CHOLUTECA BAJO EL AGUA

EGO10 junio, 2016

Innumerables estudios nos muestran que toda América Latina padece del mismo mal: inundaciones urbanas. Las inundaciones se dividen en dos tipos: fluviales y pluviales. Diversas razones son las causantes de este tormento que resisten día a día los diferentes países de América Latina en áreas urbanas, suburbanas y rurales, pero pueden resumirse en unas pocas: severas deficiencias estructurales en el drenaje pluvial urbano, la inexistencia de una adecuada planificación urbana, insuficiencia de infraestructura básica (agua potable, saneamiento, drenaje pluvial y residuos domiciliarios), entre otras.

En cada temporada de lluvias los noticieros salen como pescadores con su red a la captura de las diversas historias trágicas que vive/sufre un elevado porcentaje de la población hondureña. Rara vez un medio de comunicación, además de su elemental proceso de información, dicta medidas para solucionar o aplacar los infortunios climáticos. Todo parece indicar que año con año se está a la espera de la temporada, preparándose, en este interminable ciclo, para cubrir los desastres acontecidos y formular las mismas preguntas que antaño hicieron a los mismos entes de contigencia y a los gobiernos de turno. Digamos que es parte de nuestra vida absurda y del espectáculo de la cotidianidad del tercer mundo. De pronto, surgen algunas valoraciones sobre el gasto de los medios de comunicación audiovisuales y de la prensa escrita y radial al cubrir los desastres naturales, que bien podrían prevenirse. También podemos permitirnos el lujo de imaginar el desastre que sería para estos medios de seguirse un plan adecuado de prevención y contingencia.

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A menudo oímos decir a los entrevistados que la culpa es de quienes botan basura en las calles y obstaculizan el drenaje de aguas negras, que es una cuestión de educación, que los únicos culpables son las personas de escasos recursos y con poca educación (como si la educación no fuera una obligación del Estado). Pero esa tan recordada educación solo aflora en invierno y no en campañas educativas sobre la clasificación de los desechos para la protección del medio ambiente. Tampoco se hace un estudio comparativo de porqué quienes sufren las inundaciones no son las personas que viven en zonas exclusivas sino las de escasos recursos. Se omite que seguramente en la planificación urbanística ingenieros civiles e ingenieros en recursos hidrícos aconsejaron la ubicación precisa dónde sí podía construirse una residencial. Se eleva la plusvalía. Es entonces cuando aparece esa dualidad terrible de la exclusión. ¿Quiénes pueden acceder a comprar lotes en los mejores sectores de la ciudad? ¿Quiénes deben conformarse para optar a las demás zonas? ¿Y quiénes, lejos de conformarse, les toca sin elección alguna vivir en los peores asentamientos, en las zonas de mayor riesgo?

Toda Honduras se ve afectada porque la vulnerabilidad física, económica y sociocultural antes las inundaciones van incrementándose.

Según informe LATINOSAM, realizado en noviembre de 2007, más del 41% de la población mundial no tiene acceso a la calidad de vida saludable que únicamente el saneamiento puede ofrecerles. Solo en América Latina y el Caribe más de 120 millones de latinoamericanos carecen de acceso a sistemas mejorados de saneamiento. El mismo informe indica que de todo el continente Honduras es uno de los países con los indicadores más bajos. El mismo informe indica que solo el 11% de las aguas residuales domésticas en el país son tratadas. Costa Rica con un 37%, Guatemala 9%, Haiti 5%, El Salvador 3% y Nicaragua con el 50%.

Invirtamos los valores: en Honduras el 89% de las agua residuales no son tratadas.

Ahora bien, uno de los mayores errores del país es creer que el enfoque clásico del drenaje urbano es la única solución a los problemas de las inundaciones. Varios expertos en el tema lo declaran como no beneficiosa la realización de obras de conducción como ser la cuneta, canaleta, canales, conductos, entre otros, mediante el cual se pretende maximixar la interconexión de superficies generalmente impermeabilizadas. ¿Qué quiere decir? A mayor superficie de concreto, mayor la inundación. Al impermeabilizar los canales para el desagüe, no habrá absorción de agua por tierra. Esto lo que hace es convertir el proceso de absorción en un proceso de demora, lo que genera retención de agua sobre las superficies hasta que por fin pueda ser evacuada tiempo después de finalizada la lluvia.

La historia de la casa del agua del escritor uruguayo Felisberto Hernández parece hallar grata resonancia en la mundana realidad.

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Un viaje al pasado

Pero vayamos hacia el pasado. En el valle de Copán, Honduras, se descubrió la zona residencial maya y la llamaron «Las sepulturas». A unos pocos kilómetros de la Plaza, junto al río, también se encontró un muro de contención construido por la élite maya. En esa zona, entre senderos y árboles, vivieron artesanos, guerreros y gobernantes de Copán como Uaxaaclajuun Ub’aah K’awiil, 18 conejo, décimotercer gobernante de la dinastía Maya. Para proteger la zona arqueológica, el gobierno de Honduras construyó otro muro que salvaguardara al muro construido por los mayas. Después del azote del Huracán Mitch, el muro construido en la actualidad fue, si no destruido, severamente dañado, no así con el muro maya que tenía cientos de años de haberse construido.

