«SI BIEN HAY FALLAS, EN EL PAÍS NO SE PUEDE HABLAR DE FRAUDE»: NAPOLEÓN CAMPOS, ESPECIALISTA SALVADOREÑO

Las elecciones presidenciales de El Salvador están a pocas horas de entrar a la fase de la votación. Tres son los candidatos que se disputan la presidencia de este país: Hugo Martínez, político de carrera que representa al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Carlos Calleja, empresario que compite en representación de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), y el participante sorpresa, en este caso, es el también empresario Nayib Bukele, inscrito en el partido GANA (fundado por el ex presidente Antonio Saca, recluido en prisión en la actualidad por corrupción), quien, no obstante, fundó por su parte un nuevo instituto político llamado Nuevas Ideas. Conversamos con Napoleón Campos, docente y especialista salvadoreño en temas internacionales, para obtener sus perspectivas sobre el escenario que se perfila en El Salvador este domingo.

Mucho se ha hablado sobre las condiciones atípicas de estas elecciones presidenciales en El Salvador. ¿Qué factores considera que respaldan este calificativo de «atípico»?

Yo no comparto el criterio de que sean elecciones atípicas. En definitiva, si vemos estas elecciones desde el ángulo de la ciudadanía, lo que la ciudadanía tiene frente a sí son opciones que están todas, lamentablemente, marcadas por la corrupción, tanto a nivel de las instituciones partidarias como casi todas las figuras que son candidatos. No se sabe, eso sí, cómo se van a terminar combinando estos lastres entre institutos políticos y candidatos el próximo domingo. En ese sentido, medios independientes todavía el día de ayer estaban haciendo revelaciones importantes. El candidato Nayib Bukele, cuando estuvo en la alcaldía, realizó acciones muy delicadas que están claramente ubicadas en el ámbito de la corrupción, igualmente, el partido político que lo postula. El FMLN, que está pidiendo un tercer mandato de gobierno, se encuentra igualmente señalado por una serie de anomalías, y ya no se diga por ineficiencias e ineficacias en su gestión de gobierno; y ARENA, que después de dos períodos presidenciales fuera del poder, y está pidiendo una nueva oportunidad, pues igualmente tiene un lastre muy complicado en materia de corrupción, aunque su fórmula presidencial no tiene antecedentes, pero el peso del pasado sobre ARENA también está ahí presente. En ese sentido no veo que estas elecciones sean atípicas porque esa es la gran afrenta ciudadana en estos momentos, no solo en El Salvador sino que en Centroamérica y en América Latina. La pobalción, los votantes, la ciudadanía se ve sometida a votar por el menos malo, o como dice la gente popularmente, «por el menos peor». Desde ese ángulo, que me parece el ángulo clave e importante, no veo que sean elecciones atípicas.

¿Cuál es el rol de la tendencia mundial en pro de la transparencia en el triunfo o fracaso electoral de los actuales candidatos?

Justamente ahí está el dilema: cómo la población va a jugar con una variable y con otra. Por eso, a mi manera de ver, está casi cantada una segunda vuelta en El Salvador el 3 de marzo. Por el peso que han tenido las denuncias más recientes, no creo que esto permita hablar de un ganador claro en primera vuelta. Creo que vamos rumbo a una segunda vuelta. Es aventurado pensar o poder predecir en este momento quiénes van a ser los protagonistas de la misma, no obstante, si nos atenemos a las encuestas de los últimos meses, el FMLN difícilmente podría ser un contendiente de segunda vuelta y estaría por irse del poder el primero de junio próximo. Le repito, han sido tan fuertes y tan claras las denuncias que se han presentado en materia de corrupción para institutos políticos y para candidatos, que me parece que quizás si habían diferencias en las encuestas de hace tres semanas o hace un mes, creo que estas diferencias se han acortado. Creo que van a tener mucho peso las denuncias por corrupción que la investigación periodística ha sacado a flote, y eso podría emparejar la contienda para empujar todo a una definición de segunda vuelta.

¿Cómo afecta al candidato Nayib Bukele el proceso judicial por corrupción que enfrentó el ex presidente y fundador de GANA, Antonio Saca?

