Enrique Ortez Sequeira:  El Sindrome de Hubris y la memoria selectiva de un «outsider»

EGO19 enero, 2017

El abogado Enrique Ortez Sequiera, precandidato presidencial por el Partido Liberal, Ex Magistrado del Tribunal Supremo Electoral durante el golpe de Estado, Ex Regidor de la Alcaldía del  Distrito Central y heredero de uno de los clanes más importantes de su partido —cuatro generaciones de Enrique Ortez alimentan los libros de historia de nuestro país, entre ellos su padre Enrique Ortéz Colindres, canciller del gobierno del Roberto Micheletti en 2009 y su abuelo, Enrique Ortez, ministro de educación del gobierno de Juan Manuel Gálvez— advierte que la situación de incertidumbre y crisis que vive Honduras podría llevarnos a una guerra civil.

«Ya en una ocasión se presentó una situación muy catastrófica de la que no salimos todavía», agrega, explicando en una entrevista exclusiva con nuestro corresponsal, que la realidad política del país no es consecuente con las reglas de juego electoral existentes.

«Las reglas electorales están desfasadas, entonces el ordenamiento jurídico no puede regular adecuadamente lo que significa  un proceso democrático y transparente», afirma.

«El Sistema Jurídico Hondureño es anti-democrático. Cuando usted analiza y lucha en un sistema anti-democrático, lo que se genera es crisis, porque lo que prevalece es anti-democracia. Este es uno de los pocos países del mundo donde usted escoge un presidente por minorías, eso es anti democrático, eso es la antítesis de la democracia», aseveró el abogado Ortez Sequeira.

«Hay una serie de ambigüedades útiles en la ley y esas ambigüedades útiles son utilizadas a conveniencia de quien la interpreta, porque pueden interpretarse de la manera que cada quien las tenga que interpretar, y eso genera suspicacia y conflicto. ¿Qué es lo que se necesita?, lo que suscribieron todos los precandidatos antes del proceso electoral con los organismos internacionales, el compromiso de haber un nuevo Ordenamiento Legal. Un Nuevo Ordenamiento Legal en materia electoral», dijo enfático y recalcando el calificativo «Nuevo».

Según el abogado Ortez Sequeira, es necesario que la ley electoral este a tono con la realidad política que vive el pais, «pero contrario a eso se empezó a manipular las ambigüedades, a hacer reformas y ahora se  manipula la constitución a beneficio personal de quien está en el poder».

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Hay quienes dicen que Enrique Ortez Sequeira es un cuadro de Zelaya a lo interno del partido Liberal, ¿qué tiene que decir a eso? 

«Aprecio mucho a Zelaya, cuando estuvo en el partido Liberal yo fui su candidato a alcalde. Ojala él y Nasralla pudiéramos coincidir, no en su aspiración personal sino en la aspiración del pueblo hondureño y como salvarlo de esta dictadura. Mel tiene el talento como también lo tiene Nasralla, para entender que en este orden de cosas lo único que nos toca, si vamos separados, es ir a un matadero electoral y legalizarle la ilegalidad al dictador de turno que ha demostrado que se impone a toda costa».

—¿Qué elementos puntuales tenía el proyecto de Ley Electoral que presentó cuando era presidente del Tribunal Supremo Electoral, que llamó «participación ciudadana»?

«Está ya desfasada, habría que modificarla pero tenía temas como la ciudanizacion de la mesa, temas como la despolitización del Tribunal Supremo Electoral, centro de las campañas políticas y su financiamiento. Era algo sumamente avanzado que no lo quiso aprobar el actual presidente, siendo presidente del Congreso Nacional, porque él tenía ya en su mente preparado el camino para el tema de la reelección y por eso no se tomó en consideración todo el esfuerzo que se hizo recorriendo el país, y haciendo el resumen de lo que la gente quería para seguir creyendo en la democracia».

—Abogado Ortez Sequeira, sus opositores van a cuestionar el por qué no habló de todas esas irregularidades cuando fue  presidente del Tribunal Supremo  Electoral.

