EL DERECHO A VIVIR EN PAZ

EGO6 noviembre, 2019

Juan Carlos Sikaffi, presidente del consejo de la empresa privada en el país ha dicho: “Déjennos trabajar”. A raíz de pequeñas protestas que se han dado en país.  ¿Qué pasaría si viviera en otros países? Chile, por ejemplo.  Representante de empresarios incapaces de generar empleos masivos en el país. Condición que ha   obligado a muchos compatriotas a emigrar hacia otros países, mientras que otros- hombres y mujeres- se levantan cada mañana con la ilusión de lograr un empleo. Son enormes las filas de personas en las «maquilas» o tiendas en busca de un empleo. Pero los «empresarios» nuestros prefieren tener sus capitales en los bancos y seguir haciendo comparsa con el régimen. Haciéndose de la vista “gorda” ante el cierre de empresas producto de condiciones mininas para operar, siendo el gobierno el obligado a garantizarlas.

Don Juan Carlos Sikaffi pide tranquilad para que él y los suyos sigan bien, no importando lo que pase alrededor. ¡Empresario falto de miras! Sí el resto de la población no tiene empleo para poder comer, tarde o temprano, será visitado y la tranquilad de la que aun goza, será sacudida.

«Nos quieren volver a joder la Navidad». Ha escrito el diputado David Chávez, haciendo referencia a un supuesto golpe estado y las protestas en las elecciones pasadas cercanas a diciembre. ¿Pero de qué navidad habla Don David Chávez? De su navidad donde gana 100,000 lempiras mensuales más un recién aprobado fondo departamental o la del 68% de hondureños y hondureña que viven en pobreza. La navidad de aquellos que no saben si llegarán a diciembre porque la violencia golpea a diario, donde el vivir cada día es una permanente batalla. La Navidad de las y los hondureños que mueren por falta de atención médica. Las fiestas de fin de año donde muchas compatriotas quisieran regalar un juguete a sus hijos, la de familiares que quisieran estar al lado de los suyos pero que no pueden porque tuvieron que irse a otro país en busca de oportunidades que en su país se las robaron.

Por supuesto que la mayoría de la población hondureña quisiera tener su navidad, trabajar, vivir en paz, a la que tiene derecho. Pero cada vez más la población sabe que esa paz le fue robada y que la única forma de recuperarla es luchando contra quiénes los oprimen. La población sabe que la paz que ofrece la élite gobernante es la de los sepulcros. Sabe que si exige tierra le dan una donde quepa con una profundidad de 3 metros.

La población hondureña tiene derecho a presenciar un partido de fútbol lejos del temor que no regresara más a su hogar.

Las mujeres a caminar con tranquilidad por las calles.

Los usuarios del trasporte público sin el temor al asalto.

La población cada vez más va tomando consciencia que la paz anhelada no vendrá por voluntad de la clase inhumana, corrupta, asesina y narcotraficante, sino que será mediante una lucha estratégica en donde la rendición no es opción.

Las hondureñas y hondureños tienen derecho a vivir en paz, pero van aprendiendo que los derechos no se mendigan, sino que se conquistan mediante la protesta permanente.

 

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