La dirigencia no está en el partido, porque sigue siendo un partido con una dirigencia bastante señalada por corrupción. Algunos dirigentes de GANA tienen abiertos expedientes en la Corte Suprema de Justicia, en la sección de probidad, y eso sí es una constante, que creo que el candidato Bukele ha tratado de separar o de distanciar lo más posible y que su nombre no aparezca tan asociado a GANA. Ahí es donde me parece que hasta él mismo señalaba que no tenía muy claro el impacto que podría causar en su popularidad o en su simpatía al voto el hecho de que haya terminado asociado con GANA y que sea éste el partido que lo lleve en la papeleta electoral el próximo domingo. Sin duda el caso Saca salpica tanto a ARENA como a GANA. A ARENA lo salpica por Saca fue el penúltimo presidente de ARENA, pero al mismo tiempo existe investigación periodística abundante que muestra que él fue financista de GANA. Incluso pareciera que hay pruebas que Saca, con fondos que él robó de la presidencia cuando se dio este impresionante saqueo en Casa Presidencial por más de trescientos millones de dólares, usó parte de ese dinero para financiar el nacimiento de GANA y el fortalecimiento de este partido político, que ahora es el que lleva a Nayib Bukele. Como ve usted, los enredos son muy complicados. Sobre todo, habrá que ver cómo impactan estos matices entre la población más informada, porque, si me permite hacer un diferencial, creo que las estructuras partidarias tradicionales que están en la coalición que lleva al candidato de ARENA, Carlos Calleja, sí tienen una ventaja porque las estructuras partidarias, sobre todo en las áreas rurales, tienden a ser más leales con la bandera. En El Salvador, si bien hemos avanzado y éste servidor ha sido uno de los promotores de la reforma electoral en años pasados, ésta reforma aún no ha alcanzado el voto para presidencia, de maner que el domingo se vota por banderas, no se vota por rostros. Por tanto, hay un peso de las banderas tradicionales, que se va a seguir reflejando sobre todo en las áreas rurales. Ahí creo que hay un factor de balance o de equilibrio en la contienda por parte de los partidos ARENA, PCN, PDC, que son, digamos, la centro-derecha hacia la derecha más extrema del país, y ahí podría haber un poco de equilibrio que empujaría justamente hacia la segunda vuelta.

¿A qué proceso histórico obedece esta ruptura actual del bipartidismo salvadoreño en estas elecciones?

Regresamos nuevamente a estas variables de las que hemos hablado. Estos destapes de los casos de corrupción, que golpean al FMLN por igual, y quizás con mayor agravante en la presidencia de Mauricio Funes, que ha recibido asilo en Nicaragua por parte de Daniel Ortega. Hay un desencanto que va en la línea de esa tendencia mundial a que el ciudadano se sienta descontento de sus tradicionales familias políticas. Esto lo estamos viendo en Italia, en Francia, en España y en otros países de Europa; lo acabamos de ver en México; se ha visto en Brasil, con el actual presidente, y en Argentina con Macri. Son formaciones relativamente nuevas, personas que no han estado tan vinculadas a la vida política previa. Hay un desencanto generalizado de la ciudadanía porque confió en estas instituciones partidarias. La ciudadanía depositó su confianza y creyó que quienes juraban defender la constitución iban a cumplir al pie de la letra lo establecido. Lo más grave es que quienes llegaron a Casa Presidencial, en el caso de El Salvador, llegaron a robar, a saquear, a aprovecharse de esos fondos y a encubrir el desvío de fondos, que son los recursos del pueblo, que son los impuestos que paga la gente, hacia sus bolsillos personales, a cuentas de amigos y compadres, a cuentas de esposas, hijos, y en algunos casos hasta de amantes. Como ve, la caída es épica. La caída de la confianza va al núcleo central de la moral política, de la ética política. Ahí es donde está El Salvador: en un punto bajísimo de la confianza ciudadana en sus políticos y en sus partidos políticos. Éstas son las tendencias que se van a expresar el domingo, y quien pareciera ser el primer partido que va a pagar este desencanto va a ser, paradójicamente, el propio FMLN, porque la gente creyó que la izquierda revolucionaria iba a ser una izquierda honesta, eficiente y eficaz en el ejercicio de gobierno. Lo que tenemos es que Mauricio Funes, que hasta invocaba a Monseñor Romero y decía que era su guía, terminó protagonizando un escándalo mayúsculo de corrupción que todavía parece no tener fin. Mauricio Funes tiene ya cuatro órdenes de captura internacionales. Este escándalo está pesando enormemente en el FMLN, que como le dije antes, si nos atenemos a las encuestas, de haber una segunda vuelta sería sin el FMLN.