«Claro que lo que hablé, por eso yo presento el proyecto de Ley, por eso presento mi renuncia antes de tiempo, por las irregularidades que se dan y digo las razones por las cuales, cuando se adelanta el nombramiento del Tribunal Supremo Electoral, a pesar que ya vencía mi periodo, hice mi contribución. Desgraciadamente, vuelvo a concluir, la clase política no aprendió nada de la crisis del 2009».

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El Sindrome Hubris

—Abogado, estamos en pleno siglo XXI. Los políticos ya no son los que están en la sierra, las montañas, son personas con conocimiento intelectual. ¿Cómo es posible que no se puedan sentar para ordenar el país y poder avanzar hacia el desarrollo? 

«Porque los que llegan al poder se enferman de poder, están enfermos de poder, ese es un síndrome que les entra en la cabeza a los que están en el poder y está determinado como el  Síndrome Hubris»…

Según el abogado Ortez Sequeira, el síndrome de Hubris «es aquel que condiciona la cabeza del gobernante, para ver una realidad que no existe, para ver un país que no existe, ser un individuo mesiánico, que todo el mundo lo quiere y que por lo tanto debe permanecer en el poder, para seguir solventando, según él, los problemas del país».

«Entonces no es un tema de intelectualidad, ni de madurez política, es un tema de enfermedad mental y síndrome del poder. Hay estudios completos que le condicionan el cerebro de quien está en el poder, creyéndose el omnipotente, omnipresente y todo poderoso, que el pueblo le ruega a sus pies que siga en el poder de la nación», enfatiza Ortez Sequeira.

El Síndrome de Hubris a que el abogado Ortez se refiere en esta entrevista, se conoce popularmente como la enfermedad de los que creen saberlo todo, también como «la enfermedad del poder». Varias páginas de internet explican que dicha patología lleva a perder la perspectiva de la realidad.

Pero una búsqueda más profunda del tema nos indica el Síndrome de Hubris no figura en los manuales de Psiquiatría.

«Este tipo de opinión diagnóstica no tiene entidad neuropsiquiátrica. Se trata sólo de una definición política, utilizando ciertos rasgos que no son probos y que no sólo buscan desprestigiar a la presidenta de los argentinos», afirma Donato Spaccavento, médico sanitarista y ex ministro de Salud de Buenos Aires, defendiendo a la presidenta Cristina Fernandez, a quien la oposición acusó en su momento de padecer dicho síndrome.

El Síndrome Hibris, entonces, es aplicado como término peyorativo en política. Como la hibris está relacionada con el poder, suele ser usado por personas relacionadas con partidos políticos de la oposición contra aquellos que ostentan el poder.

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Conociendo ese defecto y a profundidad lo que pasa en el sistema democrático en el país, ¿a Enrique Ortez Sequeira, qué le impulsa a meterse a ese juego, si prácticamente ya conoce que la cuestión está como dada?

«Hay que dar la lucha interna, porque por el hecho que tengamos un árbitro vendido, no quiere decir que no nos vamos a presentar al partido. Sabemos que vamos a tener esa circunstancia en contra. Pero al final de cuentas el pueblo hondureño también tiene que despertar, no es una lucha solo de la clase política, es decir si el pueblo está contento con los paquetazos, la tasa de desempleo, con la tasa de inseguridad, con la corrupción, con la privatización de los servicios, entonces que no se manifieste y que aguante cuatro años más al señor presidente que tenemos. Los países tienen los gobiernos que se merecen. Pero las cifras nos dicen que el 80% del pueblo hondureño está inconforme, temeroso, con miedo, con persecución y no quiere el  tema de la reelección».

—¿Cómo hacemos para que este 80% logre un objetivo con un  proceso amañado y anti-democrático?

«Yo lo veo solo bajo dos formas: la insurrección popular o la desobediencia civil, para que los hondureños salgan a las calles. Así como los indignados, para que el hondureño se pare de frente, reclamado el derecho que le corresponde; o el otro con el voto oculto, que hagan creer que las encuestas lo tienen encima cuando en verdad los van a castigar rotundamente en las urnas, y los van a castigar no solo los de la oposición, sino que también los de su propio partido que también están inconformes. El tema es que quien va a canalizar esa votación debería ser un ciudadano de la oposición, si hubiera la madurez suficiente para desprenderse de ambiciones personales, porque lo que está en peligro es la patria Honduras».

