Ficción e Historia en el libro Alrededor de la media noche y otros relatos de vértigo en la historia de Roberto Carlos Pérez (1976)
Alrededor de la medianoche y otros relatos de vértigo en la historia (2012, 2016), ópera prima de Roberto Carlos Pérez, consta ya de tres ediciones y está compuesta por ocho cuentos que narran acontecimientos que van desde la Conquista hasta la caída de las Torres Gemelas en 2001. También nos da un recorrido por la guerra contra el filibustero William Walker y la Revolución Sandinista. Sobre este libro, el célebre poeta mexicano, José Emilio Pacheco aseguró lo siguiente:
«Para comenzar, creo que es el mejor primer libro de cuentos que he leído en mucho tiempo y el mejor libro de cuentos nicaragüenses que he visto desde Los monos de San Telmo de Lizandro Chávez Alfaro. Por supuesto, no he leído toda la narrativa de Nicaragua y muy bien puedo ser injusto llevado por mi entusiasmo».
El cosmos narrativo de los cuentos está inspirado en hipótesis ficcionales que cuestionan la realidad ofrecida por la historiografía y la despojan del prurito de verdad absoluta. De esta forma, el autor reconstruye el pretérito, pero no para reproducirlo, ni explicarlo, sino para connotarlo y simbolizarlo a través de la narración.
El fictum es, entonces, el elemento transformador en los relatos y cumple una dualidad funcional: revelar la realidad escondida y crear un mundo posible. De esta manera,los datos históricos sólo sirven de marco referencial a la narración y sólo desde esa perspectiva pueden ser interpretados los acontecimientos que se relatan.
Los ojos de la imaginación y el artificio permiten al autor transformar y dinamizar la realidad. Su sistema lingüístico apela muchas veces a una visión interiorista de los hechos, y le otorga a los personajes una connotación emotiva. De esta manera, los proyecta, los trasciende, los simboliza y casi los mitifica.
Así pues, el puente que se teje entre los hilos representativos de la realidad y el mundo creado está determinado por la intriga del relato, que le permite al lector identificar la manera en que el autor aprehende el mundo, y es sólo desde esta construcción que se justifica la recreación de sus personajes y sus múltiples interacciones y la re-visión de la historia.
Cada cuento adentra al lector en un momento de vértigo en la historia de Nicaragua. Los personajes que comparten entre sí la frustración, ven sus sueños morir antes de tiempo. La angustia, la muerte, la guerra y el desengaño se convierten en los ejes temáticos de los cuentos que bien podrían agruparse en dos secciones: aquellos que rescatan un tópico o personaje de la historia nicaragüense, y los autobiográficos, por medio de los cuales Roberto Carlos Pérez hace eco de su propia vida.
El primero, «El aperreamiento», es un cuento con un título muy significativo y sugerente. Narra la historia de un cacique que es devorado por los mastines que usaban los conquistadores como método de tortura contra los aborígenes. En este relato, Roberto Carlos da vida a uno de los dieciocho caciques aperreados por Pedrarias Dávila, primer gobernador de la provincia de Nicaragua, tal y como lo narra Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés en su Historia general y natural de las Indias.
El cacique simboliza la resistencia y el espíritu de lucha de todo un pueblo. El narrador omnisciente del cuento rescata la masacre perpetrada en la plaza de León Viejo el 16 de junio de 1528, y se adentra en los pensamientos del personaje, de lo que pudo sentir o pensar, magnificando así el hálito aguerrido del mismo.
El cuento «Ruinas» toma el nombre del vals compuesto en 1904 por José de la Cruz Mena, músico leonés que murió de lepra en 1907, a los 33 años de edad, luego de sufrir la enfermedad por más de 10 años y ver sus dedos caer…«Prolongar la vida es prolongar la agonía», dice la voz de Mena en el relato de Roberto Carlos, porque soñar, en nuestro país de sombras, es prolongar la agonía.
El cambio de voz narrativa ofrece al lector un relato más interiorista, de corte reminiscente, donde el recuerdo teje los últimos momentos angustiosos de la existencia del músico. Es así que se conocen acontecimientos importantes que vivió José de la Cruz Mena, la exquisitez de sus gustos musicales de la que es conocedor el autor; pero, también, el truncamiento de sus sueños de artista y el destierro al que le condenó la lepra.
El cuento «Alrededor de la medianoche» es, quizá, uno de los relatos más emotivos de la obra de Roberto Carlos. En él rescata la figura de Alfonso Cortés, uno de los poetas más representativos dentro de la tradición poética nicaragüense.
Con lenguaje sencillo y fluido, el autor recrea el momento más oscuro en la vida del poeta: su locura. Usando la técnica de la duplicidad, el autor construye la dualidad del personaje, permitiendo que el «yo» sea el punto en el que convergen lo interior y lo exterior, lo objetivo y lo subjetivo, la realidad y el carácter ilusorio de la misma.
El soliloquio que rodea al personaje impregna el relato de un destello psicológico intenso, que juega con la prolepsis y la carga existencial que rodeó al personaje histórico. De esta manera, el drama se intensifica, se tensiona el clímax del relato, y arroja al lector en una vibrante lectura que conduce al alucinante mundo que vivió Alfonso Cortés y a quien el autor revela como un «hombre extraviado en el vacío estelar y todopoderoso».
LEA EL CUENTO QUE DA NOMBRE AL LIBRO, SIGUIENDO EL ENLACE:
Luego, el libro da un giro ─de golpe─, tal y como sucede con la caída del sol en las dunas del Sahara y pierde la inocencia de la historia en tercera persona, esa historia ajena, de momentos y personajes del pasado, segura para juicios e interpretaciones, y nos habla de la historia reciente, que por vivirla no creemos en ella, pero que igual golpea y marca.
Roberto se convierte en personaje de su propio libro, en el príncipe caído en desgracia, el poeta, el músico a quien la historia de Nicaragua le arrebató su destino. «La casa de la calle Cervantes», es sin duda, uno de los cuentos autobiográficos que componen Alrededor de la medianoche y otros relatos de vértigo en la historia. Rememora los reclutamientos en la época del sandinismo; de la guerra civil y los niños que la sufren, a pesar del esfuerzo de sus padres para protegerlos de ella. Roberto arlos desnuda en las últimas palabras de su libro a su familia y a sí mismo, en una Nicaragua que lucha por ser descubierta, «sin entender por qué la vida es cómo es, y sin poder imaginar cómo podría ser de otra manera».Por eso, en el cuento «La visita del abuelo» se identifica una catarsis, un exorcismo interno de sus más grandes demonios: la guerra y el destierro.
Sobrevivimos a un éxodo en el que muchos quedaron en el camino, pero igual que otros alcanzamos suelo seguro. Tenía once años y de la noche a la mañana, el silencio sobrecogió mi vida porque enmudecí. El destierro, el inglés y el capital de los Estados Unidos, con sus imponentes calles y edificios, aplastaron al niño para abrirle paso al adolescente que nunca logró asimilar los cambios. A veces me pregunto si en verdad tuve adolescencia. Más bien creo que mientras crecía y me cambiaba la voz, mi cabeza entró de lleno en el mundo más cruel: el de los adultos.
Roberto Carlos Pérez forma parte de esa generación de nicaragüenses hijos de la guerra, descontentos, desencantados, traicionados por una revolución que no les ve ni les oye, pero que sin proponérselo, sin siquiera saberlo, están cambiando la Historia.
*Edición de texto y corrección de estilo de Eneida Incer