¿Qué se interpreta? Lo que mencionamos anteriormente: de no haber sido «Las sepulturas» una residencial perteneciente a la élite, ese muro habría caído. Conclusión: para los simples plebeyos el riesgo a sufrir los estragos de la naturaleza son aún mayores.

De los más de 8 millones de habitantes de Honduras, unos 3.5 millones, casi la mitad, no tienen servicio de agua potable y más de dos millones no tienen saneamiento. Esto se da más en las zonas rurales y pobres.

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La función del Estado de Honduras

El Estado, como responsable de propiciar el bienestar económico, político, social y cultural de los hondureños, es responsable de cuatro funciones básicas:

  1. Garantía de acceso a servicios de Agua Potable y Saneamiento de calidad y con eficiencia a la población.

  2. Ampliación de la cobertura del servicio, especialmente en comunidades rurales y en comunidades urbanas de escasos recursos.

  3. Garantía, bajo principio de solidaridad, de acceso al agua potable a sectores excluidos del servicio por razones de pobreza.

  4. Gestión de recursos para el desarrollo de servicios de agua potable y saneamiento, estableciendo las prioridades, los criterios de recuperación de inversiones, asignación de capital, acorde con capacidades financieras respectivas.

La falta de cobertura corresponde a un problema de equidad social, con efectos graves en la salud y calidad de vida.

Existe una Ley Marco de Agua y Saneamiento. También diferentes instancias como el Consejo Nacional de Agua y Saneamiento (CONASA), encargada de la formulación y aprobación de políticas y desarrollo de estrategias.

El CONASA está conformado por representantes del gobierno central, de los gobiernos locales, de las Juntas Administradoras de Agua y de los usuarios de los servicios. El CONASA se apoya en una Secretaría Técnica y un Secretario Ejecutivo.

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Aguas de Choluteca

La Empresa Aguas de Choluteca S.A. es una empresa mixta de carácter privado, creada para proveer servicios de agua potable y saneamiento en el término jurídico del Municipio de Choluteca, habiéndose constituido como Sociedad en el mes de junio del año 2001, e iniciado operaciones en junio del 2002. Actualmente la Empresa se encuentra contratada por la Municipalidad de Choluteca, para proveer los servicios de agua potable, alcantarillado sanitario y manejo de desechos sólidos a los ciudadanos del municipio.

Su visión es ser una Empresa especializada en una provisión de servicios de agua potable y saneamiento básico caracterizada por el cumplimiento de estándares nacionales e internacionales de calidad, eficiencia y eficacia, con enfoque principal hacia la protección del ambiente y satisfacción de nuestros clientes.

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Foto de Fabyola Medrano

UN ZOOM a la Realidad

Desde hace aproximadamente 12 a 15 años los habitantes del Barrio La Cruz, Choluteca, han venido soportando inundaciones a causa del mal sistema de escurrimiento superficial de aguas. Cada temporada de lluvia sus casas se inundan por completo. Recurren a baldes para sacar el agua que llega a sobrepasar la altura del inodoro. El agua que entra a las casas proviene del drenaje (cuneta) detrás de sus casas. Es insólito pensar que durante más de 60 días las familias deban desvelarse horas para realizar este trabajo. Se han quejado ante las autoridades municipales pero no han resuelto absolutamente nada.

Ana Larín asegura que «la cuneta que pasa por bajo» se rebalsa después de la «construcción de una casa de dos plantas sobre la plancha». Claudia, dueña de una pulpería, y que también dedica horas a barrer el agua con su escoba para sacarla de casa, durante el lapso de lluvias, dice que «este problema es consecuencia del Huracán Mitch», que la zona quedó vulnerable.

«Ya no se puede vivir aquí», «lo que nos toca pagar a los pobres, mientras otros duermen bien tranquilitos en sus casas a nosotros nos toca desvelarnos». Y, en efecto, en su casa se inunda el patio, cocina y sala, las habitaciones y el baño, llegando el nivel del agua más alto que la taza del inodoro.

Al consultarle a la profesora Eleodora por qué cree que sigan sucediendo estos desastres, responde que se debe al «desinterés de la alcaldía para proteger y preveer desastres».

La responsabilidad recae en el Estado, cuya ley no se cumple, en las autoridades municipales, que gastan grandes cantidades de dinero en infraestructura (pavimentación de calles). También a la falta de interés, pues hay muchas Ong’s cooperando con la ciudad. La municipalidad debería gestionar recursos para evitar que sigan las pérdidas de varios sectores de la población, ya que el Barrio La Cruz no es el único que sufre inundaciones.

Denia Castillo, abogada y defensora de los derechos humanos, trabaja en un programa de Cáritas de protección al medio ambiente, aconseja, a los que sientan que sus derechos están siendo violados, acudir al CONADEH, ya que la Unidad Municipal del Ambiente y Aguas de Choluteca no se responsabilizan, pese a que es su obligación, en prestar el servicio de calidad según lo establecido en la ley.

Una progresiva participación organizada de los diferentes sectores involucrados deberá fortalecer la búsqueda de la solución real de los problemas existentes.

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