EL NUEVO PERIODISMO Y LA TECNOLOGÍA

EGO27 mayo, 2019

Por Gilberto Ríos Munguía (•)

Informar / informase; el desarrollo tecnológico de las última década está cambiando radicalmente los mecanismos de información de las masas; muchas cadenas internacionales han tenido importantes derrotas ante el periodismo ciudadano que junto a la redes sociales, medios alternativos, combatientes independientes de medios locales, conductores de programas en medios hostiles, videos aficionados, grabaciones filtradas, páginas web que aparecen y desaparecen, Julián Assange y todos esos recuerdos en microscópicos recuadros digitales que marcan nuestra conciencia.

No basta verlo, escucharlo o leerlo, la impronta de las redes y la consciencia propia y colectiva impulsa a comentarlo, compartirlo, difundirlo: intervenir. El cuarto poder que representaron los medios de comunicación masivos tradicionales vivieron su evolución por la participación del -cada vez menos- espectador, que ahora conforma el llamado quinto poder: las redes sociales.

En Honduras, la represión al periodismo alternativo o crítico ha significado más de 77 asesinatos de periodistas y comunicadores /as sociales en menos de una década, el régimen impuesto por la oligarquía y el imperialismo norteamericano, mantiene una rigurosa censura, la nueva ley penal aprobada hace un par de semanas por el Congreso Nacional contiene al menos 13 artículos que limita no solamente el ejercicio periodístico, sino también la posibilidad de opinar y compartir noticias a través de redes sociales. Lo que demuestra que la democratización de la información no es saludable para las élites.

La autocensura juega también su papel. No solamente la impunidad en los asesinatos, las nueva ley penal y el caso del afamado periodista David Romero, (a quien por difamación y calumnias han condenado a 10 años de prisión), la pauta publicitaria selectiva, las amenazas a muerte y sin número de métodos de coerción, mantienen en silencio condicionado a una gran cantidad de periodistas y comunicadores sociales.

Las nuevas tecnologías han demostrado tener también un aspecto que los usuarios /as deben tener en cuenta y es el nivel de control implícito en su uso. En internet hace muchos años se difundió ampliamente una demanda legal contra una compañía telefónica en Alemania que tuvo que entregar todos los registros que la empresa mantenía del demandante; más allá del conocido vaciado telefónico en el que se reflejan los registros de llamadas, mensajes y demás información recibida y enviada en los aparatos celulares, también aspectos como su localización y la georreferenciación permanente del usuario son registradas o monitoreadas.

El conflicto sostenido entre los intereses de las compañías norteamericanas y Huawei, también ha puesto de manifiesto preocupaciones de la “seguridad nacional” de los Estados Unidos, según afirman los propios congresistas que han mocionado por las restricciones comerciales de la compañía China. Los argumentos reflejan una realidad, al tener el control de millones de terminales y los flujos de información, ahora serán las compañías del gigante asiático las que tengan a su disposición de información de miles de millones de seres humanos. Es obvio que antes no hemos estado en mejores manos.

Los factores arriba mencionados deben llevarnos a la reflexión de la estrecha relación entre información y democracia, conocimiento y poder. Si bien el desarrollo tecnológico ha contribuido a un fenómeno totalmente revolucionario a la hora de crear una perspectiva informativa, participar de ella y difundirla, también los niveles de control de las grandes masas a través de sus preferencias y comportamientos, ponen a disposición de las élites o las grande compañías, una información igualmente valiosa que podría ayudarlas a lograr su dominación de la conciencia humana.

(•)Dirigente del Partido Libertad y Refundación.

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