trataba esta de una reunión en Quebec, Canadá, en la cual se discutirían temas importantes para el avance de la economía mundial y la defensa ante amenazas globales como el terrorismo y el armamentismo nuclear.
Pues resulta que Trump no llegó a tiempo a la reunión, dejó plantado al presidente francés Emmanuel Macron para un encuentro bilateral, insultó al Primer Ministro Canadiense Justin Trudeau llamándole deshonesto y además, se negó a firmar la declaración final.
Pero los locos no hacen locuras debido a esa condición demencial. Alguna razón de peso empujó al presidente norteamericano a mostrar tan díscolo comportamiento. Pienso que hay tres razones que le movieron a actuar de esa forma:
La primera, es que no entiende o no quiere entender el rol que desempeñan los Estados Unidos en el mundo desde el fin de la segunda guerra mundial. Trump es un anti globalización y no cree que EUA debe ser la cabeza del mundo. Es sencillamente un nacionalista.
La segunda es que, efectivamente existe un déficit comercial con la Unión Europea, fundamentalmente con Alemania, de ciento cincuenta y un mil millones de US$. Estados Unidos le vende anualmente al conjunto europeo 283 mil millones y le compra 433 mil millones.
Pero esto ocurre, porque los norteamericanos prefieren pagar por los productos europeos, quizás porque les parecen mejores o porque tienen mas prestigio. Sin embargo, esta es una decisión libre y soberana de los consumidores, en la cual el presidente, ni el gobierno debería interferir.
Por su parte, con Canadá Estados Unidos mantiene un déficit de “apenas” 17 mil millones de US$ debido en esencia, a que los norteamericanos importan a los canadienses, el 40% del petróleo que traen de afuera. Las exportaciones anuales de EUA a su vecino del norte suman 282 mil millones y las importaciones unos 299 mil millones.
Pero si dejamos fuera el petróleo de esa ecuación, el déficit lo tendrían los canadienses y vale la pena decir que, en el caso de este carburante, se trata de la importación de un bien de capital, ya que la energía se utiliza fundamentalmente para transportar bienes o para fabricarlos. Se trata entonces de una inversión mas que de un gasto.
La tercera razón que explica el comportamiento del presidente norteamericano es una a la que él mismo se refiere con detalle en su libro “El arte de la negociación”. Allí explica que uno de los secretos del triunfo en los negocios, es ser percibido como alguien muy fuerte y amenazante, que en cualquier momento puede abandonar la mesa y dejar a todos en ascuas.
Es probable entonces, que el show montado en Quebec sea una táctica barata para negociar con ventaja y demostrar a todos, mediante prácticas poco ortodoxas, su poderío personal.
Da la impresión de que Donald Trump está desbaratando lo que una docena de presidentes norteamericanos, demócratas y republicanos, lograron preservar a partir de Franklin D. Roosevelt.
En diciembre de 1941, cuando EUA fue atacado por Japón, Roosevelt comprendió que no era verdad que su país podría vivir aislado del resto del mundo. Era mucho mas seguro y económico encabezar la globalización que ser arrastrado por ella.
Donald Trump está destruyendo ese razonamiento y convirtiendo al planeta en un lugar mucho mas peligroso. Ojalá que no pueda lograrlo.
Julio Raudales es sociólogo, vice rector de la UNAH, presidente del Colegio de Economistas de Honduras, ex Ministro de Planificación y Cooperación.
