«En la oscuridad no hay transparencia»

EGO12 octubre, 2016

Martín Barahona,

Economista, y catedrático universitario.

Entrevista sobre la elección de los Nuevos Magistrados en TSC

«El Tribunal Superior de Cuentas (TSC) no ha cumplido con las tareas y atribuciones que le establece la Constitución de la República». Así lo manifestó el catedrático universitario Martín Barahona en una entrevista a El Pulso, agregando que la inoperancia de la institución es algo que «se hacía predecible desde su creación en el 2002,  cuando se dio la repartición entre los dos partidos tradicionales».

A criterio del catedrático, los funcionarios del TSC llegan comprometidos de no afectar a determinados intereses.

«El tiempo nos dio la razón a los que creímos que este organismo no iba cumplir con su labor de combatir la corrupción, tampoco iba a detectar casos importantes que sirvieran de ejemplos para que otros que estuviesen tentados a utilizar recursos públicos o malversar fondos del Estado pudieran inhibirse y no cometer ese tipo de actos irregulares», dijo.

Para el economista Barahona, los hondureños tenemos ahora un Tribunal Superior de Cuentas que ha consumido un presupuesto que no cumple su labor, «porque los casos mas emblemáticos de corrupción, los pocos casos  de corrupción que se han descubierto en Honduras no han sido resultado del trabajo del TSC, es un organismo totalmente politizado».

«Tiene un personal técnico que quizá cumple con trabajos de auditoria a instituciones del Estado, a cargos de relevancia, cargos de dirección intermedia, alcaldías, pero que no satisface», dijo, siendo enfático cuando afirma que «a ese organismo no se le puede llamar “Elefante Blanco”, porque un elefante indicaría que es un organismo grande aunque no sirva, y el TSC es un organismo que se ha quedado en la orilla, con una actuación muy marginal, que no cumple con lo mínimo que de él se espera».

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«Considero que si del Tribunal Superior de Cuentas se dependiera para conocer los casos de corrupción que ahora conocemos, nunca los hubiéramos sabido. En el casos concreto del Instituto Hondureño de Seguridad Social, los informes que presento el TSC en los años 2011 y 2012, decían que no pasaba nada, las recomendaciones eran superficiales, el caso del seguro social no se detectó por el TSC sino por otros organismos, por otras instancias, medios de comunicación independientes que fueron haciendo que el acto de corrupción saliera a la luz publica».

El ex presidente del Colegio Hondureño de Economista explicó a El Pulso, que estas instituciones se crearon en el 2002, previo a la toma de posesión del gobierno de Ricardo Maduro y se planteo como un proceso de modernización el las instituciones fiscalizadoras del Estado, de los organismos administradores de justicia, por lo que se incluyó a la Corte Suprema de Justicia, aumentando el numero de magistrados y aumento del periodo, pero los organismos nacieron contaminados.

El Tribunal Superior de Cuentas Sustituyo a la anterior Contraloría General de la República y Dirección de Probidad Administrativa, se supuso que seria una institución mas técnica, pero resultó mas politizada que las anteriores, con poca independencia. Con un presupuesto que no sobrepasa de los 250 a 300 millones de lempiras, no le producen ningún resultado a la ciudadania porque no previenen la corrupción.

«No toma las acciones sino cuando conviene políticamente afectar a alguien, entonces si le dan paso a ciertos procesos, sea penal, administrativo o o civil», manifestó Barahona, agregando que si el personaje que se investiga es muy cercano al poder, lo ignoran, «se pierden los expedientes, se alteran las pruebas, al grado que cuando por una acción del TSC se logra que un caso pase al Ministerio Publico y este llegue a presentar requerimiento fiscal, no se tienen las cargas probatorias y se buscan chivos expiatorios o a personajes de tercera o cuarta categoría, no a los cabecillas de los actos de corrupción».

«Porque se tiene un sistema de justicia, desde el Tribunal Superior de Cuentas, Ministerio Público, Corte Suprema de Justicia y otros organismo que se han creado como el Consejo Nacional Anti Corrupción, CNA,  el Instituto de Acceso a La Información Publica, IAIP, que no logran detectar a los culpables. La sociedad esta insatisfecha, porque sigue prevaleciendo la impunidad».

Estas instituciones, a las que Barahona hace referencia, fueron creadas con el patrocinio de organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial, u oenegés como Transparencia Internacional, con la idea de establecer canales para incidir y presionar a los organismos nacionales para que combatan la corrupción y detecten las irregularidades, para eficientizar la administración de los recursos públicos.

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Según Barahona estos organismos internacionales, guardan silencio, lo que los vuelve cómplices cuando no denuncian estas cosas conociéndolas directamente.

«Tenemos ejemplos, el Fondo Monetario Internacional cuestionó a Coalianza que maneja las asociaciones publico privadas. Le dijo que no eran muy claras, que había mucho riesgo de que se perdieran recursos que se mal administraran bienes del Estado,  sin embargo, lo que se hizo fue una reforma de apariencia, que se mejoraba, pero el fondo sigue sin transparencia, en los contratos, adjudicaciones, concesiones, el manejo de los recursos, las tarifas.

«Mientras tengamos organismos contralores y fiscalizadores, que estén controlados por redes o conglomerados de redes delincuenciales que actúan desde el Estado, no tenemos esperanza, va a seguir la corrupción y la impunidad. La corrupción va estar mas enquistada, como no hay muchos medios que estén dispuestos a denunciar, ni otros organismos que hagan contrapeso o que vigilen a otros sino que toda la red de instituciones está controladas, la corrupción en el mejor de los casos va quedar silenciada, vamos a saber que existe corrupción pero no vamos a poder saber cuales son los actos».

Para Barahona, es necesario la intervención de otras instancias internacionales como la MACCIH, u otros organismos internacionales que saben perfectamente que en Honduras hay corrupción.

«Es la única esperanza que tenemos los hondureños, que desde afuera nos digan que podemos hacer porque adentro no hay quién lo haga y los que estamos en contra de esas irregularidades y tenemos el valor de denunciar,  sabemos que es inútil, porque no se tiene a quien recurrir. La institucionalidad es muy débil y obviamente es un país que no va gozar de respeto, sino que desde fuera nos van imponer las reglas de comportamiento, no los van a poder la reglas correctas, sino para generar la apariencia de que todo está en orden», dijo.

«Mientras Tribunal Superior de Cuentas, Ministerio Público y Corte Suprema de Justicia estén plagadas de mafias que han sido impuestas por un poder legislativo, controlado por mafias de un poder ejecutivo y otros grupos económicos o políticos, vamos estar en la oscuridad y en la oscuridad no hay transparencia por definición», agregó.

Para el analista Martín Barahona, la única salida es que la verdadera sociedad civil, trabajadores, medianos y pequeños empresarios, incluso la gran empresa que sabe que tiene relaciones con todas las actividades económicas del país y otros sectores sociales no organizados, cuando la ciudadanía tome conciencia y exija y se revele contra este sistema, es que los que toman las decisiones políticas se verán en la obligación de plantear reformas.

Los nuevos magistrados del TSC se elegirán en diciembre de este año. No sabemos quienes van a llegar pero lo imaginamos, no se sabe exactamente quienes van a llegar, pero sí sabemos que en el actual sistema, van a llegar hacer más de lo mismo. Un organismo que no funciona, que no cumple con sus atribuciones, en vez de buscar el delito lo oculta, funcionarios —como dice la poetiza Juana Pavón—, que no funcionan.

[CP]

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