Habla de canalizar esa voluntad popular para llevarla a las calles, eso requiere de un proceso que llaman unidad de masas, pero usted lo ve como aspirantes a la Presidencia.

«Yo siento que hay miedo porque hay represión, aquí no dejan que nadie se organice porque le tiran las tanquetas y los gases lacrimógenos. Nadie se siente como para enfrentar esa circunstancia. Cosa diferente sucedió en el 2009, cuando la gente sí salió a la calle. Los procesos de transformación generalmente se saben cómo empiezan, pero no se sabe cómo terminan, porque las pasiones se desbordan. Nadie aprendió la lección del 2009. El presidente actual hizo un juramento ante el pueblo hondureño de respetar la Constitución y solo estar 4 años, entonces develó una gran mentira. O no se le puede puede creer nada o está en una enfermedad de poder tan grande que no le importa sacrificar al pueblo hondureño. Y es donde debe haber un talento de la oposición. Si la oposición, siendo mayoritaria no tiene la capacidad de enfrentar a quien siendo minoritario se comporta como mayoritario y el mayoritario se comporta como minoritario, alístese que en esa división quien triunfa es el que tiene las estructuras de poder».

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El «Outsider»

El abogado Enrique Ortez Sequeira aspira a hacerse con la candidatura de la presidencia de la República con el Movimiento Unámonos al interior del partido Liberal, según él, su movimiento tiene como objetivo fundamental volver a reconstruir el Partido Liberal de Honduras. En varias declaraciones de prensa se ha calificado a sí mismo como un «Trump de la política nacional»,  considerándose un Outsider en el terreno.

Sin embargo, en mayo de 2009, cuando ya estaba en curso la crisis que desembocó en el golpe de Estado a Manuel Zelaya, el Congreso Nacional presidido por Roberto Micheletti Baín eligió como magistrados al Tribunal Supremo Electoral a los diputados Enrique Ortez Sequiera y David Matamoros Batson.

Pocas semanas después de haber sido electo el Tribunal Superior Electoral, Ortez Sequiera apareció en los medios ordenando la suspensión de «todar impresión, transmisión o publicación atribuida al INE, en que se promueva la consulta popular o encuesta».

El 29 de mayo la vice canciller del gobierno de la República, Beatriz Valle, en compañía de Eduardo Enrique Reina, secretario privado de casa presidencial, y Mayra Mejía, ministra de Trabajo; leyeron un comunicado en representación del Poder Ejecutivo afirmando que «El TSE se ha unido a la conspiración desestabilizadora contra el derecho del pueblo de ejercer su soberanía y el deber del Estado de consultarle, cuando así lo demande emitiendo resoluciones que además de ilegales, son retrógradas, autoritarias y antihistóricas y no descarta el Poder Ejecutivo que se pueda impugnar la elección del Congreso Nacional de los magistrados Enrique Ortez Sequeira y David Matamoros Batson, porque se trata de una flagrante violación a la Constitución y la misma ley del TSE».

Ortez Siquiera, que ahora reclama la Ley Electoral por antidemocrática, ayudó a consolidad el golpe de Estado en 2009al calificar el proceso electoral como «las elecciones más votadas de la historia». En esas elecciones se eligió a Porfirio Lobo Sosa a la presidencia de la República y más adelante a Juan Orlando Hernández en la presidencia del congreso nacional.

El lunes 31 de marzo de 2014 a 45 días de concluir su mandato, Ortez hizo oficial su renuncia al TSE. Todos sabemos sí, como dice Enrique Ortez Siquiera, como comenzó esta crisis y recordamos también quienes la crearon.

El filósofo francés Michel Foucault define que El Poder es una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad en un momento determinado. Para él, el poder, al ser resultado de relaciones de poder, está en todas partes. Todos ejercemos y sufrimos poder en nuestros espacios. Foucault explica entonces que el sujeto está constantemente atravesado por relaciones de poder y no puede ser considerado independientemente de ellas. «El poder no sólo reprime, sino que también produce: produce efectos de verdad, produce saber, en el sentido de conocimiento».

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