¿Qué otros factores han contribuido a debilitar el poder el FMLN para adjudicarse una tercera victoria electoral consecutiva?

El pésimo manejo de la política exterior. Hay un sentimiento generalizado entre la población de que los gobiernos del FMLN no hicieron lo suficiente para defender a los salvadoreños en el exterior, sobre todo a nuestros migrantes en los Estados Unidos. Es la misma causa de Honduras y Guatemala con las caravanas, que ahora son un símbolo de esta migración a gran escala que venimos experimentando en Centroamérica. Hay una sensación de que el FMLN no hizo las tareas defendiendo a nuestros migrantes en el exterior. Por otro lado, también le ha pasado factura el apoyo político y diplomático que ha dado tanto a Nicolás Maduro en Venezuela como a Daniel Ortega en Nicaragua. El hecho que haya sido Daniel Ortega quien le haya dado asilo político a Mauricio Funes has desgastado enormemente al FMLN. No ha sido una la casa encuestadora que ha indicado que buena parte del apoyo que ha recibido Nayib Bukele viene de las filas del FMLN. Esto es un fenómeno curioso que vamos a ver cómo se termina expresando el domingo. Ahí se ve también una secuela, una consecuencia importante de esto que ha sido el desplome y el descalabro del FMLN por el pésimo gobierno y por el mal manejo de la política exterior.

¿Tienen fundamento las denuncias de fraude electoral que Nuevas Ideas y su candidato Nayib Bukele han puesto de relieve en los últimos meses? ¿A qué estrategia o discurso responden estas denuncias?

Los más de veinticinco años de los Acuerdos de Paz en El Salvador no han sido en vano. Si bien hay críticas hacia la institucionalidad, y si bien criticamos por qué la Corte de Cuentas y la Contraloría General no detectaron las anomalías en estos gigantescos casos de corrupción, si debo decirle que creo que la institucionalidad del país, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Supremo Electoral, han funcionado más bien que mal. Hay otro factor importante: en El Salvador no están sincronizadas las tres elecciones. Siempre tenemos presencia de observadores internacionales de la OEA, de Naciones Unidas, de la Unión Europea, y de otras entidades internacionales e intergubernamentales. Hay un consenso generalizado que si bien hay fallas en el país no se puede hablar de fraude. La elección pasada, hace cinco años, entre el actual presidente Sánchez Cerén del FMLN y Norman Quijano de ARENA que es el actual presidente de la Asamblea Legislativa, se definió en segunda vuelta por un poco más de seis mil votos. Se aceptaron los resultados de que la diferencia era tan pequeña. Hablar de que pueda haber una conspiración de fraude en las elecciones salvadoreñas, a estas alturas, tras todo el trayecto recorrido en materia electoral, es un imposible en El Salvador en estos momentos. No hay conspiración, no hay un margen de fraude en El Salvador. No hay fundamento. Quien lo siga proclamando y quien lo siga manteniendo se presta al desgaste ante la ciudadanía.

¿Qué tipo de gobierno espera a El Salvador de ganar el candidato Nayib Bukele, siendo que éste se ha confrontado públicamente con la Asamblea Nacional y algunos gobiernos municipales?

Quien gane la presidencia, en primera o segunda vuelta, tiene un compromiso muy importante con la ciudadanía, porque la ciudadanía necesita ser convencida de que, en quien depositó la confianza tras todos los escándalos pasados, va a cumplir. Este escenario de corrupción, de enriquecimientos ilícitos, de saqueos, no lo teníamos hace cinco años en las elecciones. Todo esto ha salido a luz en el curso de estos últimos cinco años. El convencimiento que debe haber primero con la ciudadanía es enorme. Se ha prometido tanto, pero esas promesas no tienen si quiera viabilidad financiera en el presupuesto nacional. En el fondo, no se han presentado planes de nación coherentes y realistas. Por lo tanto, que Bukele no tenga apoyo legislativo me parece el menor de los problemas, porque aunque ganaran los otros candidatos, el mayor desafío es convencer a la ciudadanía de que se va a hacer una gestión eficaz, eficiente, honrada y proba. Aquí está el mayor desafío.

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