CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA POLÍTICA EN HONDURAS

EGO19 abril, 2018

Por Óscar Esquivel

La crítica, para una sociedad, para un gobierno e incluso para un partido político a lo interno, es de suma importancia para crecer, avanzar, corregir y conducirse hacia estadios de desarrollo en beneficio de las mayorías. Sin embargo, existe una condición para recibir y propiciar una crítica, ya sea ésta constructiva o destructiva, y es que el individuo receptor de la crítica esté en disposición de hacer las cosas correctamente, que tenga la voluntad de mejorar. Muy pocos individuos logran alcanzar esta condición a lo largo de su vida, sobre todo nuestros gobernantes.

La crítica hacia un gobierno podría ser destructiva, con el propósito de hacerle mal e incluso hasta derrocarlo. Sin embargo, un gobierno inteligente podría hacer uso de esas críticas y aceptarlas en caso de tener razón, y mostrar apertura e inteligencia emocional. Si la justa crítica no es recibida, el gobernante se muestra despótico y enemigo de la razón. Hace ver al emisor de la crítica como persona de luces, que temprano o tarde será recompensado por la población.

La crítica constructiva es recompensada por las mayorías, pues se hace pensando en el bienestar de ellas. Una crítica constructiva también puede ser utilizada por la oposición política, que busca en determinado momento alcanzar el poder político. Decía el comandante Hugo Chávez que si no existe la oposición hay que crearla, pues de ellas es que se espera que señalen los desaciertos. Es del enemigo político que se espera que señale sólo lo malo y un gobierno inteligente sabrá hacer buen uso de la crítica.

La autocrítica, no obstante, es muy poco usada en nuestro medio. Conociendo la recepción de la crítica, no es de extrañar la reacción que provoca la autocrítica por los mismos partidarios. Hay que darle la bienvenida a la autocrítica, pues sólo busca lo mejor, ya sea a lo interno del gobierno o a lo interno de una organización política. No hay que temerle, hay que alimentarla; empero, la advendrán aquellos gobernantes o individuos guiados por nobles intereses y no egoístas. “Varias cabezas piensan mejor que una,» dice el refrán. Aún los grandes sabios de la historia humana se dejaban asesorar, se dejaban guiar, a diferencia de muchos gobernantes o líderes políticos de hoy, que se blindan de personas para no ser «rozados ni con el pétalo de una flor»; se rodean de un grupo de personas para ser adulados y siempre dispuestos para atacar a cualquiera que amenace con inquietar su aura de hombre de verdades absolutas. Nunca entendieron (a lo mejor no lo han leído) que Odiseo prefirió amarrarse de pies y manos a un mástil para no sucumbir al canto de sirenas.

Hay gobiernos despóticos y también hay opositores políticos que no entienden y no saben hacer oposición política porque los mueven otros intereses particulares y no intereses colectivos. Se necesita tener voluntad y capacidad para saber entender y apreciar la crítica y autocrítica. No obstante, los que se nieguen a darles apertura serán castigados tarde o temprano, porque al pueblo, al que siempre han considerado ignorante, no lo es. Hay una inteligencia natural que viene desde el momento mismo del nacimiento del ser humano y esa sabiduría pertenece al pueblo.

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